Una oportunidad para transformar nuestras ciudades y territorios

Con las elecciones municipales y autonómicas de 2023 se presenta la oportunidad de incorporar, de verdad, la sostenibilidad como base de los programas electorales. ¿La aprovecharemos?

En 2019 la alcaldesa de París Anne Hildalgo apostó por el modelo de ‘ciudad de 15 minutos’ como la base de su programa electoral, un modelo de transformación de la ciudad para asegurar que todos los parisinos pudieran disfrutar en cercanía de aquello que necesitan para una buena calidad de vida.

Ganó las elecciones. Con la llegada de la covid-19 aprovechó el parón del tráfico ocasionado por la pandemia para repensar la ciudad en base a este modelo urbanístico con la ayuda de su asesor Carlos Moreno, catedrático de la Universidad de la Sorbona.

Muchas otras ciudades del mundo comenzaron entonces a replantearse también su estructura y a apostar por la proximidad. No es de extrañar. Una vida en cercanía no solo tiene el potencial de contribuir a la lucha climática reduciendo las emisiones de CO2 de los desplazamientos en vehículo privado, sino de reducir los atascos, facilitar una vida más activa y saludable y fomentar la cohesión social y la economía local.

A pesar del momentum de los últimos años, la proximidad no es un concepto nuevo en urbanismo. Hasta hace pocas décadas, la ciudad mediterránea se caracterizaba precisamente por la compacidad y los usos mixtos.

Además, en España contamos con buenos ejemplos de ciudades que llevan tiempo apostando por devolver el espacio público a los ciudadanos, como es el caso de Pontevedra que en veinte años ha reducido en un 97% el tráfico en el centro de la ciudad y las emisiones de carbono en un 67%.

Sin embargo, parece que el modelo de ciudad dispersa importado de Estados Unidos se ha asentado en la forma de diseñar muchas de nuestras ciudades y las inercias son difíciles de cambiar sin compromiso político. Las elecciones de 2023 se presentan, por tanto, como una oportunidad para redirigirnos hacia un modelo basado en las personas y el planeta.


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Desde el Foro NESI, organización sin ánimo de lucro que promueve una economía más sostenible, justa y colaborativa, presentamos la Guía hacia las Ciudades de 15 minutos y Territorios de 45 minutos, resultado de la activación de la inteligencia colectiva de más de 50 profesionales, representantes de la Administración pública, el sector privado, universidades y ciudadanía. El documento está dirigido a municipios y entidades locales y tiene como objetivo aportar herramientas y buenas prácticas para técnicos y políticos, así como inspiración para los programas electorales de 2023. ¿Nos tomarán el testigo?

La guía profundiza en seis temáticas clave de las ‘ciudades de 15 minutos y territorios de 45 minutos’, entre las que se encuentran: Vivienda, Espacio público, Empleo y Comercio Local, Salud y Cuidados, Educación y Cultura, y Movilidad. A través de la relación de unas temáticas con otras y la incidencia en la conexión urbano-rural, esta pauta busca también fomentar el pensamiento sistémico a la hora de transformar los lugares en los que vivimos.

La ‘Guía hacia las Ciudades de 15 minutos y Territorios de 45 minutos’ aporta buenas prácticas a técnicos y políticos, e inspiración para los programas electorales de 2023.

A lo largo de los procesos colaborativos para la cocreación de la guía, emergieron una serie de conceptos clave del modelo:

  • Equilibrio territorial. Nuestras ciudades y territorios forman parte de un sistema interconectado. La problemática de la España vaciada está intrínsecamente ligada a los problemas ecológicos y sociales que supone la superpoblación de las ciudades. Necesitamos considerar las interrelaciones de nuestros barrios, pueblos y ciudades en las escalas local, metropolitana, autonómica y nacional.
  • Acceso a la vivienda. Si no ponemos el foco en la vivienda como derecho en vez de bien de especulación corremos el riesgo de generar más desigualdades al intervenir en nuestros territorios. El modelo de ‘ciudad de 15 minutos y territorios de 45 minutos’ solo será viable si busca fórmulas para la inclusión y la diversidad de residentes y trabaja activamente con planes antidesplazamiento, para evitar que las inversiones en mejoras de nuestros barrios, pueblos y ciudades generen procesos de gentrificación.
  • Usos mixtos del suelo, de espacios y edificios. Tenemos que construir ciudades para las personas y no para los coches. La zonificación por usos que separa, por ejemplo, áreas residenciales, comerciales y de trabajo, fomenta la dispersión que genera muchos de los problemas ambientales y sociales que experimentamos hoy en día. Tampoco nos podemos permitir el lujo de desaprovechar el suelo y los recursos. En las ‘ciudades de 15 minutos y territorios de 45 minutos’ los espacios y los edificios deberían ser flexibles para poder ser utilizados para distintos usos a lo largo del día y de la semana.
  • Regeneración de relaciones humanas y naturaleza. La forma en la que diseñamos nuestras calles, nuestro espacio público y nuestros edificios tiene una influencia directa en nuestro estilo de vida. A través de la rehabilitación y regeneración urbanas, tenemos que fomentar la creación de lugares de encuentro, no de paso, donde las personas puedan crear redes sociales y donde la naturaleza pueda integrarse. La igualdad de género, la equidad y el fomento de la diversidad tienen que ser la base de toda intervención.
  • Resiliencia. La crisis sanitaria y la actual guerra en Ucrania nos han recordado las debilidades de nuestro sistema. Buscar fórmulas creativas para aprovechar los recursos locales en una economía circular, descarbonizada y regenerativa es necesario para ganar resiliencia ante futuras crisis.

Sabemos hacia dónde tenemos que ir y necesitamos actuar con urgencia. ¿Aprovecharemos el momento?

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