Invertir en microfinanzas

HAZ6 agosto 2010

En este segundo artículo de una serie sobre la inversión en microfinanzas se analizan las principales características y tipologías de esta nueva alternativa de inversión.

Las microfinanzas se han revelado como un excelente vehículo de financiación sostenible para los menos favorecidos, a la vez que una inversión alternativa rentable, regulada y con una correlación casi nula en sus riesgos respecto a los de otras inversiones. Las Instituciones Microfinancieras (IMF) son cooperativas y mutuas de crédito, sociedades de MF, instituciones de crédito, bancos y cajas, bien en forma de ONG, públicas y privadas.

En el mundo hay alrededor de 10.000 IMF, incluidas las ONG, que las clasificamos en tres grupos:

Nivel 1: Solamente unas 2.000 IMF son reguladas y rentables, con más de 100 millones de $ en activos por institución.

Nivel 2: Unos pocos miles son económicamente sostenibles y crecen con tasas superiores al 30%, con activos de más de 5 millones de $.

Estas dos son invertibles, ya que emiten deuda regularmente y son capaces de desarrollar un plan de negocio atractivo para invertir en su capital.

Nivel 3: Suelen ser ONG o nacer con subsidios o donaciones de agencias de cooperación y fundaciones, hasta alcanzar un tamaño mínimo por número de préstamos a partir del cual la IMF puede operar de forma sostenible.

Las inversiones en microfinanzas producen simultáneamente progreso social y retorno financiero. La inversión en IMF es la inversión socialmente responsable con más impacto, ya que se trata de invertir en IMF que a su vez financian actividades productivas de los más pobres, en países en desarrollo de África, America Latina, Europa del Este y Asia. Esto es lo que hace de las microfinanzas una poderosa herramienta para apoyar el desarrollo económico y aliviar la pobreza, así como una clase de activo atractiva, que merece la pena incluir en cualquier cartera diversificada.

Hay oportunidad de invertir en fondos de deuda, de equity, mixtos de IMF, así como en proyectos directos microfinancieros:

FONDOS DE DEUDA. Los fondos que invierten en deuda de IMF suelen estar domiciliados en Luxemburgo, que ha creado un marchamo de calidad en microfinanzas denominado LUXFLAG.

Los bonos y deuda que emiten las IMF suelen ser, en general, a corto plazo, como lo son los créditos que conceden, aunque las más desarrolladas emiten también deuda subordinada.

Vision Microfinance, Finethic o Blue Orchard son tres buenos ejemplos de fondos de deuda. Sus objetivos de rentabilidad son libor más 200 a 300 puntos básicos, que han ido cumpliendo a lo largo de más de tres años y tienen patrimonios superiores a 100 millones de euros. Tienen liquidez mensual y han demostrado una resistencia a la crisis notable, ofreciendo los citados retornos con volatilidades inferiores al 1%.

Las IMF objeto de inversión son del Tier 1 y 2, sus cuentas están auditadas por auditores reconocidos y suelen tener ratings financieros independientes de agencias especializadas como Planet Rating o Microrate, e incluso Fitch, S&P y Moody’s.

Los riesgos de estas inversiones son principalmente geopolíticos (catástrofes naturales, inestabilidad política, etc.), con poca correlación con el resto de los riesgos típicos en una cartera de inversión. Las diferentes monedas locales están cubiertas, de manera que los inversores no están expuestos al riesgo divisa, ya que los fondos están denominados en euros o dólares.

Aun así, la diversificación de las carteras es notable, estando invertidos los tres fondos en alrededor de 30 países y entre 60 y 100 emisores.

La duración de los bonos en cartera está entre 12 y 15 meses, con lo que no existen riesgos de duración apreciables.

Finalmente, cumplen los criterios GIPS en la medición de la rentabilidad, con relaciones de riesgo y rentabilidad comparables con el resto de las inversiones en una cartera. Por ello, además de inversión socialmente responsable, representan una inversión interesante para carteras de renta fija, incluso monetarios dinámicos, mixtos y con objetivos de inversión en países emergentes.

FONDOS DE EQUITY. Esta clase de activo es más reciente que la de bonos, y al ser entidades no cotizadas, son fondos de private equity los que invierten en el capital de estas IMF. El más grande y desarrollado es el Blue Orchard Private Equity Fund, de USD 200 millones, que hasta la fecha ha realizado inversiones por más de 100 millones de forma diversificada global.

Tiene la estructura típica de fondos de private equity, tales como plazo de inversión medio de siete años, objetivo de rentabilidad del 20% y toma participaciones minoritarias, pero relevantes, en el capital de las IMF más desarrolladas (Tier 1) por todo el mundo. Tratan de financiar el desarrollo de las IMF, fundamentalmente su crecimiento orgánico, incluso por su conversión en bancos, así como por adquisiciones, promoviendo la consolidación en este sector.

Precisamente esta consolidación y las posibles IPO son las formas más probables de desinversión. Los fondos de pensiones líderes han invertido en private equity de microfinanzas, como parte de sus inversiones socialmente responsables.

También los fondos de fondos de private equity han considerado que es una inversión atractiva desde el punto de vista de la rentabilidad y descorrelación.

Existen varias IMF cotizadas en mercados de valores organizados, como México e India, siendo muy limitada la posibilidad de invertir, pues el número de las que cotizan no alcanza la decena.

Hay otros fondos mixtos, como el Gawa, que combina la inversión en bonos de IMF y en el capital, o de nuevo Blue Orchard, en su Fondo BOLD, enfocado en la inversión en deuda subordinada de IMF, coincidiendo ambos en el plazo de la inversión de alrededor de siete años y en los pagos de cupones periódicos a los partícipes.

Por último, hay fondos de private equity especializados en proyectos microfinancieros directos, es decir, no a través de la inversión en IMF, sino en los proyectos de los microemprendedores, financiándoles directamente a través de deuda y capital.

Esta es un tipo de inversión preferida por las family offices y fundaciones.

Destaca de forma notable cómo estos vehículos de inversión han resistido a la crisis. Según el último Informe del Regulador Luxemburgués sobre los Fondos con la etiqueta «luxflag», tanto la rentabilidad como las entradas de dinero en los fondos han seguido subiendo durante 2008 y 2009, casi sin variación, por lo que han demostrado una gran descorrelación y resistencia a los riesgos sistémicos que asolaron a otras clases de activos.

En próximos artículos abordaremos la forma en la que invierten los diferentes inversores institucionales, la rentabilidad y los riesgos y el futuro previsible para las microfinanzas.

POR FRANCISCO NERI, SOCIO DE FINENZA