Un “rayo de sol” contra la opacidad

Democracias tan consolidadas y estables como la de Estados Unidos de América, siguen teniendo hoy en día una asignatura pendiente con la transparencia y la rendición de cuentas del gobierno. La prueba de este hecho se constata con los numerosos escándalos políticos que se han ido destapando a lo largo de la historia estadounidense.

El periodismo de investigación siempre ha tenido un papel protagonista a la hora de denunciar las prácticas más deshonestas de los políticos norteamericanos, pero la ayuda de los propios funcionarios de la administración ha sido la piedra angular que ha permitido conocer qué sucede dentro de la cúpula de Washington, consiguiendo más de una vez que altos cargos de la política, incluido el presidente Ronald Reagan, hayan sido destituidos de sus asientos en el Congreso, Senado y la propia Casa Blanca.

El concepto de open government lleva muchos años pesando sobre la conciencia gubernamental de Estados Unidos, más concretamente desde el año 1955 y gracias al trabajo de investigación y divulgación del político John E. Moss, quien elaboró diversos informes y audiencias sobre la política de información del gobierno norteamericano.

Como consecuencia de la labor de este demócrata, junto con el esfuerzo de otros legisladores de la época, en 1966 el presidente Lyndon Johnson promulgó la Ley para la Libertad de Información (Freedom of Information Act) por la cual, los ciudadanos estadounidenses veían reconocido su derecho para acceder a la información gubernamental, y hacerlo valer ante el Tribunal de Justicia en caso de ser vulnerado.

Sin embargo, la corrupción y los escándalos han seguido salpicando la escena política de Estados Unidos. Parece que son pocas las instituciones del gobierno que se libran de los titulares sensacionalistas y vergonzosos, ya que parece ser que la carrera hacia el Congreso, el Senado o la Casa Blanca está lleno de tentaciones que se ofrecen para financiar campañas electorales, a cambio de que los candidatos tengan tratos de favor con sus mecenas, cuando alcanzan el cargo al que aspiran.

En esta línea existen muchos nombres propios, pero sin duda el más reciente y destacado es el de Jack Abramoff, quien según un titular de Euronews en 2006, «hizo temblar a Washington» al declararse culpable y querer colaborar con las autoridades en un caso de corrupción parlamentaria, en el cual se implicó a más de 300 congresistas de ambos partidos políticos, por tráfico de influencias y aceptar sobornos del señor Abramoff a cambio de favores gubernamentales.

Con ejemplos de esta índole, presentes en ambas ideologías y en todas las administraciones, cabe pensar que el popular dicho de «el poder corrompe» no tiene límites; parece que muchas personas que llegan a puestos de poder o con un alto grado de responsabilidad utilizan su situación de privilegio para beneficiarse personalmente, olvidando el juramento a las leyes de su país y el compromiso social que adquieren como representantes de los ciudadanos que les han votado.

Sin embargo, no todo es oscuridad en los gobiernos; las sociedades ya no están compuestas por individuos pasivos, y gracias a los grandes avances de la tecnología de la información cada vez existen más movimientos ciudadanos que luchan por hacer de sus gobiernos instituciones más responsables y comprometidas, exigiendo a cada organismo público su deber de rendir cuentas y ser transparente con cada ciudadano que desea estar informado.

Una de estas organizaciones que destaca notablemente en Estados Unidos por su labor es la Fundación Sunlight. Sin ánimo de lucro y declarada como no partidista, en 2006 puso en marcha su proyecto bajo el lema Haciendo al gobierno responsable y transparente, utilizando Internet como catalizador para la apertura del gobierno norteamericano hacia la sociedad de la información.

El propio nombre de la fundación es toda una declaración de intenciones; Sunlight está inspirada en una cita del juez Louis Brandeis del Tribunal Supremo de Justicia: «se dice que no hay mejor desinfectante que la luz del sol», y esa es la razón de ser de esta organización, ser un foco de luz sobre la Administración del Estado, capaz de erradicar cualquier atisbo de corrupción, y permitiendo a los ciudadanos ser los principales activos de este desinfectante.

Actualmente en Estados Unidos ya existen diversas asociaciones y organizaciones que se dedican a divulgar información del gobierno y tienen el mismo objetivo de Sunlight: lograr que los congresistas y senadores se esfuercen más por dar respuestas a los ciudadanos. Para aquellos que se pregunten cuál es el valor añadido que aporta esta fundación, cabe destacar una serie de proyectos que tienen como epicentro la tecnología punta de la informática al servicio de los ciudadanos.

