La tecnología revoluciona el modelo agrícola en países en desarrollo

Se estima que 1.500 millones de personas dependen directamente de pequeñas granjas de menos de tres hectáreas. Curiosamente, estas granjas producen casi el 70% de la comida creada a nivel mundial y el 80% de todos los alimentos que se consumen en el mundo en desarrollo.
<p>Sunculture proporciona, con paneles solares, sistemas de microirrigación o bombas de agua. Foto: Sunculture.</p>

Sunculture proporciona, con paneles solares, sistemas de microirrigación o bombas de agua. Foto: Sunculture.

Sin embargo, los pequeños agricultores se encuentran entre las personas más pobres y con mayor inseguridad alimentaria del planeta, con ingresos entre 230 y 2.100 dólares al año. Unas tres cuartas partes de la pobreza extrema del mundo (800 millones de personas) viven en áreas rurales exclusivamente de la agricultura, y casi la mitad de las personas desnutridas del mundo son pequeños agricultores, a pesar de estar alimentando a la humanidad.

Los desafíos que enfrentan los pequeños agricultores están claros. Por un lado, las técnicas, insumos y equipos empleados son sumamente ineficientes produciendo rendimientos muy bajos, además de contribuir al agotamiento de las reservas naturales del planeta.

Esto hace que tengan muy pocos ahorros y los escasos que tienen, los pueden perder en una sola mala cosecha.

Tampoco poseen títulos sobre la tierra en la que trabajan, por lo que invertir en ella supone un riesgo importante. Además, se encuentran en áreas muy remotas con dificultades para acceder a los mercados tanto de insumos como de productos, estando en la mayor parte a merced de intermediarios.

La gran mayoría no tiene información básica de mercado, ni ninguna forma de capacitación además de estar financieramente excluidos. Para colmo, a medida que los patrones climáticos se vuelven más impredecibles y los precios mundiales de los alimentos más volátiles, los pequeños agricultores son cada vez más vulnerables.

Sin embargo, la innovación tecnológica está brindando productos y servicios que están permitiendo cambiar el modelo de negocio y aumentar sustancialmente la productividad y los ingresos de los pequeños agricultores. Contribuyendo a un modelo más sostenible tanto a nivel social como medioambiental.

A pesar de existir técnicas agrícolas más eficientes, si los pequeños agricultores no son capaces acceder a ellas, no son asequibles, no saben usarlas, no están conectados con los mercados ni tienen información, no pueden conseguir financiación o herramientas para ahorrar, nunca van a poder beneficiarse de estos avances.

La tecnología ha derribado todas estas barreras, permitiendo:

  • Desarrollar productos que incrementan sustancialmente los rendimientos agrícolas.
  • Proveer financiación y ahorro a clientes sin garantías reales.
  • Conocer sus necesidades y proporcionarles, de forma rentable, información, educación y asesoramiento clave para mejorar sus cultivos.
  • Proporcionar acceso al mercado tanto de sus productos como insumos.
  • Ofrecer estos productos y servicios gracias a la reducción de costes de gestión, financieros y de personal, de operar en zonas remotas.

Solo el uso de semillas mejoradas puede incrementar el rendimiento de los cultivos en un 50%. La reproducción cruzada de vacas locales con especies híbridas conduce a un ganado más fuerte que produce 2-3 veces más leche. Los sistemas básicos de riego podrían duplicar la productividad de un campo… Un incremento de ingresos que son la diferencia entre estar por encima o por debajo del umbral de la pobreza.

<p>MyAgro permite ir ahorrando en el móvil para que, en el momento de la siembra, puedan comprar semillas mejoradas, abono o formación. Foto: MyAgro.</p>

MyAgro permite ir ahorrando en el móvil para que, en el momento de la siembra, puedan comprar semillas mejoradas, abono o formación. Foto: MyAgro.

La mayoría de los pequeños agricultores dependen únicamente del agua de lluvia para sus cultivos, solo el 3% de los keniatas son capaces de regar sus campos. Sistemas de microirrigación o bombas de agua alimentadas por la energía humana a través de pedales como las de Kickstart o IDE, incluso alimentadas con paneles solares como las de Sunculture son capaces de aumentar el rendimiento en un 300% y tener cosecha en terrenos antes imposibles de cultivar. Y de forma mucho más sostenible.

