Las empresas tecnológicas, importantes salidas laborales para jóvenes vulnerables

Arbusta, Hola Code, Laboratoria y Reprograma brindan herramientas a jóvenes para que puedan encontrar un trabajo formal en el sector de la tecnología en países latinos. Estos proyectos rompen con barreras estructurales y acompañan en el desarrollo del potencial individual.
<p>Foto: Arbusta.</p>

Foto: Arbusta.

En América Latina hay más de 25 millones de jóvenes que no están integrados en el sistema educativo ni trabajan de manera formal, y el 75% son mujeres. Al mismo tiempo, se calcula que el ecosistema de empresas tecnológicas de la región necesitará 1,2 millones de personas en 2025 para aprovechar su posicionamiento y competitividad para dar servicios.

Arbusta, HolaCode, Laboratoria y Reprograma son organizaciones que buscan dar respuesta a este problema y sirven de puente para acercar a estos dos mundos.

Los profesores de la Escuela de Negocios del IAE de la Universidad Austral y autores del estudio Innovación social para la inclusión laboral: Enfrentando desafíos complejos, Alberto Willi y Pablo Fernández, analizan las trayectorias y aportes de estas cuatro organizaciones.

En el informe destacan que las mismas rompen con las barreras estructurales (invisibles) y acompañan en el desarrollo del potencial individual logrando la inclusión laboral e integración social de personas en contextos de vulnerabilidad.

“Existe una oportunidad en el reconocimiento y el desarrollo de talento en poblaciones a las que el mercado digital y la industria del conocimiento no suele mirar. Esta oportunidad para la inclusión laboral está potenciada porque la industria digital está en crecimiento en Latinoamérica y no logra satisfacer su demanda laboral. Las organizaciones que hemos estudiado eliminan barreras de distinta índole”, explican en el documento.

“Por un lado, son el primer empleo (al menos en la industria) para las personas que pasan por la organización, capacitándolos en conocimientos técnicos requeridos. Por otro lado, y en un nivel más profundo, contribuyen en el desarrollo de capacidades personales (cognitivas, afectivas y sociales) necesarias para su inclusión, potenciando su desarrollo futuro. Concretamente, estas skills personales están vinculadas con la capacidad de verse a sí mismas en un mundo de posibilidades que antes no existía, aumentando su autoestima y pudiendo expandir el ámbito de sus responsabilidades”.

“Finalmente, estas organizaciones desafían las prácticas establecidas en la industria, buscando talento y capacidades donde habitualmente no se espera que exista”, reflexionan los autores del informe.

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Foto: Arbusta.

Arbusta es una empresa tecnológica que nace en 2013 en la ciudad argentina Rosario con el propósito de demostrar que existe otra forma de hacer negocios generando impacto.

Convencidos de que el talento existe en todas partes, pero es necesario guiarlo y potenciarlo, la empresa emplea y capacita a jóvenes de contextos frágiles que no poseen experiencia profesional para que puedan proveer servicios tecnológicos digitales a distintas empresas o clientes que se encuentran en alguna fase de transformación digital.

Actualmente, la empresa está formada por más de 300 personas distribuidas en sus distintos centros de operaciones: Buenos Aires y Rosario en Argentina, Medellín en Colombia y Montevideo en Uruguay.

A la hora de incorporar a los jóvenes en la empresa, se priorizan aquellos entre 18 y 28 años, en especial mujeres y madres. No hace falta que hayan terminado los estudios de secundaria, pero sí que sepan leer y escribir y que estén alfabetizados digitalmente en el uso de redes sociales y celulares. Una vez contratados, ingresan en un proceso donde se capacitan durante dos meses en testeo de software y manejo de contenidos y datos en Internet.

Las personas que se incorporan a Arbusta, aprenden a trabajar trabajando, ingresando directamente a colaborar con los proyectos. “Nosotros trabajamos mucho en identificar ese talento no mirado, que una vez que entra tenemos que asegurarnos de que pueda desplegar ese potencial en proyectos reales”, dice Juan Umaran, CBO de Arbusta.

Diana Robles comenzó a trabajar en Arbusta en 2013 y en este momento se desempeña como service owner del servicio QA. Ella expresa: “Arbusta me dio un lugar, una voz, herramientas, amistades y la posibilidad de aprender”.

Por su parte, la analista semisénior del servicio Data Geraldine Avilas comenta: “Cuando entré a Arbusta, hacía muy poco había terminado el secundario, no tenía aún el título, pero igual me aceptaron. Estar en Arbusta me abrió muchas puertas, algo que me encanta es que más del 60% somos mujeres, contamos con días flexibles por maternidad, paternidad y días de estudio”.

Jorge Vaca también trabaja en Arbusta y se desempeña como service owner de Machine Learning Training. “Arbusta es algo muy grande, muy significativo para mí. Me abrió las puertas al mundo laboral por primera vez. Aprendí a usar Excel, a hacer presentaciones y a comunicarme mejor con la gente”, dice.

<p>Foto: HolaCode.</p>

Foto: HolaCode.

La otra salida

En el caso de HolaCode se enfocan en ofrecer capacitación tecnológica a migrantes de retorno, que han sido deportados y regresan a México de manera voluntaria e involuntaria.

De acuerdo a datos de la Secretaría de Gobernación unos 540.000 migrantes mexicanos vuelven de Estados Unidos cada año y a su regreso se enfrentan con la falta de oportunidades laborales.

Con sede en la colonia Juárez, Ciudad de México, HolaCode nace como un programa de enseñanza de ingeniería en software que pretende convertir a jóvenes deportados en especialistas de programación y códigos.

