La industria farmacéutica se vuelca y reinventa para vencer al coronavirus

La industria farmacéutica está trabajando contra reloj y en colaboración con administraciones públicas, hospitales, organizaciones sin ánimo de lucro y centros de investigación para encontrar lo antes posible tratamientos y vacunas contra el coronavirus.
<p>Foto: Farmaindustria.</p>

Foto: Farmaindustria.

Las compañías del sector farmacéutico llevan semanas trabajando contra reloj para afrontar la crisis sanitaria.

Desde el inicio de la pandemia la labor del sector privado está siendo esencial no solo para dar con una vacuna, sino también para estudiar la utilidad de distintos fármacos que ya se encontraban en el mercado, esta vez para afrontar la COVID-19. En ocasiones, coordinándose con los investigadores del sector público como el CSIC y con centros hospitalarios para llevar a cabo ensayos clínicos y dar con soluciones lo antes posible.

Actualmente, son los dos ejes de actuación que mueven a la industria farmacéutica en todo el mundo. Se calcula que ya hay más de 150 proyectos de I+D a nivel global que buscan tratamientos con una evidencia clínica completa. Según datos de la Asociación Nacional Empresarial de la Industria Farmacéutica (Farmaindustria), unos 73 ensayos clínicos de medicamentos contra el coronavirus han sido aprobados o están ya en desarrollo en hospitales españoles. En ellos están implicadas 11 compañías asociadas a la patronal.

Además, en España se han puesto en marcha otros 87 estudios observacionales para evaluar la efectividad de ciertos fármacos en la práctica clínica real. Unas pruebas que están suponiendo más de 434 participaciones de hospitales españoles y de las que se beneficiarán hasta 28.000 pacientes, según datos del Ministerio de Sanidad.

Desde la Organización Mundial de la Salud se aseguraba recientemente que España es el cuarto país del mundo y el primero de Europa en el que más ensayos se están llevando a cabo para hacer frente al SARS-CoV-2. Solo le superan China, EE.UU. e Irán.

El potencial de España en ensayos clínicos

En esta posición predominante no solo tiene que ver el hecho de que España sea uno de los puntos del mundo más castigado por la enfermedad. Sobre todo incide la experiencia en este campo de la I+D.

“En los últimos años España se ha convertido en una potencia para desarrollar ensayos clínicos, gracias a la existencia de un sólido sistema sanitario”, asegura Humberto Arnés, director general de Farmaindustria.

Este añade a la lista “el prestigio de los investigadores y médicos españoles; una infraestructura logística e investigadora bien desarrollada; una Administración sensible y una legislación pionera en materia de investigación clínica; unas organizaciones de pacientes cada vez más implicadas, y una industria comprometida con la investigación”.

De momento son once las compañías que están realizando investigaciones en España sobre medicamentos potenciales contra el coronavirus, aunque se espera que lleguen más en las próximas semanas.

Desde la Organización Mundial de la Salud se aseguraba recientemente que España es el cuarto país del mundo y el primero de Europa en el que más ensayos se están llevando a cabo para hacer frente al SARS-CoV-2.

Una de las más renombradas ha sido la realizada con la hidroxicloroquina, un medicamento contra la malaria, la artritis y el lupus. Su eficacia contra el virus está siendo evaluada gracias al apoyo de las compañías españolas Rovi y Rubió y las filiales de Gebro y Novartis instaladas en este país. Cuentan con la participación de 62 hospitales en trece comunidades autónomas y han involucrado a más de 4.000 profesionales sanitarios.

Novartis también desarrolla en España otros estudios para probar la eficacia de un par de fármacos ya autorizados para distintos tipos raros de cáncer y enfermedades inflamatorias. Una vía que también están siguiendo otras firmas internacionales como Sanofi, Roche, Abbvie, Jazz Pharmaceuticals, Sobi y AstraZeneca, que han apostado por diversos hospitales españoles para probar sus fármacos.

“Estamos fomentando la investigación de aquellos productos que tenemos ya en nuestro pipe line y que pensamos que pueden tener un papel fundamental para el tratamiento de los pacientes con COVID-19”, comenta Beatriz Pérez, directora del Departamento Médico de Roche en España.

Junto a ellas, la española Reig Jofre ha iniciado un estudio entre un colectivo de 300 profesionales de la salud con un riesgo elevado de contraer la COVID-19. A estos se administrará un complemento alimenticio oral, ideado inicialmente para prevenir la tuberculosis, que podría ser eficaz para reducir la incidencia de la infección.

