Liderazgo evolucionado: personas que marcan la diferencia en Latinoamérica

En los últimos tiempos aparecen publicaciones que afirman una nueva concepción del mundo que tiene que ver con la interconexión de todos los seres vivos que habitan en el planeta formando una unidad. Este es el caso de la última encíclica 'Laudato Si', publicada en mayo por el Papa Francisco.
Florencia Segura14 julio 2015

John Ehrenfeld, director ejecutivo de la Sociedad Internacional de Ecología Industrial define a la sostenibilidad como la capacidad de dar florecimiento a todas las formas de vida por siempre y para ello es necesario ejercer una “sustentabilidad radical”, concepto que está siendo aplicado por algunos líderes de América Latina como Guillermo Scallan, director de Innovación Social de Fundación Avina, y Federico Seineldin, cofundador de NJambre en Argentina y Colombia.

Avina lleva 20 años trabajando en la región, inspirada por Stephan Schmidheiny, quien tuvo la visión acerca de la necesidad de construir vínculos de confianza y alianzas entre los líderes sociales y empresariales para generar una sociedad más sostenible.

Desde 1994 trabaja en la generación de capital social y desde el 2009 en un nuevo modelo de colaboración que les ha dado excelentes resultados en una organización de 80 personas en 16 países. Han destinado 450 millones de dólares a inversión social, que no consideran donación, porque buscan retorno social o medioambiental, más allá del económico.

Entre las iniciativas a destacar figura la creación del Índice de Progreso Social (IPS), que complementa bien la medición del Producto Interior Bruto (PIB) y el Índice de Desarrollo Humano (IDH). Al examinar el IPS, América Latina está rezagada en casi todos los indicadores de progreso social. La transparencia y la corrupción son dos de los principales desafíos de la región.

“Hoy 2.500 millones de personas, un tercio de la población mundial vive sin un baño. Hemos generado un desarrollo tecnológico impresionante, que nos permite tener un robot circulando por Marte, entregándonos información y a la vez tener un niño que no tiene agua para beber. Hay un dato que es brutal: en África y en la India un niño se muere cada 21 segundos por el problema del agua”, recuerda Scallan.

«Mientras sigamos de esta manera en 2025 se espera que dos tercios de la población mundial esté con problemas de agua. La crisis se va intensificando y la sustentabilidad está amenazada”.

Para Guillermo, se ha globalizado todo, menos la responsabilidad. “Si bien hemos dejado de hablar de responsabilidad social para hablar de sustentabilidad, hoy el cambio que necesitamos pasa por una responsabilidad individual, y por la capacidad de que el individuo globalice la responsabilidad”.

“Sin embargo, no es lo único que tenemos que lograr. Durante mucho tiempo compramos la teoría de la evolución como la lucha o supervivencia del más apto y eso se instaló en una forma muy particular del ser humano y hoy la ciencia entiende que la evolución no se produce por competencia sino por colaboración”.

“Tenemos que construir juntos el desarrollo, con todos los sectores sentados, sin cosas guardadas debajo de la mesa, porque de una u otra manera aparecen. Por eso nos resulta importante operar bajo un concepto de transparencia radical”.

Para acelerar el impacto, Avina incorporó una nueva dimensión, la tecnológica. Identificó un Centro de Innovación en Chile, el Advance Innovation Center, y tomó participación en el centro que desarrolló una tecnología particular que sanitiza agua en flujo continuo y en 30 cm de la tubería: el agua entra, se acelera, se suelta un electrón y finalmente se transforma en plasma que es la sustancia solar. En el estado de plasma no pueden vivir los virus y las bacterias, así que se desacelera el flujo, se recombina la molécula y sale agua potable del otro lado a un costo muy bajo. Como puede ser una solución distribuida para ponerla en cualquier lugar del planeta y resolver el problema del agua, Avina y el Advance Innovation Center generaron una alianza global por el agua.