La empresa los recibe aún sin documento de identificación mexicano ni comprobantes de estudios. Aquellos que quieran participar del proceso deben ser migrantes repatriados, retornados o refugiados, y tener como mínimo 18 años de edad. Lanzado en 2017, ya pasaron por el programa 54 personas, el 90% de las cuales ya obtuvo un empleo como programador al finalizar.

A través de un intensivo bootcamp de programación con una duración de cinco meses, se busca que los participantes tengan acceso a las oportunidades para mejorar su conocimiento y crear tecnología para mejorar sus vidas.

El programa se dicta en la ciudad de México, en inglés, y ofrece tres comidas diarias y una manutención mensual que consta de 270 dólares, de manera que los estudiantes puedan dedicar hasta doce horas a su preparación (cursan de lunes a sábados todo el día).

En el programa, se ofrece a sus alumnos actividades recreativas, apoyo psicológico y acceso a mentores. También cuentan con una guardería para que las madres puedan dejar a sus hijos mientras estudian.

Una vez egresados, los alumnos tienen acceso a servicios profesionales con el equipo de colocación de talentos de HolaCode, que les brinda apoyo durante su proceso de búsqueda de empleo. Una vez que los egresados consiguen un trabajo dentro del sector tecnológico comienzan a pagar su matrícula y manutención (modalidad pay it forward). Este sistema permite que los graduados se conviertan en agentes de cambio para su propia comunidad, asegurando más espacio para futuras generaciones.

Jessica tiene tres hijos y es madre soltera. Ella fue alumna de HolaCode y ahora trabaja en una fintech como ingeniera en software. “En el sector, escasean las mujeres, lo cual no quiere decir que no seamos capaces. Cuando escuché sobre HolaCode, yo no sabía qué era el coding. Me daba un poco de miedo el tema. Ahora trabajo en el rubro de la tecnología y me siento afortunada de estar ahí porque tengo la flexibilidad que necesito para cuidar a mis hijos”, comenta.

<p>Foto: Laboratoria.</p>

Foto: Laboratoria.

En busca de mujeres en el sector

La CEO de Laboratoria Mariana Costa Checa y sus socios conocieron en primera persona las dificultades para armar su propio equipo de desarrolladores. Y notaron que era casi imposible encontrar mujeres en ese sector: “No logramos entrevistar ni a una mujer durante nuestro primer año, porque no había”, señala Costa Checa.

Con base en Perú y sedes en Chile, México, y Brasil, Laboratoria es un emprendimiento social que ayuda a impulsar a miles de mujeres a convertirse en desarrolladoras de software y diseñadoras de experiencia de usuario y buscar trabajo en empresas de alto nivel con un salario competitivo. Actualmente, forma a 500 mujeres al año en carreras de tecnología y cuenta con más de 2.000 egresadas en cinco países de la región.

El programa de Laboratoria, que dura seis meses, utiliza una metodología ágil de enseñanza permitiéndoles iniciar su carrera en el mundo de la tecnología. Es un formato intensivo, presencial y con cinco horas diarias de clases obligatorias. El contenido del programa está basado en Java Script y cuenta con aportes de desarrolladores de Google. En el mismo desarrollan las habilidades técnicas y blandas necesarias para trabajar en equipos tecnológicos de alto rendimiento.

Durante el curso también reciben clases y apoyo de profesores y expertos en el desarrollo de habilidades socioemocionales. Al culminar los seis meses de aprendizaje intensivo, se egresan como front end web developer o UX designer, una de las profesiones con más demanda en América Latina.

“A mí no me gustaba pedir ayuda porque pensaba que era cosa de débiles. Ahora es todo lo contrario. Pedir ayuda es de valientes. Mostrarme vulnerable a mí me era imposible, siempre tenía que ser fuerte. Aquí me hice consciente de que podía ser una mejor persona. Estoy en un lugar seguro: si hago algo mal, puedo mejorarlo poco a poco”, cuenta Mairelis, estudiante de Laboratoria.

Una vez culminado el programa, las participantes que hayan conseguido un trabajo como desarrolladoras contribuyen con un 10% de su salario por un período de dos años. Al ser una asociación sin fines de lucro, lo recibido se reinvierte 100% en el programa para hacerlo sostenible y poder darle a más jóvenes la oportunidad de formarse y hacer carrera en la industria tecnológica.

<p>Foto: Reprograma.</p>

Foto: Reprograma.

Finalmente, Reprograma es una startup de Brasil, con sede en San Pablo, que también está enfocada en brindar conocimientos de informática y herramientas de capacitación profesional a mujeres.

La organización se centra en la minoría de la minoría: mujeres negras y transgénero. Esta iniciativa en formato experimental ofrece cursos en programación front-end y herramientas para el lanzamiento de emprendimientos.

En mayo de 2016, se realizó el primer piloto: 25 mujeres aprendieron a programar. Actualmente el proyecto ha capacitado a 300 programadoras, con una tasa de finalización del 97% y 16 empresas asociadas.

La idea no es solo acompañar a las mujeres en la programación inicial, sino ofrecer todo el apoyo posible. Esto incluye acompañamiento profesional y psicológico y brindar tutoría.

Lais es alumna de Reprograma. Ella reflexiona: “Poder de hablar en presentaciones, en eventos, en entrevistas, se lo debo a Reprograma, que me ha dicho: ‘Tú eres capaz’. Hoy, soy otra. Mucho más empoderada, más consciente de lo que soy capaz, con metas y objetivos que creo que son posibles”.

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