Jesús Salazar: “En las reuniones del Consejo de Administración debería discutirse siempre sobre RSC”

HAZ15 diciembre 2006

Nos vemos en las oficinas del Grupo SOS, que están ubicadas en Rivas Vaciamadrid, una población a diez kilómetros de la capital, a la que se han traslado numerosas empresas atraídas por la cercanía a la capital y sus excelentes vías de comunicación. Jesús Salazar es un economista de 55 años, nacido en España y emigrado a México. Antes de crear el Grupo ocupó diversos cargos en diferentes empresas españolas y mexicanas.

No sólo es el presidente del segundo grupo alimentario español sino, junto con su hermano Jaime, el primer accionista de una empresa que, actualmente, posee algunas de las marcas líderes en la industria de la alimentación, como Carbonell o Koipe en el sector del aceite o Cuétara en el de las galletas. Hoy, sin embargo, no hemos venido a hablar de sus productos, aunque éstos saldrán con frecuencia en la conversación, sino de otro tema que también preocupa mucho a su presidente: la Responsabilidad Social.

Comencemos por el Grupo SOS, ¿Cuáles son las características de la empresa y sus principales retos para el futuro inmediato?

El Grupo SOS es el segundo grupo español en el sector de la alimentación cotizado en Bolsa, con una facturación aproximada de 1.500 millones de euros, una capitalización bursátil entre 1.800 y 1.850 millones y 3200 empleados.

Es un grupo que tiene tres divisiones principales; la principal es el aceite de oliva, con el 60% de nuestras ventas, donde, además, somos los líderes mundiales, con una cuota del 15%; lo cual le proporciona un valor fantástico al grupo, pues el aceite de oliva es un producto en claro crecimiento; la segunda división es la del arroz, con el 18% de la facturación, y, por último, la tercera es la de las galletas, con el 8-9%. Hay también una pequeña diversificación de productos relacionados con el aceite, como la mostaza, el vinagre, las aceitunas de mesa, y una línea de productos industriales.

El Grupo tiene una gran trayectoria bursátil, con importantes socios, como las Cajas de Ahorro andaluzas y otros inversores internacionales.

Nuestro principal activo es la cuota que tenemos en el aceite de oliva, que es un producto que se está consolidando en todos los mercados mundiales, tanto en los emergentes como en los países ricos, debido a la creciente preocupación por la salud de los consumidores y el efecto beneficioso que juega en este sentido la dieta mediterránea y, de manera particular, el aceite de oliva.

¿Dentro del plan estratégico de la compañía y de sus objetivos cómo encaja la política de RSE?

La estrategia del grupo se basa en cinco pilares. El primero es el de apostar por marcas líderes, el segundo es la inversión en I+D+i, el tercero la internacionalización, el cuarto las alianzas estratégicas y el quinto el volumen de negocio. Todos ellos tienen relación con la RSE, para nosotros la política de RSE es una variable transversal a todos los objetivos de la empresa.

Creemos, sinceramente, que la empresa no puede permanecer ajena al entorno en el que desarrolla su actividad económica. No parece razonable que una empresa no esté seriamente preocupada de lo que ocurre con sus consumidores en un país emergente. Cualquier problema de imagen que tenga una empresa le va a terminar afectando de arriba a abajo, a su marca, al desarrollo de los productos, al modelo de negocio, etc; Nuestra empresa en el ámbito de la acción social viene colaborando desde hace siete social con la Fundación Fesmai impulsando programas de educación y alimentación escolar en diversos países.

Al hablar de la RSE del sector alimentario es inevitable referirse al tema de la salud y, más concretamente, a la lucha contra la obesidad.

En este momento existe un gran debate en nuestro país sobre el papel que deben cumplir las empresas en la lucha contra la obesidad, sobre todo a raíz del polémico comunicado de la Agencia de Seguridad Alimentaria contra la publicidad de la hamburguesa XXL de Burger King, empresa a la que el Ministerio está pensando demandar incluso. ¿Cuál es su opinión sobre este tema?

Es un hecho que una sociedad que empieza a tener más progreso económico, como le ha pasado a España, que ha abandonado los problemas de supervivencia, se comience a preocupar por los derivados de una mala nutrición.

Este problema es especialmente grave en los países anglosajones, donde la obesidad es una epidemia, un problema nacional, hasta el punto de que la principal causa de muerte en los Estados Unidos son los problemas cardiovasculares derivados de la obesidad, y por eso las autoridades norteamericanas han tomado cartas en el asunto, hasta extremos como el del alcalde de Nueva York, Bloomberg, que ha dictado un decreto en virtud del cual a partir de julio del año que viene el 100% de los restaurantes de Nueva York están obligados a cambiar las grasas que producen trans (las mantequillas, las mantecas, la palma) por otras grasas, como el aceite de oliva.

