Drenaje sostenible: La lluvia en las ciudades, un recurso aprovechable

Los sistemas urbanos de drenaje sostenible vienen a dar soluciones a los problemas del agua de lluvia en zonas urbanizadas y a ofrecer un apoyo a la red tradicional de alcantarillado y depuradoras. Los pavimentos permeables, jardines de lluvia o parques inundables son algunos ejemplos.
Jorge Sobrino12 septiembre 2022
<p>Un ejemplo de sistema de drenaje sostenible: pavimento permeable vegetado y celdas de drenaje en una calle de Ciudad Real. Foto: SUDS.</p>

Un ejemplo de sistema de drenaje sostenible: pavimento permeable vegetado y celdas de drenaje en una calle de Ciudad Real. Foto: SUDS.

Las ciudades suelen ser un callejón sin salida para el agua de lluvia. Cuando llueve, el caudal que se genera en las calles suele tener un único camino: acabar en la red de alcantarillado que conduce hacia una depuradora. Esto también plantea problemas: inundaciones, escorrentía -que entorpece la acción humana- y contaminación superficial.

Por eso, en los últimos años se han intensificado los proyectos y obras de ingeniería urbana que permiten un mejor aprovechamiento de este recurso. Son los sistemas urbanos de drenaje sostenible (SUDS) sistemas que sirven para almacenar, infiltrar o retener el agua en las ciudades sin que necesariamente tenga que desperdiciarse.

Según una reciente estimación del Canal de Isabel II de Madrid, estos métodos podrían disminuir hasta un 70% el caudal que llega a la red de alcantarillado cuando hay precipitaciones.

“En un terreno en estado natural, más de un 50% del agua de lluvia se infiltra, otro gran porcentaje se evapora y se genera alrededor de un 10% de escorrentía. Cuando un terreno se urbaniza, la escorrentía superficial retiene más de un 50% de las precipitaciones”, recuerda Ángela Lara, miembro de la Fundación Nueva Cultura del Agua y especialista en gestión del ciclo urbano del agua.

Las ciudades tradicionalmente utilizan para los edificios, aceras y calzadas materiales que no permiten la infiltración. Es decir, cuando se urbaniza, se impermeabiliza el terreno, lo que hace que en una calle corriente la alcantarilla sea la única escapatoria para el agua ya contaminada por el contacto con las superficies.

A juicio de Lara, el aprovechamiento del agua en este sistema tradicional es escaso. Cuando las depuradoras se quedan sin capacidad para procesar un determinado caudal -por ejemplo, tras un periodo de inundaciones-, el agua queda retenida en tanques de tormenta –grandes depósitos subterráneos- o incluso puede verterse al medio sin que tenga ningún tipo de procesamiento, algo que puede ser una amenaza ecológica.

“Lo que planteamos es que las soluciones de drenaje sostenible son más baratas y producen otros beneficios a nivel urbano”, sostiene Lara.


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Las respuestas a estos inconvenientes basadas en sistemas de drenaje sostenible ya son una realidad en España y se han convertido en una línea de acción importante en empresas dedicadas a la gestión del agua. El Canal de Isabel II de Madrid, empresa pública que tiene a la Comunidad de Madrid como máxima accionista, es una de ellas. Con un total de 157 estaciones depuradoras y más de 15.500 kilómetros de redes de saneamiento por toda la comunidad, desde 2020 se han abierto a estudiar distintos SUDS en su centro de investigación en Meco.

Su director de Innovación e Ingeniería, Juan Sánchez, atiende a Revista Haz. “Nosotros hemos introducido en nuestras guías estas técnicas de drenaje porque pensamos que son una solución no solo interesante, sino necesaria para el futuro”, explica. Aunque uno de los objetivos de los SUDS sea precisamente reducir el caudal que llega a las depuradoras, Sánchez recalca en todo caso que el sistema tradicional de alcantarillado y depuradoras y las nuevas técnicas de drenaje sostenible son dos estrategias complementarias.

“En un horizonte de diez años, se prevé que los eventos climáticos extremos produzcan un caudal un 20% superior al actual. Las infraestructuras se tienen que dimensionar en función de esa cantidad prevista y eso nos llevaría a una espiral en la que cada vez tendrían que existir obras más grandes para recoger en las ciudades mayores cantidades de lluvia. Los SUDS significan una importante depuración complementaria”, apunta Sánchez.

Aduce además que, aunque “en un porcentaje pequeño respecto al total depurado”, en el caso del Canal de Isabel II el agua tratada en las depuradoras ya se aprovecha para otros usos a través de una red de 706 km de agua regenerada. Estas prácticas también están extendidas en otros municipios de España.

Los sistemas urbanos de drenaje sostenible podrían disminuir hasta un 70% el caudal que llega a la red de alcantarillado cuando hay precipitaciones, según el Canal de Isabel II de Madrid.

Actualmente, en el centro de investigación del Canal experimentan con tres tipos de suelos porosos, dos zanjas drenantes y cuatro cubiertas vegetadas, y esperan tener las primeras estadísticas de eficacia de estos SUDS en los próximos meses.  En sus estimaciones previas, han concluido que estos sistemas podrían reducir hasta un 80% la contaminación que arrastra el agua en tiempo de lluvia.

Algunos SUDS que ya están en nuestras ciudades

“Estos sistemas proporcionan al paisaje urbano beneficios incontestables, porque la mayoría de ellos se asimilan a zonas ajardinadas. Además, en una misma tecnología se integran muchas soluciones: gestionar la escorrentía urbana, mejorar la calidad del agua o devolverla al ciclo hidrológico a través de la infiltración. El objetivo es descentralizar a escala de ciudad la gestión del problema”, resume Ignacio Andrés-Domenech, ingeniero y coorganizador de la Red SUDS, una asociación colaborativa de universidades, centros de investigación y grupos empresariales que persigue impulsar en España estas tecnologías.

