Seis lecciones sobre transparencia en la web de las fundaciones

La entrada en vigor este 10 de diciembre de la Ley de Transparencia ha despertado muchas expectativas. Sin despreciar el efecto positivo que puede tener esta disposición legal, su impacto en las fundaciones será muy limitado, tanto por su ámbito de aplicación como por sus efectos a largo plazo.

En relación con su ámbito de aplicación, la Ley de Transparencia solo afectará a aquellas fundaciones privadas que hayan recibido una subvención que sobrepase los 100.000 euros o el 40% de su presupuesto anual y siempre que esta sea mayor de 5.000 euros.

En cuanto al largo plazo, el principal problema de fijar estándares éticos mediante una disposición legal es cómo evitar quedarse atrapado en un cumplimiento puramente formal e impulsar la mejora continua. La publicación de los informes de transparencia en la web por parte de la Fundación Haz nos ha enseñado una serie de lecciones para evitar el riesgo del cumplo y miento.

1. El impulso de la transparencia necesita una institución independiente

La única opción para evitar el cumplimiento formal de la ley e impulsar el progreso continuo es mediante la autorregulación del propio sector o con la ayuda de una entidad tercera independiente que actúe de árbitro. La experiencia demuestra que cuando la autorregulación cumple su función de fijar unos estándares, después es muy difícil que se progrese en los mismos, pues las organizaciones no cuentan con los incentivos para hacerlo.

Una organización independiente focalizada en impulsar la transparencia no está mediatizada por estas limitaciones y condicionantes. Por eso es tan relevante la misión que lleva a cabo la Fundación Haz con sus informes anuales de transparencia voluntaria en la web.

2. El impulso de la transparencia necesita de los medios de comunicación

Aunque estos informes de transparencia se distribuyen online y por escrito a través de la revista Revista Haz, somos muy conscientes de que sin la ayuda de los medios de comunicación los resultados no serían los mismos. La cobertura que algunos medios (como Expansión, El Confidencial o Antena 3) ofrecen sobre los resultados de estos informes ha sido trascendental para reforzar el impacto y promover el cambio, pues las fundaciones son muy sensibles a todo lo que pueda afectar a su reputación.

3. El impulso de la transparencia necesita incentivos para la emulación

Las organizaciones están habituadas a competir y responder a los incentivos para tratar de emular a sus pares. El ranking de transparencia que publica la fundación anualmente sobre transparencia de fundaciones ha tenido el efecto de generar esa sana competencia y actuar de incentivo para progresar y situarse en los primeros puestos.

El establecimiento de tres categorías en el ranking (transparentes, translúcidas y opacas) también ha ayudado para promover esa mejora, pues ninguna organización quiere aparecer clasificada en la categoría de opaca.

4. La transparencia es impulsada por unas cuantas organizaciones líderes

Las organizaciones que innovan y van dos pasos por delante son las que tiran para arriba del resto del sector. No debe ser motivo de preocupación que algunas fundaciones no respondan con igual entusiasmo a las demandas de transparencia mientras haya un grupo entre ellas que apueste por la mejora constante.

Ese papel lo han venido cumpliendo las Fundaciones Atresmedia, Gas Natural e Iberdrola, entre las fundaciones empresariales, y la Fundación Rafael del Pino, entre las fundaciones familiares.

5. La transparencia es un proceso de aprendizaje gradual

Se trata de un proceso gradual porque los estándares e indicadores de transparencia se introducen de manera progresiva. Así ha ocurrido con las áreas de resultados, la exigencia de publicar un código de buen gobierno o el nuevo indicador relativo a la formulación de la misión.

Todas estas demandas de información no se exigieron en el primer informe de transparencia sino en los sucesivos cuando la fundación consideró que el sector estaba lo suficientemente maduro para digerirlas e incorporarlas.

6. La transparencia es un proceso de aprendizaje que no termina nunca

Sin innovación no se puede hablar de verdadero compromiso. La transparencia no es una disciplina cerrada, sino constantemente abierta a nuevos desafíos.

Son, precisamente, las organizaciones que van por delante, identificando nuevos retos y planteando nuevas cuestiones las que demuestran un compromiso real con la transparencia y van mostrando el camino a las demás.

Por Javier Martín Cavanna
@jmcavanna
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