A esta labor centrada en la COVID-19 se añade la continuidad de los ensayos clínicos que se estaban realizando antes de la llegada de la crisis sanitaria y que abarcan otras patologías críticas, como el cáncer o la diabetes.

El objetivo es intentar preservar el ritmo de desarrollo de nuevos medicamentos y garantizar a los pacientes que estaban participando en estos procesos el mantenimiento de sus tratamientos de la forma correcta y en condiciones de seguridad.

Reinventando las fórmulas de trabajo

Prácticamente todos los ensayos que han arrancado en las últimas semanas intentan darle una nueva utilidad a fármacos ya aprobados para que su implantación en el mercado sea rápida y se pueda ampliar al máximo el arsenal terapéutico contra el SARS-CoV-2.

Una fórmula de I+D que ya se utilizaba pero que ahora está despuntando por la necesidad del momento. Y en la que la colaboración entre entes públicos y privados está siendo habitual.



Uno de los ejemplos comentados anteriormente, el de Reig Jofre, se está desarrollando en cooperación con el Instituto de Investigación Germans Trias i Pujol y el Instituto Universitario de Investigación en Atención Primaria Jordi Gol. “Dos instituciones de carácter público de primer nivel”, asegura Carles Nieto, director científico de Reig Jofre, que reconoce que es una característica habitual en la mayoría centros de investigación españoles.

“Hay que tener en cuenta que llevar a cabo todas las fases de un ensayo clínico conlleva una media de 10 a 15 años de trabajo. Reducir esos tiempos requiere la mayor colaboración entre todas las partes, adaptación y esfuerzo”, apunta Javier Malpesa, responsable de Investigación Clínica de Novartis en España.

Y añade: “En nuestro caso, hemos abierto nuestras bibliotecas de moléculas y hemos gestionado con agilidad las solicitudes de grupos independientes de investigación para probar algunos de estos compuestos, o medicamentos ya en el mercado aprobados para otras indicaciones, para evaluar su eficacia en los pacientes”.

Desde su punto de vista, la situación generada por la COVID-19 está transformando la manera de gestionar los ensayos, “potenciando las herramientas digitales para gestión remota y virtual de ciertos aspectos del desarrollo. Ahora habrá que ver cuáles de estos cambios se van asentando y cómo se estandarizan para asegurar el cumplimiento de todas las legislaciones y regulaciones que velan por su integridad”.

<p>Gráfico: Farmaindustria.</p>

Gráfico: Farmaindustria.

Una unión mundial frente a una amenaza común

Un punto que va a estar íntimamente ligado a ACT Accelerator, una alianza mundial para acelerar el desarrollo y la producción de terapias y vacunas frente al coronavirus, y también para garantizar que estos fármacos sean asequibles y estén disponibles para todo el mundo de manera equitativa.

La iniciativa está liderada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y en ella participa la Federación Internacional de la Industria Farmacéutica (Ifpma), a la que está asociada Farmaindustria. También se han adherido a ella multitud de organizaciones sin ánimo de lucro alineadas con el sector salud y diversos gobiernos, entre ellos el de España.

“Ahora, al unirse a este proyecto de colaboración global, la industria biofarmacéutica innovadora puede trabajar con todas las partes interesadas para ayudar a acelerar el desarrollo de medicamentos y vacunas seguras y eficaces, compartir herramientas y conocimientos para probar posibles terapias, aumentar las capacidades de fabricación y compartir datos de ensayos clínicos en tiempo real con gobiernos y otras empresas de todo el mundo”, indican desde Farmaindustria.

Su funcionamiento está siendo muy parecido al de la Iniciativa de Medicamentos Innovadores, un programa de colaboración público-privada financiado a partes iguales entre la Comisión Europea y la industria farmacéutica del continente que tuvo bastante éxito durante la crisis del ébola, hace ya cinco años.

“La experiencia y capacidad de la industria farmacéutica para desarrollar y producir un medicamento a gran escala será fundamental para garantizar que el tratamiento pueda estar disponible de manera casi inmediata una vez aprobado”, explica Iciar Sanz de Madrid, directora del Departamento Internacional de Farmaindustria.

Desde su punto de vista, las soluciones terapéuticas que han surgido durante la pandemia son buenos ejemplos de ello. “El modelo de desarrollo de medicamentos es cada día más abierto, colaborativo y global; requiere de la cooperación entre compañías farmacéuticas y centros de investigación tanto públicos como privados, y de un gran número de expertos en todo el mundo con conocimientos pluridisciplinares y trabajando en lugares muy diversos”, explica.