La red cuenta además con un portal informativo donde recoge los SUDS más importantes del país. “Actualmente tenemos registrados alrededor de 70, aunque existen muchos más”, comenta.

Los sistemas urbanos de drenaje sostenible pueden adoptar muchas formas. Entre ellos, las cubiertas vegetales, parterres, o, en definitiva, los espacios verdes, siempre han sido aliados urbanos para ayudar a filtrar y limpiar el agua de lluvia.

<p>La última evolución de las zonas verdes drenantes en ciudades son los parques inundables. En la imagen, el de La Marjal, en Alicante. Foto: SUDS.</p>

La última evolución de las zonas verdes drenantes en ciudades son los parques inundables. En la imagen, el de La Marjal, en Alicante. Foto: SUDS.

Una de las soluciones más versátiles y con más futuro son los jardines de lluvia. Son de dimensiones variables -por ejemplo, desde la zona verde de un paseo hasta un parque entero- y consisten en zonas ajardinadas por debajo del nivel del pavimento que reciben y almacenan de forma natural la escorrentía.

Sirven por tanto para laminar el agua, retener contaminantes, infiltrarla en el terreno de forma gradual, y, en definitiva, mejorar la calidad de las precipitaciones en el suelo. “Son una de las soluciones con más potencial, porque en las ciudades hay muchas oportunidades para implantarlos. Esperamos que en los próximos años los veamos mucho más en el paisaje urbano” concreta Andrés-Doménech. Este tipo de soluciones, añade, también ofrecen servicios ecosistémicos, además de los beneficios relacionados con el paisaje.

Uno de los SUDS más novedosos son los pavimentos permeables, suelos hechos de materiales más porosos que los habituales que filtran el agua a través de su estructura.

La última evolución de las zonas verdes drenantes en ciudades son los parques inundables. Se trata de parques propiamente dichos, generalmente abiertos al público, que contienen una laguna que puede inundarse y rebosar con grandes cantidades de precipitaciones. En este punto el parque se cierra al público y actúa como un gran depósito que retiene el agua.

En España, existe un parque inundable: el Parque La Marjal, en Alicante. En una zona donde las gotas frías azotan no con poca frecuencia, este parque es capaz de acumular 45.000 m3 de agua pluvial y destinar parte de ella a riego de zonas verdes.

Uno de los SUDS más novedosos son los pavimentos permeables, suelos hechos de materiales más porosos que los habituales y que tienen la capacidad de filtrar el agua a través de su estructura. Un ejemplo son los nuevos tipos de hormigón permeable. De esta forma, el gris cemento también puede ser un aliado. Este tipo de hormigón es el que se utilizó, por ejemplo, en la construcción de los 108.000 km3 de los aparcamientos del Estadio Wanda Metropolitano de Madrid, que de hecho actúa como un gigantesco reservorio de agua.

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primera foto, hormigón permeable en los aparcamientos del Wanda Metropolitano de Madrid); las cunetas vegetadas, las balsas secuenciales o los drenes filtrantes. Fotos: SUDS.</p>

Otros tipos de SUDS son los pavimentos permeables (en la
primera foto, hormigón permeable en los aparcamientos del Wanda Metropolitano de Madrid); las cunetas vegetadas, las balsas secuenciales o los drenes filtrantes. Fotos: SUDS.

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Otros tipos de SUDS son los pavimentos permeables (en la
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Otros tipos de SUDS son los pavimentos permeables (en la
primera foto, hormigón permeable en los aparcamientos del Wanda Metropolitano de Madrid); las cunetas vegetadas, las balsas secuenciales o los drenes filtrantes. Fotos: SUDS.

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Otros tipos de SUDS son los pavimentos permeables (en la
primera foto, hormigón permeable en los aparcamientos del Wanda Metropolitano de Madrid); las cunetas vegetadas, las balsas secuenciales o los drenes filtrantes. Fotos: SUDS.

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primera foto, hormigón permeable en los aparcamientos del Wanda Metropolitano de Madrid); las cunetas vegetadas, las balsas secuenciales o los drenes filtrantes. Fotos: SUDS.</p>

Otros tipos de SUDS son los pavimentos permeables (en la
primera foto, hormigón permeable en los aparcamientos del Wanda Metropolitano de Madrid); las cunetas vegetadas, las balsas secuenciales o los drenes filtrantes. Fotos: SUDS.

Además de los pavimentos permeables, las cubiertas vegetadas, los parterres y jardines de lluvia y los parques inundables, otros tipos de SUDS serían las cunetas vegetadas, los humedales artificiales, o las zanjas y depósitos de infiltración. “Diseñar los distintos SUDS consiste en tratar de reproducir, en la medida de lo posible, las condiciones previas a la urbanización en ese mismo lugar”, concluye Lara.

Pese a que las instalaciones de SUDS comenzaron en España hace ya prácticamente 25 años, la implementación de estas soluciones es “lenta”, aunque progresiva. Lara reconoce que a nivel de investigación, las convocatorias de financiación europeas sí tienen en cuenta estas nuevas soluciones. “Aunque quizás todavía no son prioridades en los planes de inversión real -lamenta- en los que sigue habiendo una inercia técnica muy importante a priorizar infraestructuras grises, convencionales”.

Andrés-Doménech también reclama “un contexto legislativo” que permita establecer criterios para reutilizar el agua que captan los SUDS, aunque valora la progresiva implantación de estos espacios: “Actualmente los SUDS ya han superado esa primera barrera tecnológica: se ha demostrado científicamente que funcionan. Son tecnologías que han venido para quedarse”.

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