¿Sustituirá el crowdfunding al capital riesgo?

Hay pocos artículos científicos que hayan analizado en profundidad las características del fenómeno de la financiación colectiva. Entre las pocas personas que han realizado una investigación exhaustiva se encuentra Ethan Molleck, profesor de management en la Wharton Business School (The dynamics of crowdfunding: determinants of success and failure; abril 2013, Wharton School).

Molleck analizó la base de datos de Kikstarter, la mayor plataforma de crowdfunding, con un total de 48.500 proyectos financiados por una cantidad global de 237 millones de dólares en el año 2012. Entre las conclusiones de su estudio se encuentran las siguientes: la mayoría de las iniciativas o bien obtienen la financiación por un breve margen o bien se quedan muy lejos del objetivo; los proyectos con más calidad tienen más posibilidades de ser financiados; contar con una buena base de amigos y conocidos en la red es un elemento importante de éxito; la variable de proximidad geográfica tiene cierto peso en la financiación de los proyectos, aunque no tanto como en otras modalidades de financiación.

Otro de los interrogantes que Molleck trató de responder fue el siguiente: ¿Comparados con los sofisticados inversores de capital riesgo cómo de buenos son los inversores de crowfunding a la hora de analizar la viabilidad de los proyectos? Como es bien sabido, parte importante del éxito en la financiación de las nuevas iniciativas empresariales descansa en la evaluación que hacen los expertos en capital riesgo.

La selección de los proyectos en la financiación colectiva, sin embargo, no se apoya en la opinión de unos cuantos expertos sino en la decisión de miles de pequeños financiadores.

La parte más interesante de las conclusiones del profesor de Wharton es que el modelo de financiación colectiva no difiere tanto en el análisis de los proyectos de los modelos tradicionales de financiación como el capital riesgo (¿Swept away by the crowd? Crowdfunding, venture capital and the selection of entrepreneurs; abril 2013, Wharton School).

Aunque el capital riesgo y el crowfunding se diferencian en aspectos importantes, como el hecho de que en el primero la financiación es colectiva y en el capital riesgo se concentra en unas pocas personas, o que los proyectos que financian las empresas de capital riesgo suelen estar próximos geográficamente y los de crowdfunding pueden estar localizados a miles kilómetros de distancia, las evidencias del estudio muestran que la financiación colectiva se sirve de iguales parámetros para analizar los proyectos: suelen discriminar positivamente a los emprendedores que muestran una historia de éxito y también favorecen a aquellos que cuentan con apoyos explícitos de terceros.

Pero es más, según Molleck, la financiación colectiva tiene algunas ventajas frente al capital riesgo tradicional: favorece la financiación de proyectos que no están próximos geográficamente y, también, los proyectos emprendidos por mujeres. En efecto, una de las evidencias que encontró Molleck es que los proyectos financiados por Kickstarter financiaban a las mujeres emprendedoras en una proporción quince veces superior a las empresas de capital riesgo.

Se coincida o no con las hipótesis de Molleck, lo cierto es que las plataformas de crowdfunding están atrayendo a algunos profesionales del sector de la banca privada que han descubierto en este mecanismo de financiación alternativa una oportunidad para diversificar la inversión en nuevos activos y ampliar la financiación al sector de la pequeña y mediana empresa, tradicionalmente olvidado por las instituciones financieras. Uno de los primeros en dar el salto fue Ryan Caldbeck, que en junio de 2011 decidió abandonar Encore Consumer Capital, una empresa líder en prívate equity en el sector del consumo, para crear la plataforma CircleUp que comenzó a estar operativa en abril de 2012.

Caldbeck no solo ha conseguido financiar desde entonces más pequeñas empresas de consumo que cualquier otro banco de inversiones en Estados Unidos, sino que se ha convertido en uno de los principales apóstoles de la financiación colectiva en su país, hasta el punto de que la revista Forbes le ha contratado como colaborador habitual (Why I left private equity and started a crowdfunding site, Forbes, 9 de noviembre de 2011).

Por Javier Martín Cavanna
@jmcavanna

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