Cinco emprendimientos argentinos que (no) dejan huella en el planeta

Bosque, gracias, Verna, Patagonia on foot, Ecoenergy y Tedge tienen el propósito de dejar un impacto ambiental positivo. Estos emprendedores argentinos piensan que hacer negocios y mejorar hábitos de consumo son cosas que pueden ir de la mano.
<p>Bosque, gracias. Foto: Jade Sivori.</p>

Bosque, gracias. Foto: Jade Sivori.

Los consumos y hábitos humanos afectan a la naturaleza. No da lo mismo qué compramos, a quién le compramos y cuál es el propósito que mueve al que genera un producto. Bosque, gracias, Verna, Patagonia on foot, Ecoenergy y Tedge son emprendimientos argentinos que tienen como foco mejorar el planeta y dejar un impacto positivo.

El propósito de Bosque, gracias es regenerar ecosistemas a través del suprareciclaje con una impronta permacultural, es decir, de trabajar con, y no en contra de la naturaleza.

El emprendimiento genera prendas de vestir con tintes y estampas vegetales, resignificando materiales en buen estado que estaban en desuso, cargándolos de valores e identidad de bosque.

La ropa está pensada para todos los géneros y adaptable a cuerpos diversos. También, el emprendimiento comparte el conocimiento a través de seminarios permaculturales y tintóreos.

Rocío Recaño vive en Chubut y creó Bosque, gracias tras realizar un relevamiento artístico de las especies vegetales que contiene sustancias colorantes y posibilidades tintóreas, las nativas y exóticas de la zona.

“El primer producto que desarrollamos fue una agenda y un catálogo textil donde se relataban las experiencias tintóreas de 12 especies, una cada mes, acompañado de un pequeño catálogo de telas de muestra de estos colores y estampas, buscando conectar el registro escrito con el registro textil y despertar en los espectadores el interés por el cuidado del agua y valorar los ecosistemas naturales”, cuenta la emprendedora.

“Este producto fue el punto de partida para investigar sobre nuestro cuerpo humano como un territorio a habitar con naturaleza en armonía con el ecosistema que elegimos vivir”, añade.

Ella comenzó a buscar productores nacionales que produjeran fibras con bajo o poco impacto ambiental. “Dentro de esta búsqueda descubrí que hay muchísimo textil disponible para reutilizar, y que todos tenemos la posibilidad de regenerar otorgando valor, más que comprando algo nuevo como punto de partida para producir. Inclusive los textiles de origen natural suelen ser de producciones que vulneran los recursos de la tierra, el agua, y a los trabajadores que producen este tipo de fibras”, expresa.

La industria textil, la fast fashion, y la voracidad humana por consumir moda descartable es la segunda industria que más contamina el medio ambiente y vulnera las manos que producen con ambientes de trabajo insalubres y retribuciones que para nada están acorde al buen vivir.

Frente a este problema, Rocío buscó contribuir a un cambio. “Estamos traicionando una manera de producir moda en total armonía con el ambiente y las comunidades, tomar materiales en desuso, y transformarlos en prendas únicas, cargadas de detalle, artesanía, valores territoriales y el cuidado y puesta en valor de todas las energías que lo hacen posible, desde las manos, el agua, el sol, el bosque como inspiración y la leña que cocina los colores. La industria lineal, merece ser circular. Nuestro compromiso es hacerlo posible y alimentar comunidades creativas que puedan multiplicarlo en otros territorios”, comenta.

<p>Foto: Verna Diseños.</p>

Foto: Verna Diseños.

Residuos que son joyas

Otro emprendimiento basado en el reciclaje es Verna Diseños. Con el triple impacto como premisa, se dedica a la producción artesanal de joyería, accesorios y otros objetos como encuadernaciones, regalos empresariales y souvenirs. La materia prima de estos objetos son los residuos electrónicos y los descartes como: telas, plásticos y maderas.

“El emprendimiento se dio de manera natural. Hace unos cinco o seis años empecé a hacer cosas con hilos, cables y alambres de cobre. Siempre me gustó hacer manualidades y se las vendía a mis vecinos. Estudié diseño industrial y ahí empecé a hacer aros con plástico, cartón y servilletas”, cuenta Antonella Blotta, emprendedora de la provincia de Mendoza.

En 2011 comenzó un boom de ferias en Mendoza, y Blotta se presentó allí con dos compañeras. A partir de 2013 continuó sola con su emprendimiento, con foco en joyería realizada con CDs, botellas de plástico y tapitas de gaseosa.

“Los accesorios son elegantes, livianos y originales. No parecen de materiales reciclados. La gente piensa que son piedras o de vidrio”, cuenta Blotta. De cara a futuro, le gustaría ser una empresa B (B corp), dar más trabajo y transformar más residuos.

