El cuidado de la salud mental y las vacaciones
Al igual que necesitamos dormir cada día para que nuestro cuerpo y nuestra mente se repongan y recuperen de la actividad diaria y funcionen correctamente, las vacaciones son, o deberían ser, un periodo de descanso en el que las obligaciones laborales desaparezcan por completo, pero muchas veces la adaptación al teletrabajo y la hiperconexión digital hacen que cualquiera tenga en la palma de su mano el correo electrónico del trabajo o que, incluso, se lleve a cuestas el ordenador para terminar ese proyecto que ha dejado a medias, esos informes que hay que entregar ‘sí o sí’ o solo ‘por si acaso’.
Las empresas no pueden permitir que esto suceda, y no solo por ética y empatía con los empleados, sino también por pura eficiencia: un empleado cansado o quemado no volverá de sus vacaciones con las pilas cargadas, sino con ellas más gastadas aún, lo que indudablemente afectará a su rendimiento, su motivación y sus relaciones personales en el trabajo en septiembre o, incluso, a posibles bajas por estrés o síndrome del trabajador quemado.
La desconexión del ámbito laboral permite a los trabajadores la capacidad de resetear la mente y poder diferenciar el tiempo profesional del privado. Algo que no sucede si estamos permanentemente conectados con la oficina durante las vacaciones. Y los datos no nos engañan: la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha cifrado en 12.000 millones de días de trabajo los que se pierden por la ansiedad o la depresión que genera la actividad laboral y que tiene un impacto en la economía mundial casi 16.000 millones de dólares.
En invierno y en verano
La jornada de trabajo está limitada dentro de sus horarios, y regulada por las normativas correspondientes, para garantizar tanto ese buen descanso como también la salud mental de la plantilla. En concreto, en España, la ley de los Derechos Digitales reconoce el derecho a la desconexión digital del empleado cuando está fuera de su jornada, y en el artículo 88.3 del LOPD GDD (Ley Orgánica de Protección de Datos y Garantía de los Derechos Digitales) se exige al empleador “elaborar una política interna dirigida a trabajadores, (…) en la que definirán las modalidades de ejercicio del derecho a la desconexión y las acciones de formación y de sensibilización del personal sobre un uso razonable de las herramientas tecnológicas que evite el riesgo de fatiga informática”.
Y no solo la ley, sino también la práctica: diversas investigaciones empíricas han demostrado el impacto positivo en el bienestar, tanto del ámbito personal como del laboral (productividad) de los trabajadores, de las jornadas reducidas de cinco a cuatro días semanales. Si esto es así, y se ven beneficios tangibles a lo largo de una semana laboral, ¿cómo no vamos a promover las vacaciones anuales donde la desconexión y ese ‘reseteo’ son más profundos y beneficiosos aún?
NOTICIAS RELACIONADAS
– El estrés vacacional o no saber desconectar del trabajo, un mal en aumento
– Siete de cada diez españoles no desconecta fuera del trabajo
– “Cada vez más empresas se ocupan de la salud mental de sus trabajadores”
Así se desprende también del Toolkit para integrar la salud mental en la empresa elaborado por el Grupo de Acción de Salud y Sostenibilidad, liderado por Forética y compuesto por 28 grandes empresas de nuestro país. La principal conclusión de este documento, en el que hemos participado desde Affor Health, es que integrar la salud mental en la empresa es la base para promover la prevención de los riesgos psicosociales en las compañías, y se les insta a ir un paso más allá de la ley integrando en su estrategia empresarial herramientas útiles y palpables para garantizar la salud mental de la plantilla en el ámbito laboral.
Se trata, por tanto, de uno de los pilares más importantes de las estrategias de ESG o de RSC: el bienestar del empleado. Cada empresa es única, por supuesto, y los enfoques específicos pueden variar según sus necesidades y recursos disponibles. En cualquier caso, priorizar la salud mental debe ser considerado como una inversión a largo plazo que genera beneficios tanto para los empleados como para la organización, y eso pasa por el derecho a la desconexión, a diario y por supuesto también durante sus periodos vacacionales.
El cuidado del bienestar del empleado repercute directamente en un mejor rendimiento, una imagen de marca positiva, retención de talento y cumplimiento normativo. Además, contribuye al bienestar de la comunidad, el entorno y la sociedad en general.
Consejos para la desconexión
La idea de la desconexión debe partir tanto de la empresa como del trabajador y ambos deben poner límites a la invasión del tiempo libre. Si, como hemos dicho, las empresas deben plantear políticas y herramientas respetuosas con las personas que conforman sus equipos, los empleados también pueden hacer mucho para garantizar su descanso.
Llevarnos el ordenador es como tener un recordatorio permanente del trabajo con nosotros, aunque no lo usemos, así que mejor dejarlo en casa. Si no es posible una desconexión total, lo mejor es reservar una hora al día para atender los asuntos urgentes y ceñirnos a ella.
Algunos consejos para lograrlo y no ‘sentirse mal’ por un exceso de responsabilidad pueden ser el ser previsor y ‘cerrar’ temas en la medida de lo que sea posible, así como delegar los que no para no irse con la sensación de que deja cosas por hacer. También conectar el aviso de fuera de la oficina y desviar las llamadas a quienes se queden de guardia son buenas técnicas para tener la conciencia tranquila y disfrutar verdaderamente del descanso.
Además de eso, llevarnos el ordenador es como tener un recordatorio permanente del trabajo con nosotros, aunque no lo utilicemos, así que mejor dejarlo en casa. Aunque por supuesto hay excepciones (empresarios o directivos de alto nivel), así que si aun así crees que no es posible una desconexión total, lo mejor es reservar una hora al día para atender los asuntos urgentes y ceñirnos a ella. Nuestra familia, nuestros amigos y nuestra mente lo agradecerán.
Y como es inevitable pensar en la vuelta, tratemos de hacerlo de manera progresiva, dedicando un tiempo (el que necesitemos) a aclimatarnos, a ponernos al día de lo sucedido durante las vacaciones y a realizar las tareas entrantes poco a poco.
El año laboral puede hacerse muy largo, así que aprendamos y promovamos una buena salud laboral, también durante las vacaciones.