Ashoka: Ideas innovadoras en busca del cambio

El mundo es de los valientes y en Ashoka hay muchos. Esta organización internacional, que llegó hace seis años a España, se encarga de identificar emprendedores sociales, seleccionar a los mejores y ayudarles a contagiar el espíritu de su proyecto. Con la firme creencia de que uno puede cambiar el mundo con sus iniciativas nace esta organización, que ha presentado recientemente a sus nuevos emprendedores.

Nadie dijo que fuera fácil cambiar el mundo, pero siempre hemos escuchado aquello de que un grano de arena no es una montaña, pero sí forma parte de ella. Con estas ideas en el aire nace Ashoka, una organización que se encarga de dar visibilidad a las personas que con su iniciativa emprendedora tratan de solucionar un problema, y con ello, cambiar el mundo. Hace ya casi treinta años que Ashoka dio sus primeros pasos de la mano de su creador, Bill Drayton, en India, Latinoamérica y África. Pero sus orígenes se remontan al siglo III a.C.

cuando un sanguinario hombre de nombre Ashoka vio que no había escogido el camino correcto y se dedicó a trabajar por su pueblo, siendo este líder quien unificará la India y trabajará por su desarrollo económico y social. En 2003 la organización llegó a España y tres años después se seleccionaron los primeros emprendedores sociales del país.

María Calvo, directora de Ashoka España, explica la esencia de la organización con una ilusión que contagia a quién la escucha: «No hay nada más poderoso para transformar un problema que una buena idea en manos de una persona emprendedora». Y eso es precisamente lo que se necesita para llamar a la puerta de Ashoka: una idea innovadora.

«No buscamos a las personas que han abierto cuatro o cinco escuelas u hospitales sino a aquellas que han encontrado una metodología nueva para llegar a la solución de un problema».

Pero no basta con tener una idea innovadora y guardarla en un cajón, hay que ponerla en práctica. Por eso la importancia de ser emprendedor. Llámense también valientes. Además, la persona debe contar con una alta dosis de creatividad, tanto en la definición de metas como en la manera de solucionar el problema en cuestión. La tercera característica que debe reunir es la calidad emprendedora. Deben ser capaces de, con su perseverancia, pulir su idea, perfeccionarla, depurarla, ponerla a prueba y difundirla hasta convertirla en un patrón de comportamiento para la sociedad.

«No hay que solucionar el qué sino el cómo», añade María. De nada sirve una buena idea si no tiene un fuerte impacto social que pueda transformar el problema en su totalidad y contagiar a los ciudadanos de sus ganas de conseguirlo.

Por último, es esencial que la ciudadanía pueda confiar en el emprendedor, por eso es fundamental su fibra ética. Ya sólo queda «poner en marcha su iniciativa. La diferencia entre un emprendedor y otro que no lo es, es que el primero empieza a caminar», apunta.

Estas cinco características definen a los emprendedores de Ashoka. Cinco criterios que Bill Drayton, durante sus viajes, observa que son comunes a todos los emprendedores sociales que tienen éxito. Los proyectos que han recibido apoyo por parte de esta organización son de lo más diverso. Desde problemas de desnutrición, acceso a agua potable, desarrollo de comunidades; hasta la integración social, la igualdad de género o microcréditos. Ashoka no premia la trayectoria o el éxito de una persona que lleva años demostrando que funciona su iniciativa, «nosotros apoyamos a una persona que ya ha empezado pero que no tiene tiempo ni recursos para impulsar a pleno rendimiento su idea». En esta fase interviene Ashoka. A los emprendedores seleccionados «se les otorga una ayuda económica durante tres años, se ofrece mucho apoyo técnico y, sobre todo, el apoyo de nuestra red de contactos». Los emprendedores pasan a formar parte de una red internacional constituida ya por 2.300 personas de 64 países diferentes con un mismo espíritu. Ponerse en contacto con emprendedores que trabajan en la solución de problemas es una magnífica fuente de ideas y matices a su propio proyecto. María explica los beneficios del trabajo en red: «Les permite visualizar otros ejemplos y otros modelos para aplicar y descubrir lo que habrían tardado ellos solos mucho más tiempo en encontrar. Hallan sinergias y pueden replicar o expandir su iniciativa mucho más rápido». Lo que tiene una consecuencia inmediata: la aceleración del impacto.

