COP28: una oportunidad para pasar de la retórica a la realidad

A punto de iniciarse la COP28 de Dubái, es esencial reflexionar sobre la trayectoria que han seguido las Conferencias de las Partes en su lucha contra el cambio climático. Estas reuniones, iniciadas hace décadas, han servido como un barómetro de la preocupación global por el medio ambiente, aunque a menudo se han visto ensombrecidas por resultados mixtos y desafíos persistentes.

Desde la primera COP en Berlín en 1995, estas cumbres climáticas han sido un viaje de ambiciones desiguales y realizaciones parciales tal y como vamos a ver a continuación.

El Mandato de Berlín, surgido de la COP1, fue un catálogo de compromisos bastante indefinido, permitiendo a los países escoger iniciativas según sus necesidades. Un año después, la COP2 en Ginebra adoptó por consenso la necesidad de «objetivos cuantitativos vinculantes» para limitar emisiones, un avance que fue calificado de significativo en su momento​​​​.

El verdadero hito llegó con la COP3 en Kioto en 1997, donde nació el Protocolo de Kioto. Este protocolo, esperanzador en su concepción, estableció objetivos vinculantes para las emisiones de gases de efecto invernadero para 37 países industrializados. Sin embargo, su impacto se vio limitado cuando grandes emisores como Estados Unidos y China no ratificaron el documento​​.

Los años que siguieron, desde 1998 hasta 2006, marcados por nueve COP, fueron en gran medida años de estancamiento, dedicados a finalizar los detalles del Protocolo de Kioto​​. Luego, la COP13 de Bali, en 2007, marcó un giro importante hacia la sustitución del Protocolo de Kioto​​.

En 2009, la COP15 en Copenhague, cargada de grandes expectativas, culminó en una gran decepción. Lo que se esperaba que fuera un anuncio de un nuevo protocolo terminó en un acuerdo no vinculante, debido a la influencia de potencias como China y Estados Unidos​​.


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La creación del Fondo Verde para el Clima en la COP16 de Cancún en 2010 fue un avance significativo, estableciendo fondos importantes para apoyar a los países menos afortunados en la lucha contra el cambio climático​​.

El Acuerdo de París, nacido en la COP21 en 2015, marcó un punto de inflexión en la historia de estas cumbres. Adoptado por 197 países, este acuerdo ambicioso estableció la limitación de la temperatura mundial a 1,5°C. A pesar de su ambición, la implementación y el cumplimiento de sus objetivos han planteado desafíos constantes​​.

La COP26 en Glasgow, en 2021, y la COP27 en Sharm el Sheij han mostrado una tendencia similar: compromisos ambiciosos en teoría, pero limitados en la práctica. La COP26, en particular, fue considerada en general un fracaso, incapaz de lograr acuerdos unificadores y concretos​​​​​​.

¿Por qué están fallando las COP?

La historia nos ha mostrado que, aunque puede haber espacio para el optimismo, es crucial mantener una perspectiva crítica y exigir más que promesas para asegurar acciones concretas y significativas.

Los desafíos persistentes en las COP y que continúan siendo relevantes en la actualidad se pueden resumir principalmente en tres áreas clave:

  • Financiación: Un tema central es la financiación de los esfuerzos contra el cambio climático, especialmente para los países vulnerables. La COP27, por ejemplo, cerró con un acuerdo histórico para financiar las pérdidas y daños en países afectados por desastres climáticos. Sin embargo, obtener los fondos necesarios para una transformación global hacia una economía baja en emisiones de carbono es aún un desafío. Se requieren grandes inversiones que implican una transformación completa del sistema financiero y la participación de múltiples actores​​​​.
  • Resistencia política: La resistencia política de ciertos países, especialmente los grandes emisores de gases de efecto invernadero, ha sido un obstáculo constante. Muchos países desarrollados aún no han cumplido con el objetivo de movilizar 100.000 millones de dólares al año para 2020, destinados a apoyar a los países en desarrollo en su lucha contra el cambio climático. Esto refleja una falta de compromiso político que socava los esfuerzos globales​​.
  • Contradicciones económicas: Existe una tensión entre el crecimiento económico basado en modelos tradicionales y la necesidad de una transición justa hacia economías sostenibles. Esto se evidencia en debates sobre cómo proporcionar financiamiento y recursos para una acción climática eficaz a gran escala, considerando las vulnerabilidades de distintas comunidades y países​​ como se ha comentado antes.

Como podemos suponer y llevamos mucho tiempo constatando, estos desafíos no tienen unas soluciones simples y requieren una cooperación internacional sin precedentes, acompañada de un compromiso político firme y una reestructuración económica global.

Tenemos la urgente necesidad de superar estos desafíos si queremos lograr un progreso real en la lucha contra el cambio climático. Esta década es crítica para la acción climática, y los informes indican que sin reducciones significativas en las emisiones de gases de efecto invernadero, nos dirigimos hacia un calentamiento de 2,5 °C para finales de siglo, muy por encima del objetivo de 1,5°C​​.

Para lograr un impacto real en la lucha contra el cambio climático, es crucial pasar de las promesas a las acciones. A mediados de diciembre saldremos de dudas de si esta COP sigue la tónica general de las anteriores o si puede acabar siendo un punto real de inflexión.

¿Se podrán superar estos patrones de ambiciones desiguales y realizaciones parciales?

Con las tres áreas que hemos mencionado antes en mente, para la COP28 las expectativas están centradas en varios temas que vamos a comentar a continuación.

De manera general, en esta Conferencia se busca acelerar la transición energética y reducir drásticamente las emisiones antes de 2030 para limitar el calentamiento global. Este objetivo implica un cambio profundo en la forma en que se produce y utiliza la energía en todo el mundo, lo que conlleva enormes dificultades logísticas, económicas y políticas​​.

También se espera poner a la naturaleza, las personas, las vidas y los medios de subsistencia en el centro de la acción climática. Esto incluye ayudar a las comunidades más vulnerables a adaptarse al cambio climático ya en curso.

Otra área de enfoque significativa es cumplir con las viejas promesas y establecer el marco para nuevos acuerdos en relación con la financiación. La financiación de la lucha contra el cambio climático debe ser asequible, accesible y estar disponible para los países en desarrollo, movilizando y distribuyendo fondos de manera eficaz y justa​​.

Asimismo, la COP28 es una oportunidad crucial para promover el papel fundamental que juega la naturaleza en la lucha contra el cambio climático y la aplicación del Acuerdo de París. Expertos y líderes gubernamentales y empresariales tendrán la tarea de aumentar la ambición en la reducción de emisiones, mejorar la resiliencia de las sociedades y aumentar las inversiones en esfuerzos de mitigación y adaptación.

Por último, crear un plan de acción y alcanzar un consenso entre los países participantes representa uno de los mayores retos de la COP28. La dificultad de lograr un consenso para la transición energética es particularmente desafiante, especialmente en el contexto de crisis energética actual e inflación. Además, se debe establecer un plan de acción para alinear los esfuerzos y hacer el primer balance mundial de emisiones de CO2.

En definitiva, para lograr un impacto real en la lucha contra el cambio climático, es crucial pasar de las promesas a las acciones. A mediados de diciembre saldremos de dudas de si la Conferencia sigue la tónica general de las anteriores o si puede acabar siendo un punto real de inflexión.

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