La innovación no es cosa de locos

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HAZ7 febrero 2013

Cuando hablamos de la necesidad de innovar en tiempos de crisis parece que lo más fácil es pensar que ya no se puede inventar nada más; que está todo creado; que no están los tiempos para arriesgar; que agarrarse a lo que uno tiene es la mejor opción, y que salir de lo corriente es cosa de locos.

Y en algunos casos podemos tener razón; un poco loco debieron pensar que estaba Thomas Alva Edison los primeros huéspedes de aquel hotel en el que rezaba el siguiente cartel: «Esta habitación está equipada con luz eléctrica de Edison. No intente encenderla con una cerilla. Simplemente dé vuelta al interruptor colocado en la pared, cerca de la puerta. El uso de electricidad con fines de iluminación no afecta la salud ni tampoco afecta el sueño».

Y aunque el invento de la luz eléctrica seguirá sorprendiendo aún en ciertos rincones del mundo donde el progreso no ha llegado, lo cierto es que aquella bombilla del siglo XIX, no solo continúa iluminándonos hoy en día en el mundo desarrollado, sino que se ha convertido en todo un símbolo en nuestras vidas.

La luz nos deja ver en una habitación sin ventanas, en una carretera sin farolas; ilumina los rincones oscuros, abre el camino y da sentido a aquello que parecía muy complicado; es esa ráfaga que se encuentra al final del túnel para darnos un respiro; la bombilla es el dibujo que representa el surgimiento de una nueva idea; es la esperanza y la ilusión, la misma que se pone en el alumbramiento de un bebé.

Y es que cada día surgen nuevas ideas, chispas que engendran proyectos novedosos en los terrenos personal, profesional y social. Y no debemos estar mal encaminados cuando decimos que la crisis desarrolla el ingenio, porque según datos de la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM), se solicitaron en 2012 el registro de 3.338 nuevas patentes y un total de 43.548 marcas. ¡No hemos perdido la inspiración!

Es por esto, por lo que Fundación Haz y esta revista, Revista Haz, han querido destacar la labor de esas personas, empresas, organizaciones no lucrativas o instituciones públicas que sin miedo a que les llamen locos apuestan cada día por la innovación, agradeciéndoles, desde estas líneas, que además la orienten al terreno social.

Han sido muchos los cambios que en muy poco tiempo se han ido sucediendo: el Estado de Bienestar ha sentido el crujir de sus cimientos con recortes y ajustes presupuestarios; las empresas han sido cada vez más conscientes del papel, más allá del económico, que juegan en la sociedad y han desarrollado con frecuencia buenos planes estratégicos de responsabilidad social empresarial; la sociedad ha comenzado a sentir que parte de la solución a los problemas está en su participación activa, y el tercer sector, que cada día se encuentra más profesionalizado ha tenido que renovarse para hacer frente a la gran disminución de recursos públicos recibidos. En este nuevo contexto de profunda confusión, pero también de transformación positiva, es necesario reconocer la acción de aquellos que están destacando por su capacidad de innovar socialmente.

Las iniciativas destacadas en este número (Vid. Las 10 iniciativas sociales más innovadoras 2011-2012) son las que, en opinión de los que formamos parte de la Fundación Haz, mejor responden a la definición de innovación social que el documento La innovación social, motor de desarrollo de Europa, publicado por Socialinnova, recoge acertadamente: «Para nosotros una innovación social consistiría en una acción endógena o intervención exógena (surgida desde las personas necesitadas o desde las que quieren ayudar) de desarrollo social (que mejora el bienestar y/o la cohesión social) que a través de un cambio original/novedoso (se produce una situación diferente a la preexistente) en la prestación de un servicio o en la producción de un bien (admite diferentes formas de manifestación intangibles y/o tangibles) logra unos resultados (existen indicadores objetivables del cambio producido) generalmente a través de un sistema en red (adquieren mayor protagonismo las relaciones interorganizativas más que las intraorganizativas) y que tiene potencial de ser reproducible (tiende a su difusión ilimitada en lugar de su reproducción restringida o controlada)».

Porque si Thomas Edison no hubiera pensando que en su invento había más parte de realidad que de locura y si aquellos que toman las riendas de la innovación social no confiaran en su capacidad para mejorar el mundo, continuaríamos en la oscuridad, en su más amplio sentido.

@Esther_Bame

Comentarios

  1. Me interesa conocer mas de sus experiencias y resultados y utilizarlas en el Gobierno del Municipio de Culiacán, Sinaloa, como ciudadano ….