Otras líneas de actuación

Más allá del trabajo constante de estas empresas en sus labores de I+D, también es importante poner sobre la mesa otras líneas de actuación que están llevando a cabo para superar la crisis sanitaria con mejores perspectivas.

Un ejemplo es el de la labor productiva de sus fábricas, que han reforzado su actividad para garantizar el suministro de medicamentos y evitar desabastecimientos. En total han sido 82 los centros de España que no solo han mantenido su actividad sino que la han multiplicado para poder atender el aumento de la demanda.

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<p>Las plantas de producción garantizan el abastecimiento de medicamentos. Foto: Farmaindustria.</p>

Las plantas de producción garantizan el abastecimiento de medicamentos. Foto: Farmaindustria.

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<p>La fabricación de medicamentos no se detiene en la planta de producción de Menarini en Badalona. Foto: Menarini.</p>

La fabricación de medicamentos no se detiene en la planta de producción de Menarini en Badalona. Foto: Menarini.

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<p>Operario de almacén en el centro logístico de Sant Feliu de Buixalleu de Ferrer. Foto: Ferrer.</p>

Operario de almacén en el centro logístico de Sant Feliu de Buixalleu de Ferrer. Foto: Ferrer.

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<p>Profesionales sanitarios de las compañías de Farmaindustria, a disposición del SNS para colaborar sobre el terreno contra la pandemia. Foto: Farmaindustria.</p>

Profesionales sanitarios de las compañías de Farmaindustria, a disposición del SNS para colaborar sobre el terreno contra la pandemia. Foto: Farmaindustria.

De hecho, para evitar que falten productos en hospitales y en las oficinas de farmacia, los principales agentes del ámbito farmacéutico (empresas, distribuidoras, colegios de farmacéuticos, gestores públicos, etc.) se están reuniendo frecuentemente.

De la misma manera, se mantiene un contacto casi diario con la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) para controlar el stock y ajustar la producción de aquellos productos que sean más necesarios.

También se han puesto en marcha proyectos formativos, informativos y solidarios que han ayudado a capear el temporal. Como la campaña #CuídateEnCasa, con un mensaje dirigido a la ciudadanía para evitar su paso por hospitales y centros de salud en las peores semanas de la pandemia.

Y también para informar sobre el constante trabajo de la industria para dar con nuevos tratamientos y que ningún paciente, especialmente crónicos o con dolencias agudas, se quede sin sus fármacos. Palabras que buscaban tranquilizar, concienciar y evitar el almacenamiento innecesario.

A todo ello se añaden iniciativas solidarias como las donaciones. Se calcula que se han superado los 12 millones de euros, aportados por unas 40 compañías en concepto de medicamentos, respiradores, geles hidroalcohólicos y material de protección sanitario como mascarillas, guantes, pantallas y gafas, entre otros productos.

Son muchos los ejemplos. Como el de Novartis, que ha donado cerca de un millón de dosis de hidroxicloroquina para el tratamiento de pacientes españoles. Esteve ha proporcionado equipos de protección a profesionales sanitarios, además de alimentos para familias vulnerables. GSK ha distribuido a cerca de 4.500 farmacias españolas más de 27.000 pantallas de protección faciales. Y Bayer ha aportado 800.000 euros para la compra de material sanitario para el Sistema Nacional de Salud.

Incluso se han dado casos de profesionales de los laboratorios que se han ofrecido como voluntarios para echar una mano en puntos de especial necesidad: hospitales, centros residenciales de personas mayores o en cualquier otro espacio donde sea necesario atender a las personas infectadas.

Se calcula que han optado por esta vía unos 250 especialistas, en su mayoría estudiantes de último año y personal jubilado. “Se han puesto a disposición, fundamentalmente, de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, del Departamento de Salud de Cataluña y de los colegios profesionales de ambas autonomías para cooperar”, comentan fuentes de Farmaindustria.

Parece claro que en la salida de la crisis sanitaria la industria farmacéutica está teniendo (y va a mantener) un papel más que esencial. Gracias a los recursos aportados y a su cooperación con centros de investigación y hospitales, las perspectivas de muchos pacientes están mejorando. Y los esfuerzos que desde estas empresas se están realizando probablemente desemboquen en una vacuna que nos haga fuertes contra el virus.

Contenido realizado bajo acuerdo de colaboración con Farmaindustria.
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