“El desafío son mil millones de habitantes que no tienen agua potable. Sumamos una serie de actores, y empezamos a construir esta visión, convencimos a la presidenta de Chile en diciembre de apoyarnos en esta campaña. Empezó la alianza que se concretó en Chile y hoy esta iniciativa está avanzando a Bolivia, Haití para continuar en África, con pilotos para este año en Nigeria y Tanzania”, explica Scallan.

Alfredo Zolezzi, el creador e innovador de la tecnología decidió ponerla al servicio de la humanidad porque considera que el desarrollo tecnológico se mueve en relación al mercado, pero no llega a los más necesitados cuando está en punta y no obsoleta. La innovación social más la innovación tecnológica producen una aceleración en el impacto en la lucha contra la pobreza. Podemos generar un impacto desde esa dinámica”.

Todas estas iniciativas se corresponden con  las competencias de un liderazgo evolucionado: una mentalidad del “saber porqué”, es decir, tener una visión emergente del mundo; un “pensamiento sistémico evolucionado”, noción de interdependencia de las dinámicas globales basada en el conocimiento; “saber cómo”, con competencias colaborativas, conversaciones para la acción y comunicación efectiva, principios y prácticas de sustentabilidad, y “conciencia del cuidado”, teniendo en cuenta la naturaleza, con un alineamiento creativo e intencional en armonía con el medio ambiente, y con la conciencia, según lo mencionado por el científico Alexander Laszlo meses atrás en Buenos Aires.

Federico Seineldin, cofundador de Njambre factoría de innovación de impacto y cofundador de la ONG MoveRSE, en los últimos años ha participado en la cocreación y/o empoderamiento de empresas innovadoras.

NJambre es una organización donde en comunidad se visionan, cocrean, cuidan y escalan empresas de innovación de impacto social/ambiental, utilizando la renta como un medio y no un fin, con innovación constante puesta al servicio de las comunidades postergadas y/o remediación del planeta, pero lo más importante es que generan escala.

Según la exposición de Federico en el evento organizado en Rosario (Argentina) el 18 del mes de junio denominado Metamorfosis de líderes, la palabra organización, proviene de  “órgano” o “unión armoniosa”, aquella unidad que posibilita la vida, ya que la función de un órgano es unir y servir.

“Hasta ahora, el modelo de gestión para generar valor sostenible ha sido evitando la contaminación o disminuyéndola, lo que no ha generado el suficiente valor. No obstante, según el modelo de Stuart Hart (ver gráfico), para construir las oportunidades del mañana se necesitarán tener en cuenta los sectores postergados y las tecnologías limpias, lo que demandará cambiar las reglas de juego. Por lo tanto, las soluciones deberán estar centradas en las personas y en el planeta”.

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Hasta el día de hoy las empresas creadas han sido Mamagrande, que fabrica bioplástico descontaminando aguas; Energe, que crea energía solar térmica accesible en calefones; Arbusta, generando trabajo digital inclusivo; Umana, con acceso a salud primaria para sectores postergados; Teqxac, creando tecnología para cooperativas de cartoneros, y Amagi, con ropa de moda para personas con discapacidad.

Además en Latinoamérica cuentan con un programa denominado NjambreLabs donde el año pasado 10 emprendedores de Argentina y 30 de Medellín, en alianza con Ruta N, han sido mentoreados, acompañados y fortalecidos en el enfoque de empresas de innovación de impacto social y ambiental.

Bajo la concepción de liderazgo evolucionado mencionada, estos líderes son servidores de la gente, las organizaciones, las comunidades y los ecosistemas, mediando la existencia de la formación de más vida, de realidades orientadas al futuro y con mayores oportunidades.

Finalmente, son competentes en el pensar, sentir y ser dentro de los sistemas e integrados a él y se focalizan en los desafíos que requieren la creación de nuevo conocimiento, más que en problemas técnicos, que pueden ser resueltos con el conocimiento actual.

Estos son los rasgos de liderazgo más marcados que están viéndose latir en América Latina y que se necesitan replicar cada vez más en el mundo desarrollado para solucionar los nuevos retos a los que enfrenta la humanidad, con integridad y bajo una concepción de integralidad.

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