Para garantizar el acceso a estas tecnologías entre los pequeños agricultores son necesarias soluciones de financiación. Aplicaciones tecnológicas como PAYG (pay as you go) permiten financiar la bomba de agua y pagarla en pequeñas cuotas a través del teléfono. Además, a través de los chips, que hacen posible la financiación apagando la bomba hasta que se produzca el pago, en un futuro próximo serán capaces de tener información en tiempo real sobre el tiempo, el suelo y la cosecha para poder proveer información customizada que permita a los agricultores maximizar su plantación.

También han surgido aplicaciones como MyAgro, que permite ir ahorrando poco a poco en el móvil para que, en el momento de la siembra, cuando los campesinos son más vulnerables, dado el tiempo que han pasado sin ingresos desde la cosecha, puedan comprar semillas mejoradas, abono y talleres de formación.

Existen bancos especializados en el negocio agrícola como Judili Kilimo que han conseguido, a través de la tecnología y el uso del teléfono, establecer perfiles de riesgo de este colectivo que no tiene ninguna garantía de pago.

Para atajar la imposibilidad de comprar maquinaria ha surgido en las zonas rurales de Nigeria, Kenia, Senegal, Tanzania o Mozambique, el ‘uber de los tractores’, Hello Tractor, que permite alquilar tractores a través del teléfono móvil y mejorar el rendimiento de sus cultivos.

<p>Icow educa mediante SMS a los agricultores sobre las mejores prácticas ganaderas. Foto: Icow.</p>

Icow educa mediante SMS a los agricultores sobre las mejores prácticas ganaderas. Foto: Icow.

La formación en nuevas técnicas también es clave y gracias a la tecnología empieza a ser posible. La aplicación Icow tiene como objetivo educar a los agricultores sobre las prácticas ganaderas adecuadas para reducir las tasas de mortalidad de las vacas a través de SMS. Desde su creación, ha conseguido registrar a más de 60.000 ganaderos de Kenia, Tanzania y Etiopía.

Wefarm desarrollada en Kenia, también permite a los agricultores hacer preguntas también por SMS y recibir respuestas de otros usuarios registrados en inglés y swahili.

Para los pequeños agricultores, tener información sobre los precios de sus productos en el mercado, alertas meteorológicas, consejos para mejorar las cosechas, la posibilidad de conectar a compradores y vendedores o acceder a servicios financieros o compañías de insumos agrícolas es clave para mejorar su eficiencia y rentabilidad.

Para ello han surgido plataformas como Esoko, Farmer Line o Emilpa, desarrollada por la empresa española Sic4change y la ONG Codespa con la colaboración de la AECID en Guatemala. Más de 500.000 agricultores están actualmente registrados en Esoko consiguiendo una mejora de ingresos de entre el 10% y el 30%, según la compañía.

Está comprobado que centrarse en la provisión de tecnologías que aumentan la productividad es la palanca principal para crear valor, más que la desintermediación de la cadena de valor o las estrategias de redistribución de precios.

Eliminar a los intermediarios o transferir una prima de mercado a los agricultores puede generar ingresos adicionales, pero no transformará su vida, ya que siguen dependiendo del resto de actores.

Darles acceso a un sistema de microirrigación o semillas mejoradas tiene el potencial de hacer que obtengan ingresos mucho más altos sin depender de nadie. La tecnología, y el sector privado, ha permitido tanto desarrollar los productos, como hacer eficientes los procesos para servir a una población alejada, diseminada, sin recursos y sin especialización.

Todo ello contribuyendo claramente a la Agenda 2030 y a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible tanto a nivel social como medioambiental, y en especial al ODS 1  -Fin de la pobreza-, ODS 2 -Hambre cero-, ODS 8 -Trabajo digno y crecimiento económico- o al ODS 13 -acción por el clima-.

Estos avances tecnológicos no solo mejoran la vida de millones de pequeños agricultores en todo el mundo –según las Naciones Unidas, incrementar sus rendimientos solo en un 10% podría reducir la pobreza en un 7% en África y en más del 5% en Asia-, sino que es la única forma de asegurar la alimentación de la humanidad en el futuro.

Con una población prevista de 9,6 mil millones de personas en 2050, un aumento de las calorías consumidas por persona del 30% y la reducción continua de la tierra cultivable… solo mejorando el rendimiento agrícola a través de la tecnología seremos capaces de asegurar la alimentación a futuras generaciones de forma sostenible.

La clave para que estas nuevas tecnologías sean adoptadas por un colectivo tan vulnerable, es generar la confianza suficiente en que invertir sus escasos recursos en estos productos o servicios les brindará los beneficios esperados. En la economía en la que están inmersos, simplemente, no pueden permitirse el lujo de fracasar. Ni nosotros tampoco.

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