Gestionar la inversión de impacto y el necesario cambio de mentalidad

El reciente webinar de la Saïd Business School de la Universidad de Oxford sobre cómo medir y gestionar las inversiones de impacto se centró sobre los avances en el ‘Impact Management Project’ o Proyecto de Gestión de Impacto; una iniciativa global en la cual están involucradas más de mil instituciones de este campo.

Este proyecto aspira a construir un consenso universal sobre cómo hablar, medir y gestionar el impacto. En definitiva, se trata de estandarizar la medición y la gestión del impacto para extender su uso y alcance en la industria de gestión de inversiones, eliminando la barrera que actualmente separa la inversión de impacto de la inversión tradicional o de mayor difusión, también llamada mainstream.

La reflexión es que, en general, los gestores actualmente pasan mucho más tiempo midiendo el impacto que gestionándolo. El mensaje principal es que la gestión del impacto es un proceso de información complejo y dinámico que precisa retroalimentación constante de todos los participantes para aprender y mejorar; por lo tanto, la recolección de datos a lo largo de la vida de la inversión, e incluso después de concluida, es clave y debería de ser lo más inclusiva y lo más económica posible.

La mayoría de las intenciones de los inversores de impacto y por tanto, las inversiones que realizan, pueden clasificarse en tres tipos: evitar el daño, mejorar la sociedad y el planeta y proveer soluciones.

Gestionar el impacto consiste en traducir las intenciones de los inversores en objetivos específicos teniendo en cuenta las restricciones existentes (mayormente de tipo financiero como liquidez, rentabilidad, horizonte temporal, etc.), alcanzar y mejorar el impacto generado con el proyecto/inversión, y entender y analizar la experiencia que de él han tenido la sociedad y el planeta. Como ilustra la siguiente figura, este es un proceso compuesto de cuatro fases, todas de igual importancia, que pueden tener lugar en cualquier momento de la vida de la inversión e incluso con posterioridad.

El marco en el que se encuadra dicha gestión está basado en definir los impactos/efectos directos e indirectos, tanto positivos como negativos, en la sociedad y el planeta usando cinco dimensiones: qué, cuánto, quién, contribución y riesgo.

La tabla siguiente muestra la aplicación de este marco a un caso real: el proyecto The Old Vinyl Factory en Hayes, de regeneración de un solar abandonado a través de la construcción de 243 viviendas sostenibles, de coste más bajo. El proyecto, una inversión de Bridges Fund Management, se ubica cerca de la nueva línea de cross-rail de Londres y a 5km del aeropuerto de Heathrow. Esta tabla ha sido extraída y traducida de su última memoria de impacto.

Fuente: Bridges Fund Management Annual Impact Report

A diferencia de la mayoría de los procesos de inversión actuales que son lineales, es decir, los objetivos se establecen al comienzo, el análisis se hace antes de tomar la decisión de invertir, la recogida de datos se hace de forma cuantitativa durante la vida de la inversión y el comportamiento se mide en términos de rentabilidad financiera al final de la misma basándose en un horizonte definido de antemano, la gestión del impacto es no lineal y requiere un enfoque no convencional para la recogida de datos.

Si queremos que el impacto forme parte de la gestión mainstream, la comunidad inversora tiene que empezar a cambiar su mentalidad.

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