La I+D+i, un ejemplo exitoso de colaboración público-privada

La XIV Conferencia Anual de las Plataformas Tecnológicas de Investigación Biomédica plantea nuevos servicios y conceptos que están empezando a traducirse en oportunidades socioeconómicas para España, de mejora de procesos sanitarios y de creación de riqueza y de puestos de trabajo de alto valor añadido.

Hace más de cien años Miguel de Unamuno y José Ortega y Gasset iniciaron una célebre discusión que versaba, entre otros aspectos, sobre las bondades (o no) de la investigación, el desarrollo y la innovación. Aquel “¡Que inventen ellos!” que pronunciaba Unamuno para referirse a la falta de espíritu científico de España frente a sus vecinos europeos sigue siendo aún hoy un acicate para nuestros investigadores.

Ellos han demostrado con el tiempo que en nuestro país no faltan ni talento ni nuevas ideas de utilidad, si bien es cierto que, según sus reclamaciones, sigue siendo difícil llevarlas a término por la falta de recursos públicos.

Una tendencia que podría revertirse si se cumplen ciertos compromisos, como el incremento del 60% en los últimos presupuestos aprobados por el Estado para 2021, o el de convertir en realidad el Pacto por la Ciencia, que aboga por alcanzar el 2% del PIB en inversión en I+D para 2024 y el 3% en 2030.

Todo ello se planteó en la XIV Conferencia Anual de las Plataformas Tecnológicas de Investigación Biomédica, organizada por la Asociación Española de Bioempresas (Asebio), la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria (Fenin), la Asociación Nacional Empresarial de la Industria Farmacéutica (Farmaindustria) y la Asociación Empresarial Española de la Industria de Sanidad y Nutrición Animal (Veterindustria).

Según sus participantes, la crisis sanitaria que aún padecemos ha hecho resaltar el potencial que tiene nuestro país en el ámbito de la I+D+i sanitaria a nivel internacional: nos hemos convertido en el primer país de Europa y cuarto del mundo en número de ensayos contra el coronavirus.

Además, la mayoría han estado de acuerdo en afirmar que gran parte de ese camino tiene mucho que ver con el trabajo colaborativo que desde hace años desempeñan administraciones sanitarias, hospitales, investigadores, pacientes e industria sanitaria y biofarmacéutica.

“Entendemos que la mejor forma de seguir avanzando en investigación biomédica es a través de modelos colaborativos y público-privados. De hecho, ya el 44% de la inversión de nuestras compañías en I+D se destina a proyectos de investigación con hospitales, universidades y centros de investigación”, apuntó Humberto Arnés, director general de Farmaindustria.

Los ponentes también estuvieron de acuerdo en que podemos ir a más, a través de diversas fórmulas innovadoras que van a aportar oportunidades socioeconómicas a España tras la pandemia: la gestión de datos en el proceso de la I+D de nuevos medicamentos; la medicina personalizada, y conceptos y tendencias como los de one health, smarthealth y open innovation. Aspectos diversos que ya están influyendo en una mejora de la calidad de los servicios de salud y en la creación de empleo de alto valor añadido.

<p>Sesión de inauguración de la XIV Conferencia Anual de las Plataformas Tecnológicas de Investigación Biomédica, con la presencia del ministro de Ciencia e Innovación, Pedro Duque.</p>

Sesión de inauguración de la XIV Conferencia Anual de las Plataformas Tecnológicas de Investigación Biomédica, con la presencia del ministro de Ciencia e Innovación, Pedro Duque.

One health

El concepto One health (una salud) se acuñó a principios de siglo y hace referencia a la necesidad de aunar esfuerzos entre distintas disciplinas del mundo de la salud (médicos, veterinarios, investigadores, etc.) para promover estrategias que repercutan positivamente y de forma conjunta sobre la salud humana, animal y del medio ambiente, íntimamente ligados entre sí.

Muy presente en las recomendaciones actuales de la Organización Mundial de la Salud (OMS), tiene entre sus campos de trabajo algunas de las grandes problemáticas sanitarias de nuestro presente y nuestro futuro. Por ejemplo, las zoonosis, es decir, las enfermedades animales que terminan ‘saltando’ hacia los humanos. Y también las resistencias a los antimicrobianos, o lo que es lo mismo, la resistencia que muchos virus, bacterias y hongos están desarrollando a medicamentos como los antibióticos por un mal uso de estos.