Con el estipendio mensual el emprendedor logra dedicarse en cuerpo y alma a la ejecución de su idea, ya convertida en empresa, fundación u otro tipo de estructura organizativa, y, además, puede contar con todos esos recursos que no existen en el sector social. Porque otra de las razones de la existencia de Ashoka es precisamente la falta de productos financieros, consultorías, apoyos o ayudas que en el mundo empresarial sí están en activo, pero de los que carece el sector social.

EN BUSCA DE EMPRENDEDORES.
Con los cinco criterios básicos en la mano Ashoka comienza la búsqueda de los cuatro o cinco emprendedores elegidos cada año. La mayor parte de las candidaturas llegan a la organización por medio de su web, Ashoka.es. En este portal se encuentran los requisitos que deben cumplir para poder aspirar a la ayuda, toda la información sobre la labor de la organización, los trabajos y experiencias de los anteriores emprendedores y los pasos a seguir para presentar la candidatura.

Pero no es fácil encontrar personas que se puedan catalogar como emprendedores con mayúsculas. Por eso Ashoka sale fuera a buscarles. Para ello cuentan con una red de «nominadores». Se trata de un grupo de personas en cada país que conocen a la perfección el terreno, permanecen en contacto con las fundaciones y ONG y están al tanto de las acciones que se llevan a cabo en distintos sectores y con diferentes problemas sociales. «Son ellos los que a veces nos llaman la atención sobre determinadas personas», comenta María. Además, Ashoka lleva a cabo sus propias investigaciones sobre innovación y logra identificar personas que ya están impulsando una iniciativa para solucionar la cuestión.

Lo cierto es que hay numerosas ideas, pero se necesita algo más para formar parte de Ashoka. «Encuentras muchas personas haciendo proyectos muy interesantes, pero que reúnan todas las condiciones –idea innovadora, un enfoque distinto de cómo se viene haciendo, que hayan llegado hasta en núcleo del problema para buscar la solución, que hayan sabido desarrollar un modelo aplicable, etc.– de esas no hay tantas», confiesa María, que desde su anterior puesto como directora general para España en eBay, se codeó con muchos emprendedores, pero no sociales. «En eBay yo tenía mucho contacto con emprendedores de negocios e impulsábamos iniciativas para convencer a más personas de las posibilidades de la red como herramienta de crear tu propio negocio y ser emprendedores». Cuando conoció Ashoka y le explicaron en qué se basaban para impulsa r cambios «me identifiqué muchísimo», confirma orgullosa.

Y es que ser emprendedor no es una carrera, ni tan siquiera una profesión reconocida y consolidada en España. Conchi Gallego, integrante de Ashoka España, cuenta, desde su experiencia con los emprendedores, cómo ellos mismos no se consideran «los más innovadores».

Tienen que pasar unos años para que las primeras generaciones digan con orgullo: «Soy emprendedor social». Sin embargo, aunque tardan tiempo en identificarse con este nombre, no se necesita más que unos segundos para hermanarse con la red de Ashoka. «A pesar de que las temáticas de sus ideas sean completamente diferentes, al conocer a las personas que forman la organización se identifican en seguida con su espíritu». María añade: «Aquí están obsesionados con solucionar un problema. Cuando conoces a las personas te enganchas».

Precisamente parte del éxito de las ideas de los emprendedores es esa capacidad de contagiar, ilusionar e involucrar a las personas de su alrededor en su proyecto.

La dinámica de trabajo se basa en actuar desde dentro del problema, de abajo arriba. El emprendedor conoce de cerca la cuestión que quiere solucionar, se dedica a documentarse y a identificar el problema y llega a una conclusión/ solución aplicable a la raíz. Es necesario que el emprendedor sea capaz de movilizar a la base ciudadana que esté más próxima al problema. «Lo revolucionario de los emprendedores sociales es que no consideran beneficiarios a las personas que reciben sus servicios o el impacto de su idea sino como parte esencial de la solución». Por eso la comunidad debe implicarse en la solución del problema.

