Una reflexión bajo la capa

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HAZ17 octubre 2006

Ya lo pronosticaba Unamuno «En este clima extremado, donde tan violentamente se pasa del calor al frío y de la sequía al aguaducho, ha inventado el hombre en la capa, que le aísla del ambiente, una atmósfera personal, regularmente constante en medio de las oscilaciones exteriores, defensa contra el frío y contra el calor a la vez.» Quizá sea el momento de desprendernos de la capa, y pararnos a reflexionar qué esta pasando.

¿Somos los humanos responsables de los cambios y alteraciones climatológicas que hemos podido observar en los últimos años, o por el contrario forman parte de un proceso natural? Veamos.

En primer lugar, la mayoría de los expertos están de acuerdo en algo: los humanos ejercemos un impacto directo sobre el proceso de calentamiento, generalmente conocido como el «efecto invernadero».

Según la comunidad científica mundial, el aumento de la temperatura producirá grandes alteraciones en los ecosistemas globales. Se sabe que la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera, el principal gas invernadero, no para de subir: desde el comienzo de la era industrial ha pasado de 280 a 450 ppm (partes de CO2 por millón de partes de aire).

También otros gases como el metano, el óxido de nitrógeno y los clorofluorocarbonos (CFC), contribuyen a reforzar el efecto invernadero: cuantas más moléculas floten en el aire, más calor quedará atrapado en la atmósfera. Pero no es tan simple la cosa: en el mundo hay 1.300 millones de personas sin acceso al agua limpia, 2.000 millones sin saneamiento y otros tantos sin energía eléctrica, además de 800 millones de desnutridos.

El cambio climático puede empeorar estos problemas, pues disminuirá la cantidad y calidad del agua, agravará las sequías, las inundaciones y las enfermedades transmisibles por insectos, reducirá la productividad agrícola y aumentarán los desplazamientos humanos.

Por último, y desde luego no menos importante, la realidad es que el cambio climático ya no es únicamente un problema de ambiente sino de desarrollo, ya que amenaza con aumentar la pobreza, el hambre, las enfermedades, y afectar la seguridad nacional, regional e internacional. Los principales responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero son países industrializados, y los más afectados aquellos en desarrollo, que tendrán menos posibilidades de adaptarse al cambio.

Estos avisos no nos pueden dejar indiferentes; esta incertidumbre nos debería impulsar a tomar medidas urgentes y concretas si queremos estar seguros de que nuestra posible influencia sobre el clima no va a tener consecuencias catastróficas.

La lucha contra el cambio climático es responsabilidad de todos y requiere una puesta en práctica y cumplimiento del Protocolo de Kioto, así como el establecimiento de nuevos compromisos más profundos.