La jornada laboral de cuatro días, ¿acierto o error?

Con motivo de la propuesta planteada por Más País hace unas semanas para la puesta en marcha de un plan piloto de semana laboral de cuatro días o 32 horas semanales en España, reflexionamos.

Lo primero que cabría preguntarles es si consideran que la jornada laboral debe recortarse en la misma proporción, es decir, pasar a 32 horas semanales o, por el contrario, distribuir las 40 horas semanales en cuatro días en lugar de los cinco o cinco y medio que son habituales en nuestro país.

Parece que la respuesta del político de turno que ‘dispara con pólvora del rey’ sería: ¡Por supuesto, recortando la jornada semanal! de lo contrario, ¿dónde está el progreso? Incluso se atreverían a dar alguna lección al empresario a este respecto, eso sí, desde su comodidad parlamentaria.

Claro… si ‘simplemente’ distribuimos las 40 horas semanales en cuatro días, nos quedan unas jornadas laborales muy conciliadoras (pura ironía): 10 horas de trabajo, más las pausas, más los desplazamientos ín itínere… ¿12, 13 horas/día? Tras ellas, ocúpate de tu familia, de la casa y… de ti mismo. ¿Lo crees posible por mucho que pienses en un fin de semana de tres días? ¿No parece un paso atrás?

Aceptando, por tanto, que recortamos un 20% la jornada semanal (uno de cinco días laborales), esto supone de facto incrementar en un 20% los costes laborales en multitud de sectores de actividad, empresas, etc. De hecho, en todos aquellos en los que el puesto de trabajo lleva aparejada una producción, atención al cliente, posproducción, prestación de servicios directos al cliente… ¡casi nada!

La industria manufacturera, la hostelería, la restauración, el ocio… definitivamente, demasiado para la economía de este país. ¡Es inviable! Pues la única manera de ‘compensar’ este hecho sería pensar que podemos mantener los ingresos de la entidad con un 20% menos de horas de trabajo.

Además, es preciso añadir en este momento otro dato: estamos en una economía globalizada. Lo están sectores como el turismo, el automóvil, la banca… los grandes empleadores de este país. Si este tipo de medidas se llevaran a cabo de forma unilateral en un país, el efecto inmediato sería la pérdida de competitividad del mismo. En esto, no hay marcha atrás.

Estamos en una economía globalizada. Lo están sectores como el turismo, el automóvil, la banca… los grandes empleadores de este país. Si este tipo de medidas se llevaran a cabo de forma unilateral en un país, el efecto inmediato sería la pérdida de competitividad.

¿Puede haber sectores y empresas que puedan recortar su jornada laboral en un 20%?

Puede. Aquellos más tecnificados, digitalizados, dirigidos a la sociedad del conocimiento y la información y que, por si fuera poco, aportan un alto valor añadido para poder afrontar este incremento de costes sin ‘dañar’ significativamente su cuenta de resultados. ¿Cuántos? De ninguna manera son mayoritarios, ni tan siquiera, minoritarios, podríamos calificarlo de meramente ‘experimental’. Desde luego, no llegará ni al 0,1% del empleo de este país.

¿Podemos hacer experimentos sociolaborales? Por qué no; mientras sepamos manejar las expectativas de todos aquellos que se levantan a las 6 a.m. para trabajar cinco días por semana durante 40-45 años. Y están para pocas bromas.  A estos hay que explicarles muy bien y con mucha pedagogía que se trata de un experimento que no va con ellos, que está pensado en un ínfimo porcentaje de trabajadores, así que… que sigan trabajando sus 40 horas durante cinco días a la semana, con suerte, hasta los 67 años. Y si son jovencillos, que vayan apuntando ¡más bien a los 70!

Por lo demás, ¡políticos nos dé Dios!

A ver si en el corto plazo somos capaces de remontar; de asumir el incremento de desempleo como consecuencia de la pandemia en una economía cuya deuda va a superar el 120% del PIB; de tener una clase política que de verdad sepa cómo funciona una pyme y las dificultades que ofrece mantenerse simplemente a flote en una economía tan globalizada, tan competitiva.

Mi madre siempre dice: “¿Experimentos? Con gaseosa”. Y a poder ser que no nos cuesten 60 millones de euros.

Comentarios