A esto hay que añadir la importancia del trabajo en equipo, la fuerza que se genera al unir todos los recursos humanos y materiales en la resolución. De esta forma cada individuo se convierte en impulsor del cambio. Cierto es que una persona no puede transformar el mundo, pero sí convencer a muchos de que pueden hacerlo juntos. Lo que busca Ashoka es el efecto contagio, que lo que ya rueda a pequeña escala se replique en más lugares.

La experiencia les da la razón. Así, María Calvo nos pone como ejemplo el caso de Isabel Guirao. Esta almeriense llevó a cabo su proyecto en la primera generación de emprendedores que salió de Ashoka España en 2006. Isabel trabaja con niños y jóvenes con discapacidad intelectual y ha desarrollado un modelo de ocio inclusivo para que disfruten de su tiempo libre con niños sin discapacidad y puedan así desarrollarse plenamente. Comenzó trabajando a través de la organización A toda vela y, después, convenció a la Federación Estatal de Asociaciones para Personas con Discapacidad de su modelo. Ahora esta asociación está aplicando la forma de actuar de Isabel por toda España. La iniciativa va a llegar a 97.000 personas y familias de niños con discapacidad. Es sólo la idea de una persona con ganas de cambiar el mundo.

NOTABLE EN LA EVALUACIÓN FINAL.
Los proyectos que han sido avalados por Ashoka se revisan cada cinco años. Los resultados son muy positivos. El 94% de los emprendedores de todo el mundo sigue trabajando en su idea y el 89% ha conseguido que otras organizaciones adopten su sistema.

En España los dieciocho seleccionados hasta el momento continúan con su iniciativa. La persistencia, señala María, es la clave para provocar un cambio a gran escala y solucionar el problema.

Ashoka es una organización financiada únicamente por fondos privados. Aproximadamente un tercio proviene de emprendedores de negocios, un 40% de empresas que comprenden las necesidades y, por último, las personas particulares también apoyan económicamente la causa. La mayor parte de los fondos van destinados al pago de los emprendedores, pero Ashoka también tiene sus propias iniciativas e ideas innovadoras para inducir el cambio.

En su programa Jóvenes Emprendedores tratan de mentalizar a los escolares de la importancia de saber identificar los problemas y necesidades y poder buscar juntos las soluciones. Convertirlos desde temprana edad en change makers o agentes del cambio. Con talleres y conferencias en los centros educativos y en organizaciones donde están involucrados los jóvenes, Ashoka quiere poner en manos de éstos la responsabilidad de la resolución de problemas. «Son líderes natos, sólo hay que confiar en sus posibilidades», afirma María. Y es que los emprendedores de Ashoka si algo tienen en común es que su perseverancia fluye por sus venas.

Y de los más jóvenes la organización se mueve hasta los más experimentados. Los emprendedores senior son aquellos que ya han extendido su idea, han dejado huella en el terreno en el que trabajan y aún pueden, desde la red de Ashoka, beneficiarse del apoyo y ayudar a otros proyectos incipientes.

Aunque el proceso de selección es arduo, el solo contacto con especialistas internacionales en el sector social, las múltiples cuestiones que se plantean a lo largo de las entrevistas y el conocimiento de otras personas y proyectos, es para los emprendedores una gran brainstorming que les ayuda a matizar su idea innovadora.

Comenzar un proyecto, llevar a la práctica una idea o creer que se puede cambiar el mundo no son tareas fáciles. Pero nunca se sabrán los resultados si no se comienza a andar. Después de todo, si no se consigue el cambio, al menos se habrá dado algún paso hacia él.

Lo revolucionario de los emprendedores sociales es que no consideran beneficiarios a las personas que reciben sus servicios o el impacto de su idea sino como parte esencial de la solución

Emprendedores sociales 2009: con nombre y apellido

Rodrigo Aguirre
SocialBid

Problema: Las ONG requieren de fondos privados que en ocasiones llegan en forma de donaciones en especie. El coste es muy elevado.