Como indica en el vídeo de presentación de la propia fundación, Sunlight utiliza Internet para compartir información, pero no se limita a copiar los datos que llegan del gobierno sino que va mucho más allá, elaborando y traduciendo la información a un lenguaje más sencillo y comprensible para las personas que no son expertas en información política o económica. De esta manera, se convierte en una fuente de información alternativa a las fuentes oficiales de la Administración, dirigida sobre todo a la ciudadanía, pero también a los medios de comunicación de todo el mundo.

Otra de las aportaciones más relevantes de esta fundación es la creación de herramientas software para los usuarios de Internet, facilitando el encuentro de datos y permitiendo a los usuarios optimizar el tiempo de búsqueda. Como elementos más destacados dentro de su trabajo, se encuentran los Laboratorios Sunlight (Sunlightlabs.com), una comunidad de diseñadores de códigos que han logrado abrir las puertas del Congreso a tiempo real a través de la red, gracias a proyectos innovadores como los servidores de datos Realtimecongress y Realtimecongress_server. Cualquier ciudadano puede acceder desde estos enlaces a la información que está generando en el Congreso en el mismo momento, desde votos, facturas, documentación política, hasta el acceso a las cámaras de vídeo.

En esta misma línea de trabajo para lograr una apertura total del Congreso, Sunlight lleva desde 2007 desarrollando el proyecto The Openhouse, una idea revolucionaria que lleva por bandera la colaboración y cooperación entre los miembros del Congreso, los expertos en legislación e información del gobierno, las organizaciones sin ánimo de lucro y los bloggers, para lograr que la Cámara de Representantes sea una ventana abierta en Internet, mostrando sus actividades en tiempo real.

Este proyecto actualmente está siendo estudiado por todas las partes interesadas, ya que el punto de inflexión está en identificar las áreas de información que el Congreso puede permitir el libre acceso sin perjuicio de la protección de datos, intimidad o secretos de estado. Como otro de los pilares en que se apoya la labor de Sunlight, no se deben olvidar los Informes de Grupos que publica.

Estos informes utilizan la técnica del periodismo de investigación para informar sobre datos poco populares de la Administración, como por ejemplo identificar a las entidades que tiene prohibido por ley obtener contratos con el gobierno, la contabilidad de las campañas electorales o listados de personas. Estos informes se redactan a partir de datos federales y son un ejemplo de cómo utilizar la información de fuentes oficiales para hacer que el gobierno sea responsable y transparente.

Por último, cabe mencionar Sunlight en directo, la comunidad on-line de la fundación, que a través de eventos y de la comunicación entre todos los ciudadanos pretende seguir creciendo con nuevas ideas, proyectos y objetivos alcanzables para lograr que el open government sea un hecho más tangible y presente, y sea menos un proyecto de futuro.

En los seis años de vida de esta joven fundación, además de las iniciativas y proyectos anteriormente descritos, también ha dado otros frutos y ha apoyado a otras organizaciones sin ánimo de lucro, para que entre todas puedan abarcar un ámbito de acción federal; de los 3,5 millones de dólares que su fundador, Michael Klein, donara para poner en machar las actividades de Sunlight, también han servido para subvencionar a otras fundaciones y proyectos con distintos objetivos, pero siempre en la dirección hacia la rendición de cuentas; entre los beneficiarios se encuentran la ONG OMG Watch que desarrolla bases de datos sobre los contratos y subvenciones que concede el gobierno estadounidense, el Center for Responsive Politics, dedicado a supervisar la financiación de las campañas políticas, o el Center for Media and Democracy, que desarrolla el proyecto Congresspedia, una página on-line similar a la conocida Wikipedia, donde volcar la información profesional y biográfica de los miembros del Congreso.

A pesar de los logros y avances de la Fundación Sunlight, todavía le queda un importante recorrido hasta alcanzar su máxima de desinfectar la política del virus de la corrupción. Como demuestran los proyectos de esta organización estadounidense, la legislación de los estados en materia de transparencia no es la solución absoluta; donde llega el límite de la ley comienza la labor ciudadana, aprovechando el abanico de posibilidades que ofrecen las tecnologías y el ilimitado poder de la imaginación, se debe seguir innovando para concienciar a la sociedad de que el poder de la transparencia está en cada persona que hace preguntas y ejerce su derecho a saber.

Por Beatriz C. Martisi
@Bc_MaRTiSi

Leer también:

El closed-government de Obama

Comentarios