<p>Foto: Ecoenergy.</p>

Foto: Ecoenergy.

Reutilizando la energía

Ecoenergy se dedica a fabricar baterías de litio para motocicletas y acumuladores solares, a partir de la reutilización de baterías de notebooks, netbooks y celulares que utilicen litio.

“Reciclamos y le damos la segunda vida a las celdas de litio, ya que en el país no existe una planta de reciclaje de este mineral. También, fabricamos los envases contenedores de las baterías, a partir del reciclaje de PETs, tapitas, botellas de gaseosas, envases de jabones, detergentes, plásticos y bolsas que se encuentran en la vía pública o en los basurales”, cuenta Martín Sebastián Calderón, emprendedor de la provincia de Salta.

El proyecto se fue gestando desde hace aproximadamente seis años a partir de la necesidad de generar otra fuente de energía limpia, eficiente y con mayor durabilidad que las baterías de ácido y plomo y de observar la cantidad de residuos tecnológicos que se encuentran en los vertederos, ubicados a la vera del río.

A partir de diferentes investigaciones, Calderón recopiló información y analizó los materiales existentes para elaborar baterías de litio para ciclomotores y acumuladores solares. Se realizaron diversos procesos de pruebas-error, en cada una de ellas se fueron corrigiendo y mejorando el funcionamiento de las baterías de litio, tendiendo a optimizar el uso, eficiencia y capacidad energética de cada una de ellas según la necesidad del vehículo.

“El impacto que tuvo nuestro proyecto fue que muchas personas y familias se sumaron y se sensibilizaron con el reciclaje. Otro punto positivo fue la generación de trabajo para jóvenes y adultos. A partir de la visibilización de nuestro proyecto, desde gobierno municipal comenzaron a realizar actividades para la concientización del cuidado del medio ambiente”, cuenta Calderón.

Según el emprendedor salteño, un desafío es poder contar con un préstamo financiero para la compra de maquinarias y de este modo lograr industrializar el proyecto.

“Deseamos hacer crecer nuestra empresa tanto para nosotros, como para que también varias familias puedan crecer, acceder y mejorar su calidad de vida, desde una perspectiva ecológica. Por ello queremos acceder a la compra de maquinarias y disponer de un predio. Por ahora con nuestros recursos vamos a pasos pequeños pero seguros”, dice Calderón.

<p>Foto: Tedge.</p>

Foto: Tedge.

El agua, recurso limitado

Tedge es un emprendimiento basado en el uso de las nuevas tecnologías, donde se aplica el concepto de Internet de las cosas. Da conectividad a los medidores de agua residenciales para obtener los datos de consumo y luego poder procesarlos en una plataforma web, en forma remota.

El emprendimiento nace para conocer los malos hábitos de consumo de la población. Se estima un consumo promedio de 450 litros diarios, por habitante.

Por las características geográficas y ambientales de Mendoza, y según estudios de la OMS, el consumo debería ser de 250 litros diarios. Esto refleja la falta de información que tienen los usuarios al hacer uso del agua potable.

“Intentamos, por un lado, facilitarle la información de consumo a las distribuidoras, para que comiencen a generar un registro diario y preciso de los consumos de la población. Y, por otro lado, que los usuarios tengan la posibilidad de conocer su gasto, para que tomen conciencia y hagan un uso más responsable de los recursos”, cuenta Daniel Maullcu.

Y agrega: “Creemos que el consumo responsable y eficiente de los recursos hídricos es indispensable para el bienestar y el desarrollo productivo de la población. Hoy la tecnología nos brinda la posibilidad de acceder a los datos de forma remota e instantánea, a bajo costo y con una precisión que antes no podíamos tener”.

<p>Foto: Patagonia on foot.</p>

Foto: Patagonia on foot.

Experiencias que marcan

Finalmente, Patagonia on foot nació en 2018 y es la primera escuela de educación outdoor de Latinoamérica. Desarrolla experiencias educativas al aire libre y se enfoca en un paradigma de educación experiencial.

Cuenta con un programa que se llama Líderes 2030, en el cual participan estudiantes y graduados de habla hispana de hasta 30 años. “Buscamos generar experiencias en un lugar distinto y plantear a los participantes problemáticas socioambientales”. La idea es que desde sus futuras profesiones o actuales intenten encontrar soluciones usando como denominador común los ODS.

Otro programa se llama Es Ahora y la propuesta es desconectar y jugar con desafíos físicos y momentos de reflexión, pensar el propósito de cada uno, personal, profesional o social.

Un tercer programa es Caminar para encontrarnos y son actividades de campamento.

“Somos un grupo de amigos, que somos profesores de educación física, con orientación en deportes de montaña. Nos interesa mejorar la eficiencia de los sistemas educativos actuales”, cuenta Juan Manuel González, emprendedor de la provincia de Río Negro.

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