A favor de esta iniciativa se ha posicionado recientemente Veterindustria. Su director general, Santiago de Andrés, justifica esta decisión con cifras: “El 75% de las enfermedades emergentes son zoonósicas; el 60% de los patógenos humanos tienen origen animal, y el 20% de las pérdidas en producciones ganaderas se deben a dolencias animales. A todo ello hay que añadir que los animales sanos emiten menos gases de efecto invernadero. Con lo cual, tenemos el camino marcado para continuar trabajando”.

Nanotecnología y smarthealth

Otro de los participantes de la jornada fue Josep Samitier, director del Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC), que habló de las oportunidades que tiene la aplicación de la nanotecnología en la medicina: “El área de la salud está experimentando un cambio de paradigma, pasando de los tratamientos sintomáticos de las enfermedades hacia una medicina predictiva, preventiva, personalizada, participativa y de precisión, con un cuidado integral del paciente”.

Según este, la nanomedicina, junto con la colaboración multidisciplinar, ha demostrado tener un papel fundamental durante la pandemia: diagnóstico con el uso de nanosensores, tratamiento con terapias dirigidas, diseño de vacunas utilizando nanomateriales, utilización de modelos in vitro, etc.

“Dos de las vacunas para covid-19 que se están desarrollando en España utilizan nanotecnología con nanopartículas del ARN mensajero, y su desarrollo ha sido posible gracias a la colaboración público-privada entre las universidades, startups, la industria farmacéutica y la biotecnológica”, comentó.

Desde su punto de vista, esta tecnología es una pieza esencial en el concepto smarthealth (salud inteligente) en el que se combinan la inteligencia artificial, la computación en la nube, las IoT (Internet de las Cosas), sensores de biología sintética, impresión 3D, fotónica y un largo etcétera de carácter digital.

“Todo ello nos lleva a un cambio radical de las herramientas para diseñar nuevos sistemas de diagnóstico, pronóstico y terapias para avanzar hacia una medicina personalizada real”, aseguró Samitier.

Como muestra del talento de España en esta materia, el portavoz del IBEC mencionó la reciente aprobación del proyecto Phoenix por la Comisión Europea, con una dotación de cerca de 15 millones de euros. Este, que tiene como objetivo impulsar la transferencia de nanofármacos desde el laboratorio a la práctica clínica, cuenta con varios investigadores españoles del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) implicados en sus procesos.

<p>Mesa redonda sobre 'Una sola salud. Importancia de la premisa 'One health''.</p>

Mesa redonda sobre 'Una sola salud. Importancia de la premisa 'One health''.

Gestión de datos y open innovation

Para que funcionen muchas de estas iniciativas también hay que tener muy en cuenta el procesamiento de los datos de los pacientes. En este aspecto, las organizaciones del entorno sanitario y de la I+D+i deben garantizar la confidencialidad de estos, aunque la regulación permite en determinados casos que se puedan compartir datos semianonimizados en favor de la investigación, como aseguró Jesús Rubí, portavoz de la Agencia Española de Protección de Datos.

Gracias a estas normativas más flexibles se potencia también el concepto de open innovation (innovación abierta), que fomenta la cooperación y la transferencia de conocimiento entre empresas, universidades y centros de investigación para sacar adelante un mayor número de proyectos de estrategia y de I+D.

Un ámbito en el que ya se está trabajando desde el Programa de Medicina Genómica de España, coordinado por Ángel Carracedo, que está dotado con 7,25 millones de euros. A través de esta iniciativa se están abordando problemáticas como el diagnóstico de enfermedades raras en aquellos pacientes que siguen sin poner nombre a su dolencia. “Un campo en el que vamos muy retrasados en España”, puntualizó Carracedo.

Otro de los campos de trabajo es el de los cánceres primarios de origen desconocido y otros procesos oncológicos hereditarios que aún no se han detectado. “No pretendemos sustituir la cartera de servicios del Sistema Nacional de Salud (SNS) sino dar un paso más en términos de diagnóstico”, apuntó el coordinador del programa.

Por otra parte, se van a analizar casos de reacciones y efectos adversos graves de medicamentos y vacunas. “El programa está teniendo muy en cuenta ciertos aspectos éticos y legales para que toda la información que se recabe pueda ser después utilizada por otros centros de investigación a nivel internacional”, aseguró.

De hecho, está alineado con la iniciativa europea 1+ Million Genomes, en la que se incluye la declaración titulada Hacia el acceso a, al menos, un millón de genomas secuenciados en la UE para 2022, firmada por 23 países entre los que se encuentra España.

Su objetivo principal es la aportar información genómica estandarizada y segura, que pueda ser compartida a nivel europeo bajo una plataforma de acceso federado. Un proyecto de colaboración que tiene como fin último fomentar los avances en investigación, prevención de enfermedades, mejorar prácticas clínicas y personalizar tratamientos.

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