Eric Borremans: “De cada nuevo riesgo medioambiental es posible sacar oportunidades de inversión”

Eric Borremans, especialista en inversión temática medioambiental de Pictet AM, ha presentado en Madrid, junto a Spainsif, la ponencia ‘Investment Solutions for Anticipated Environmental Challenges’.
HAZ15 abril 2015

Borremans cuenta con más de 20 años de experiencia en el mundo de la consultoría medioambiental para importantes empresas y del sector público de todo el mundo. Desde el año 2001 trabaja en gestión de activos y en 2013 entró a formar parte de Pictet como experto global en sostenibilidad.

Pictet es miembro de la asociación paneuropea IIGCC que incluye cien instituciones, cuya misión es alentar políticas públicas y prácticas de inversión que aborden riesgos a largo plazo y oportunidades asociadas con el cambio climático.

Como miembro presta apoyo a una declaración firmada por 363 inversores institucionales que gestionan 24 billones de dólares en activos, que señala la necesidad de acelerar la transición hacia una economía de bajo uso de combustibles fósiles.

¿Cómo está afectando el cambio climático a las inversiones?

Uno de los asuntos medioambientales que se discute en mayor profundidad actualmente es el cambio climático, hoy día considerado una realidad científica. Sabemos que está teniendo impacto, como lo pone de manifiesto los cambios en los patrones del clima.

Las últimas tres décadas han sido las más calientes desde 1850, con olas de calor o lluvia. Las emisiones de gases de efecto invernadero están en niveles sin precedentes de 800.000 años. La temperatura media va camino de aumentar de 3,2 a 5,4 grados respecto al periodo preindustrial. Los glaciares se están reduciendo a tasa creciente y el nivel del mar ha subido 19 centímetros desde 1900.

La disponibilidad de agua fresca está amenazada. Las especies desaparecen a tasas nunca vistas, algunas de suma importancia (75% del cultivo alimentario del mundo se poliniza por insectos). El aumento de CO2 en el aire conlleva absorción en el océano, con acidificación. En algunos ríos los residuos de hormonas ya han provocado que hasta un 70% de los peces sean femeninos.

Además, tres billones de personas entrarán en la clase media para 2030 y con recursos naturales, finitos, habrá escasez.

Ahora bien, desde el punto de vista de los inversores, la gran cuestión es qué va a ocurrir en los próximos diez años. Hay que tener en cuenta que los escenarios dependen de las políticas gubernamentales.

En este sentido parte de las respuestas se van a conocer en la conferencia intergubernamental de París en septiembre (París Clima 2015, XXI Conferencia de las Partes (COP21) de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático para un nuevo acuerdo internacional sobre clima para después de 2020).

En esta conferencia se van a tomar decisiones de manera global, con vistas a reducir las emisiones de carbono y limitar el calentamiento global hasta un máximo de 2°C respeto al periodo preindustrial.

¿A qué escenarios se enfrentan los inversores respecto a las emisiones de CO2?

Hay dos posibles escenarios; en el primero la actividad empresarial se mantiene con la misma trayectoria ascendente de emisiones de CO2 de los últimos 50 años y en el segundo los gobiernos implantan medidas concretas para reducir significativamente las emisiones

Los inversores se enfrentan a dos escenarios. En el primero la actividad empresarial se mantiene, con la misma trayectoria ascendente de emisiones de CO2 de los últimos 50 años, lo que puede llevar a un calentamiento global entre 4 y 5°C, con muchas más turbulencias climáticas.

En tal escenario el gran desafío es adaptar las inversiones a un mundo donde el clima es cada vez más fuente de disrupción de la economía.

El otro escenario es que se implanten medidas concretas de los gobiernos para reducir significativamente las emisiones. A este fin hay que ponerles un precio relativamente alto. Por supuesto ello penalizaría a las compañías de un uso más intensivo de combustibles fósiles, especialmente las industrias de petróleo y gas.

De manera que lo más básico es centrarse en las inversiones actuales. En primer lugar hay que responder a la simple pregunta de cuánto y hasta qué punto la cartera incluye empresas que emiten CO2 en relación con la economía y el índice de referencia (como el índice mundial de acciones MSCI).

A continuación hay que preguntarse si hay forma de empezar a reducir la huella de carbono, pues existe riesgo de sorpresa negativa en el precio de la emisión de CO2. De hecho algunas de nuestras propuestas de inversión están diseñadas para minimizar este riesgo, tratando de disminuir la exposición a la huella de carbono. Se trata de evitar los perdedores potenciales.

Ahora bien, hace falta una métrica común, lo que aún puede tardar uno o dos años. Por nuestra parte contamos con metodología propia, que aplicamos a las carteras desde hace cinco años. Es el caso del fondo Pictet European Sustainable Equities de compañías sostenibles en Europa.

¿Qué otros desafíos medioambientales representan oportunidades?

El cambio climático es claramente un gran desafío medioambiental global a largo plazo, pero la economía se enfrenta a otros, como la escasez del agua, la pérdida de biodiversidad, la acidificación del océano y contaminación química, que tienen que ser atendidos.

Hay que concentrar la inversión en compañías que pueden facilitar la resolución de problemas medioambientales a largo plazo, con impacto socioeconómico

De hecho con cada nuevo riesgo es posible sacar oportunidades. La propuesta implica aprovechar megatendencias, concentrando la inversión en compañías que pueden facilitar la resolución de problemas medioambientales a largo plazo, con impacto socioeconómico. Se trata de invertir en posibles ganadores.

Al respecto hay cada vez en mayor conocimiento del público y demanda de consumidores, de productos y servicios limpios, como vehículos eléctricos o energías renovables, que pueden crecer más rápido que el resto de la economía.

En algunas áreas medioambientales el conductor principal es la política gubernamental. En Europa destaca la directiva de eficiencia energética y en EEUU la norma sobre CO2.

Además en China hay en marcha un plan de 300.000 millones de dólares contra la contaminación de aire y agua. En otras áreas dominan factores puramente económicos. De hecho las industrias invierten en tecnologías y procesos eficientes energéticamente porque suponen ahorro y retorno de la inversión.

¿Es posible contribuir medioambientalmente y obtener rentabilidad simultáneamente?

Históricamente cuando hablamos de sostenibilidad se piensa en ética y surge la duda respecto a si implica perder dinero. Pero está demostrado que hay estrategias de inversión que pueden proporcionar rentabilidad superior y contribuir con impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente.

La correspondiente integración de factores medioambientales, sociales y de gobierno corporativo es cada vez más sofisticada y es previsible una nueva generación de productos de inversión.

De hecho la oportunidad de negocio global crece más rápidamente que el resto de la economía, 6-7% hasta 2020, y puede llegar a ser de tres billones de dólares para 2020.

Está demostrado que hay estrategias de inversión que pueden proporcionar rentabilidad superior y contribuir con impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente

Ya hay mil compañías globalmente en las que es posible invertir y con las que construir carteras. Incluso en energías alternativas el coste no hace más que bajar, hasta el punto que cambia la ecuación económica.

En solar hay ciertas regiones en el mundo donde la tecnología es rentable sin subsidio, debido a la combinación de altos costes de la energía con altos niveles de insolación.

El agua es otro caso interesante, independiente de la regulación, pues la demanda global es creciente y la oferta cada vez más limitada.

Está claro que hay un desequilibrio que tiene que ser atendido mediante mayores inversiones en suministro y tecnologías de tratamiento, incluyendo reciclado y control de polución.

Comentarios