Lo que no son cuentas… son cuentos. ¿Qué es lo relevante?

¿Qué es relevante?, dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul. ¿Qué es relevante? ¿Y tú me lo preguntas? Relevante... eres tú. Y también, lo que define que, razonablemente, puede considerarse importante a la hora de reflejar los impactos ASG (ambiental, social y gobierno) de las organizaciones o que influyan en las decisiones de los grupos de interés. Por su parte, un impacto (positivo o negativo) es el efecto que una organización tiene sobre la economía, el medio ambiente y/o la sociedad.
<p>Foto: retrato de Gustavo Adolfo Bécquer en un billete antiguo de cien pesetas. </p>

Foto: retrato de Gustavo Adolfo Bécquer en un billete antiguo de cien pesetas.

Todas las acepciones que el diccionario de la lengua española recoge acerca de la materialidad me parecen exquisitas: cualidad de material, superficie exterior o apariencia de las cosas y sonido de las palabras, ilustrativo ejemplo incluido: “No atiende sino a la materialidad de lo que oye”.

Es precisamente este término quien determina qué temas relevantes son suficientemente importantes como para que sea esencial presentar información al respecto. GRI (Global Reporting Iniciative) destaca que no todos los temas materiales tienen la misma importancia y espera énfasis en los que reflejen su prioridad relativa y en función de su contexto.

Los alumnos que no saben que responder ante una pregunta en el examen se van por los cerros de Úbeda tratando de abrumar al profesor con palabrería vacua. Los políticos que critican la contabilidad creativa, las sociedades en paraísos fiscales, la adquisición de chalés de lujo o el cobro de bonos sociales de sus oponentes, justifican dichas actuaciones, sin pudor alguno, cuando quienes los beneficiados son sus correligionarios. De la misma manera, muchas empresas enmascaran con colores y logos su verdadero impacto medioambiental o social. La falta de claridad, comparabilidad y garantías impiden al consumidor constatar y contrastar.

Por eso, la Comisión Europea ha propuesto una serie de criterios comunes contra el blanqueo ecológico y las declaraciones medioambientales vagas, engañosas o infundadas. Toda aquella etiqueta, anuncio o comunicación que no sea fidedigna, comparable y verificable será desterrada, cuando no perseguida.

¿Dices que este pantalón ha necesitado para su fabricación menos agua o ha compensado las emisiones de CO2 o no ha utilizado tintes perjudiciales para la salud de los trabajadores? ¡Demuéstralo o calla para siempre! ¿Utilizas plástico reciclado, proteges los océanos y los ríos, la fauna y la flora? ¿Lo has verificado de forma independiente y puedes demostrarlo con pruebas científicas? ¿Eres capaz de ofrecer una imagen completa y precisa de a qué se refieren las bondades que predicas? Si no es así, callado estás más guapo.

Próximos pasos

Ya no se van a permitir altisonantes declaraciones agregadas globales que mezclan churras con merinas, ni comparaciones que no están fundadas en datos equivalentes. Algo que, por cierto, ya vienen haciendo los bancos desde hace siglos: la tasa interna de retorno (TIR) o la tasa anual equivalente (TAE) permiten al cliente comparar rentabilidad de las inversiones o coste de los préstamos, y elegir aquella entidad que mejor se adapte a sus necesidades.


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En definitiva, una regulación homogénea y transparente de las etiquetas medioambientales es un certero torpedo en la línea de flotación de la publicidad engañosa.

Lograr una transición desde una economía lineal a otra circular se antoja una tarea faraónica al ser un cambio estructural, estratégico.

Volviendo a parafrasear a Gustavo Adolfo Bécquer, la cultura de la sostenibilidad, como la poesía, está como encarnada en su ser, su aspiración, sus presentimientos, sus pasiones y su destino es la propia sostenibilidad: “Vive, respira, se mueve en una indefinible atmósfera de idealismo que se desprende de ella, como un fluido luminoso y magnético; es, en una palabra, el verbo poético hecho carne”. En palabras mundanas de la Comisión Europea: promover la reparación de mercancías, el diseño ecológico y circular, atender a los envases y residuos de envases, a los plásticos biodegradables, biológicos y compostables y capacitar a los consumidores en la transición ecológica.

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