Un código deontológico para el mundo del arte
Ojala el sector público y el sector empresarial tomarán notas. Dicho esto, en nuestra opinión, su mayor virtud puede ser también una debilidad sino se dan más pasos en el futuro. El texto es muy ambicioso y prácticamente no deja nada en el tintero. Ahora bien, si lo que se quiere es impulsar buenas prácticas es necesario desarrollar políticas y propuestas de autorregulación más concretas. Está claro que este documento no era el marco más adecuado, pues se trata de un documento que desarrolla principios generales, pero es necesario no detenerse. Nosotros, como espectadores externos, pensamos que sería muy necesario impulsar una iniciativa sobre buenas prácticas en la gestión de los museos, similar a otras que existen en el mundo anglosajón. En todo caso, nuestras felicitaciones por esta excelente iniciativa y, eso sí, no olviden que los códigos deontológicos son para cumplirlos, no para ignorarlos, como hace el Banco de Santander.