Avalancha de cisnes negros y rinocerontes grises

Pensábamos que tras la pandemia todo volvería a la normalidad, pero no. Hemos entrado en un estado de crisis permanente: catástrofes naturales, inflación, escasez de alimentos, empeoramiento del bienestar, ciberataques, tensiones geopolíticas, riesgos de liquidez, de la cadena de suministro… Se trata de amenazas cada vez más complejas y globales que pueden impactar en la línea de flotación de las organizaciones dañando su reputación, poniendo en peligro su continuidad inmediata e incluso amenazando su propia supervivencia si no se han dispuesto los mecanismos de contingencia adecuados.

Algunas de estas amenazas podrán calificarse como cisnes negros -eventos aleatorios de gran impacto y solo predecibles a posteriori- y otros serán más bien rinocerontes grises -de alto impacto y probabilidad-. Al margen de su catalogación zoológica, esta concatenación de riesgos globales interconectados ha conformado un tornado cuya velocidad, distancia y dimensión hay que vigilar en todo momento para no verse arrastrados.

Así lo refleja el Risk in Focus 2023, un informe elaborado por los Institutos de Auditores Internos de 15 países europeos, incluido el de España. Ofrece una panorámica sobre los principales riesgos empresariales desde la mirada del auditor interno.

Un año más, ciberseguridad figura en la primera posición, lo que da una idea del calibre de ese riesgo.

Llama la atención el nuevo ascenso del riesgo climático, que sube del octavo al sexto puesto y asciende al tercero en las previsiones a tres años. No sin razón dice el informe que el riesgo climático podría ser la próxima gran crisis -rinoceronte gris en este caso- para el que las organizaciones no están preparadas.

La invasión de Rusia a Ucrania abre incertidumbre sobre el cumplimiento de los objetivos marcados por la ONU para limitar a 1,5 grados el calentamiento global. La guerra no solo ha puesto en duda la continuidad del suministro energético, sino que también ha disparado los precios, hasta el punto de que muchos países se han visto obligados a retomar la inversión en combustibles fósiles como alternativa al petróleo y gas ruso.

En lugar de pensar en los riesgos individuales que puedan surgir en el corto plazo, las compañías deben pensar en la próxima década, encarando los problemas reales a nivel mundial y analizándolos sin tabúes. Es la única forma de solucionar las crisis.

Dada la creciente presión de los stakeholders sobre los informes relacionados con el clima, hay que vigilar que la información difundida se ajusta a los estándares y expectativas. Las organizaciones no pueden considerar el reporting sobre cambio climático como un ejercicio de cumplimiento. Por el contrario, la aplicación de una perspectiva ambiental, social y de gobierno (ESG) proporciona a las empresas la transparencia que necesitan para evitar el riesgo de reputación de posibles acusaciones de greenwahsing y para asegurar a todos los grupos de interés que la organización está en el camino correcto para lograr los objetivos.

Otro riesgo en ascenso es el de talento , que sube al segundo lugar, por encima incluso del riesgo geopolítico ocasionado por la guerra de Ucrania. El informe refleja que muchos trabajadores senior abandonan las empresas abriendo brechas difíciles de llenar, mientras los más jóvenes se forman u optan por rutas profesionales alternativas. Las empresas deben revisar y retocar la cultura corporativa, empezando por las políticas de flexibilidad y el propósito.

No es un momento fácil. Las compañías, en lugar de pensar en los riesgos individuales que puedan surgir en el próximo año o dos, deben pensar en la próxima década, encarando los problemas reales no solo de Europa, sino también del resto del mundo, donde se pueda analizar sin tabúes temas que requieren una mayor profundidad y reflexión. Esta es la única forma de abordar esta avalancha de riesgos y solucionar las crisis, en lugar de dejarlas que se estanquen y nos obliguen a seguir viviendo en este estado de crisis permanente.

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