En nuestro país, donde se habla de dieta mediterránea, seguimos teniendo graves problemas de obesidad y colesterol.

Nuestro consumo de aceite de oliva y nuestros hábitos alimentarios no son los propios de la dieta mediterránea, como muestran las investigaciones científicas más serias.

Lo que ocurre es que tenemos un excelente escudo protector, que es el aceite de oliva, que hace que seamos el país que menos accidentes cardiovasculares sufre, pero, insisto, no porque nos alimentemos bien, sino porque consumimos aceite de oliva. Es un hecho que hay una preocupación creciente por la salud, y el Grupo SOS quiere responder a ese reto potenciando la dieta mediterránea a través de nuestro principal producto, el aceite de oliva.

Los problemas sociales pueden convertirse en una oportunidad de negocio, la preocupación por la salud y el aumento del consumo del aceite de oliva es un claro ejemplo. En este sentido, hay mucha gente que defiende que la filantropía empresarial tradicional debe desaparecer y dar paso a enfoques que refuercen el negocio o creen valor a la empresa.

El desarrollo de productos para «la base de la pirámide» es uno de esos enfoques. ¿Cuál es su opinión al respecto?

Yo creo que esas teorías, como la vida misma, no son absolutas. Nada es blanco y negro sino con tonalidades grisáceas. Tiene que seguir existiendo la filantropía tradicional porque siempre será necesaria, y también es posible que algunas empresas puedan explotar oportunidades desarrollando productos y servicios para esa «base de la pirámide», buscando un margen. Las dos opciones son igualmente lícitas.

Desarrollar productos para los pobres es una opción perfectamente válida. No hay que olvidar que la principal responsabilidad de la empresa es preocuparse por su cuenta de resultados. Si no hay una cuenta de resultados positiva la empresa desaparece.

En nuestro caso no hemos incursionado en el mercado de la «base de la pirámide» porque, en general, nuestros productos tienen un alto valor añadido, lo cual no hace sencilla su comercialización en países con baja capacidad de renta. Ahora mismo no somos activos en este tema, aunque no descartamos abordarlo en el futuro.

¿Cual es la posición del grupo sobre los transgénicos? Especialmente en una compañía que compite en el mercado europeo y en el de Estados Unidos, donde tienen una percepción tan diferente sobre este tema.

Nuestra posición es una clara defensa de lo que el consumidor quiere y entiende.

Hace cuatro años se planteó este tema en el Consejo de Administración y el acuerdo fue que nuestro Grupo no iba a comercializar en Europa ningún producto que tuviese el mínimo rastro de transgénico en su trazabilidad.

¿Por qué? Porque queremos ser muy respetuosos con nuestro consumidor, y si nuestros consumidores entienden que puede haber un riesgo, no vamos a ir en contra de esa manera de pensar, y eso con independencia de lo que pueda pensar un determinado ejecutivo. El consumidor es el centro de atención de nuestra empresa.

Diferente es el caso del consumidor americano que acepta los transgénicos, considera que son positivos para su alimentación y, además, contribuyen a abaratar el precio final. En Estados Unidos la sensibilidad del consumidor sobre este tema es distinta. El Grupo SOS no tiene, sin embargo, ningún producto transgénico por lo que de momento no se nos ha presentado este problema en el mercado americano.

Se ha referido al Consejo de Administración, a un acuerdo del Consejo sobre un tema que afectaba o podía afectar a la reputación de la compañía.

Hay muy pocas empresas españolas en las que el Consejo de Administración aborde temas relativos a la RSE, estos asuntos siguen siendo temas marginales, muy mediáticos pero que no ocupan el tiempo del Consejo. Como Presidente del Grupo, ¿cual es su opinión sobre el papel del Consejo de Administración en el control y desarrollo de las políticas de RSE?

En el caso del Grupo SOS le damos tanta importancia a estos temas que el Consejero responsable de esta área es el propio Presidente, es decir yo mismo.

En todos nuestros Consejos hablamos o abordamos algún tema de Responsabilidad Social, lo repito, en todos sin excepción.

Somos muy conscientes de que es un asunto del que depende el futuro de la compañía. Además, en nuestro Consejo tenemos a personas muy sensibles con estos temas, no hay que olvidar que forman parte del Consejo cinco miembros de Cajas de Ahorro, cuatro andaluzas y una de Castilla-La Mancha.

Todos los miembros del Consejo sabemos que no podemos ser ajenos a los problemas de nuestro entorno, nuestra propia existencia depende de que ese entorno mejore. Yo creo, sinceramente, que debería ser una obligación que en todas las reuniones del Consejo se incluya en su Orden del Día y se discuta algún asunto relacionado con la Responsabilidad Social de la empresa.

Por J.M.C.