La evolución de la mujer en riesgo de exclusión en el mundo laboral

En los últimos años se han dado pasos muy importantes en la inclusión laboral de las mujeres: nos vamos abriendo camino en sectores típicamente masculinizados, adquiriendo puestos de mayor responsabilidad y el número de ocupadas crece a mejor ritmo que el de los hombres (un 21% frente a un 18% en la última década). Pero estas luces se ven disipadas por no pocas sombras.
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Arancha Jiménez7 marzo 2023

Como recoge el décimo informe #EmpleoParaTodas: la mujer en riesgo de exclusión en el mercado laboral, que acabamos de publicar en la Fundación Adecco, lo cierto es que aún existen algunos indicadores que demuestran que sigue existiendo cierta desigualdad entre sexos en el mercado laboral español.

Una desigualdad que es especialmente acusada entre las mujeres que se encuentran en situación de riesgo de exclusión. Podemos hablar de una menor tasa de actividad, de la brecha salarial, de los porcentajes abrumadores de las personas ocupadas a tiempo parcial por el cuidado de familiares dependientes (el 92% son mujeres) o del desempleo de larga duración, pero detrás de todas esas cifras están ellas, las mujeres en riesgo de exclusión.

Las mujeres sénior, con discapacidad, al frente de una familia monomarental y/o víctimas de violencia de género están especialmente expuestas a este riesgo, tan íntimamente ligado a su mayor dificultad a la hora de encontrar un empleo. Muchas de ellas se siguen enfrentando cada día a barreras para acceder al mercado laboral, tales como los prejuicios, la imposibilidad de encontrar una jornada compatible con el cuidado de sus hijos, la brecha digital o la falta de formación necesaria para contar con las competencias que hoy en día requieren las empresas.

Esta situación acerca a todas ellas, de manera inevitable, al riesgo de pobreza y exclusión social, así como a problemas psicosociales. Además, como indicamos en el informe, el desempleo se cronifica de manera más acusada para las mujeres: en España hay un 26% más de mujeres desempleadas de larga duración que hombres en la misma situación.

Salir del paro de larga duración puede convertirse en una carrera de larga distancia; si su búsqueda de un puesto de trabajo se alarga en el tiempo, puede disminuir su autoestima y sus condiciones económicas para salir adelante, al tiempo que aumentan los prejuicios de las empresas a la hora de contratarlas.

La igualdad de la mujer y la creación de sociedades y de un mercado laboral más inclusivo se sitúa, irremediablemente, como uno de los motores de crecimiento económico y de desarrollo sostenible para los próximos años. De no ser así, estaremos renunciando a una gran cantidad de talento y competitividad. Desde la Fundación Adecco estamos convencidos de que esta tarea no es factible sin el compromiso de las empresas, de la Administración pública y del resto de agentes sociales: sin ellos el talento de todas estas mujeres no tendrá la visibilidad ni el reconocimiento que merece.


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¿Cómo podemos cambiar esta tendencia? El primer paso es conocer el problema, aceptarlo y tener sensibilidad para afrontarlo. Debemos escalarlo al primer nivel de la organización y marcarlo de manera decidida en nuestro propósito corporativo. Necesitamos que el comité de dirección apueste y defienda esta misión.

Si lo aterrizamos un poco más, desde las empresas, hay que llevar a cabo procesos de selección más inclusivos y, en ocasiones, por la inclusión laboral, es decir, por apoyar a mujeres con serias dificultades y darles la oportunidad flexibilizando y adaptando algunos procesos. Por supuesto eliminar todo tipo de prejuicios, sesgos inconscientes o situaciones discriminatorias que puedan existir en nuestros procesos y en las personas que los dirigen ya que son los grandes enemigos para la igualdad e inclusión sociolaboral.

Las empresas tienen que apostar por políticas y estrategias de diversidad, equidad e inclusión de alto impacto social y corporativo que pongan el foco en los principales retos que existen en nuestra sociedad para que determinadas situaciones de exclusión, desigualdad o discriminación no se cronifiquen. Conocer esta realidad a veces es complejo y por ello la empresa tiene que estar cada vez más cerca de ella a través de alianzas y partners estratégicos.

Asimismo, tenemos que apostar por la empleabilidad de aquellas mujeres más vulnerables y acompañarlas desde la empresa mediante formación y orientación especializada aportando competencias y habilidades fundamentales. Para que este camino fructifique necesitamos la apuesta de la Administración pública aplicando políticas activas de empleo que permitan ofrecer a las mujeres desempleadas una atención lo más individualizada posible, garantizando medidas específicas de intervención inmediata para aquellos casos en los que se detecte una mayor predisposición a la cronificación del desempleo.

Solo de esta manera lograremos poner en valor sus competencias y conseguiremos que las luces difuminen las sombras que, a día de hoy, invisibilizan el talento femenino.

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