Idea innovadora: Convertir las donaciones en especie en dinero líquido a través de subastas por Internet.

Datos empresariales: Más de cuarenta empresas donantes, 150 famosos subastando sus pertenencias, 400.000 euros recaudados para más de cuarenta ONG beneficiarias.

Un mercado solidario online, una empresa de marketing social y un outlet benéfico. Así define Rodrígo Aguirre su empresa SocialBid. Llegó a Ashoka nominado por María Calvo, directora de la organización, que conocía su trabajo por la colaboración que Ebay (entonces era su directora) venía prestando al tercer sector. «Quería tener un impacto social directo usando los mecanismos de mercado y de economía que había estudiado», señala Rodrigo. En el futuro quiere replicar su modelo por todo el mundo, aprovechando que la mayoría de las empresas donantes son multinacionales.

Pau Llop
Bottup.com

Problema: Los medios de comunicación crean la agenda informativa según sus intereses.

Idea innovadora: Los ciudadanos necesitan una plataforma informativa donde ejercer la libertad de expresión y recibir información no sesgada.

Datos empresariales: Datos de interés: 1.253 periodistas ciudadanos, cuatro profesionales y 50.000 visitas al mes.

Pau Llop comenzó en 2006 a gestar lo que hoy recibe 50.000 visitas al mes. Bottup.com es un medio de comunicación con aspiración a convertirse en una gran plataforma técnica de periodismo social. Los ciudadanos obtienen su «carné de prensa» y escriben las que consideran noticias del día. Ese es el futuro al que Llop mira con la ayuda de Ashoka. «Me han puesto en contacto con gente de Google a la que yo nunca hubiera imaginado acceder para poder mejorar la plataforma», cuenta. Se considera un emprendedor, pero hasta que llegó a Ashoka desconocía el adjetivo social: «Iba a reuniones de emprendedores pero siempre veía que no terminaba de encajar».

 Albert Jovell
Foro Español de los Pacientes y Universidad de los Pacientes

Problema: Falta representación del paciente en el sistema público de salud.

Idea innovadora: Democratizar el sistema sanitario a través del Foro Español de los Pacientes y ofrecer información en la Universidad de los Pacientes.

Datos de interés: En España hay quince millones de pacientes crónicos.

Albert Jovell es médico y paciente. Desde que acompañaba a su padre al centro de salud le surgió interés sobre la relación sanitario-paciente. Después de cinco y tres años, respectivamente, del Foro Español de los Pacientes y de la Universidad de los Pacientes, Albert comienza con Ashoka un nuevo periodo: «Quiero que la RSC se involucre con la sanidad; extendernos en el territorio con más foros autonómicos, y que los pacientes de poca movilidad estén conectados a través de comunidades virtuales». Cree en la necesidad de poner en marcha las ideas: «Vale la pena ser recordado por intentar hacer cosas por los demás».

Andrés Martínez
Fundación EHAS (Enlace Hispanoamericano de Salud)

Problema:En países subdesarrollados los sistemas de salud pública no llegan o lo hacen de forma deficiente a las zonas rurales.

Idea innovadora: Mejorar la comunicación entre los auxiliares de clínica de los pueblos con los médicos de referencia.

Datos de interés: 170 puestos de salud de Perú, Ecuador, Colombia y Cuba han implementado el sistema.

Su idea de instalar un teléfono en cada centro de salud de los países en vías de desarrollo está en marcha por la Fundación EHAS. Andrés Martínez ha diseñado un sistema que permite ahorrar tiempo y dinero en la transmisión de diagnósticos. Trabaja también en la escucha del latido del corazón de un paciente a través del teléfono para diagnosticar sin desplazamiento. Llegó a Ashoka por un «nominador» y ahora está en contacto con una red internacional de emprendedores «con la misma tenacidad para encontrar sinergias que ayuden a expandir mi proyecto», apunta.

Por Esther Barrio
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