Reducción de emisiones: ¿Cómo están las empresas españolas y hacia dónde van?
Dicho estudio publicado en febrero pretende evaluar el progreso en la gestión de emisiones de carbono y de los riesgos y oportunidades relacionados con el cambio climático de las mayores empresas por capitalización de todo el mundo.
En la edición española del informe se recogen los resultados de la encuesta a 49 de las 85 empresas españolas con mayor capitalización bursátil en cuanto a resultados y acciones para mitigar las emisiones de carbono correspondientes al año 2016.
Ese cerca de 57% de participación en la encuesta hace que los datos y números deban ser observados con prudencia.
Afortunadamente, casi todos los sectores industriales no solo han mantenido su participación en la encuesta sino que incluso esta ha aumentado respecto al estudio anterior, lo cual refleja el compromiso a largo plazo que el sector corporativo está asumiendo en la lucha contra el cambio climático.
Un compromiso y papel crucial de las empresas que la Ministra de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, reconoce en el prólogo del informe en el que también declara que en España se está “trabajando intensamente con el sector privado para lanzar la Plataforma Española para la Acción Climática, creando un marco de colaboración donde compartir las mejores prácticas, dar seguimiento a las actuaciones y medir el efecto de las mismas, con compromisos cuantificables que permitan acelerar la acción climática”.
Riesgos y oportunidades relativos al cambio climático
En general, las empresas encuestadas tienen una visión similar al respecto de cuáles son los riesgos y oportunidades derivados del cambio climático y la manera de gestionarlos.
Los cambios sociales y económicos derivados de la evolución del clima, los cambios en sus parámetros físicos y los cambios en la regulación generan ventanas de oportunidades y riesgos para las empresas, aunque en diferentes marcos temporales.
Por ejemplo, en el caso de las modificaciones de la regulación, la mayoría de empresas considera que los cambios en los patrones de consumo y la importancia del desempeño ambiental en la imagen corporativa son factores que afectarán a la empresa en el corto plazo.
En los cambios de los parámetros físicos del clima hay menos consenso puesto que no se sabe a ciencia cierta cuándo estos ocurrirán ni tampoco su impacto real.
Los cambios sociales y económicos derivados de la evolución del clima, los cambios en sus parámetros físicos y los cambios en la regulación generan ventanas de oportunidades y riesgos para las empresas.
Sectores industriales y evolución de sus emisiones
Cuatro de los diez sectores industriales estudiados (materiales, electricidad y gas, industrial y energía, en orden creciente de emisiones) son los responsables del 99,4% de las emisiones de alcance uno y el 82,3% de las de alcance dos.
En esta última edición del estudio se ha observado una importante disminución de las emisiones en el sector de electricidad y gas, lo que ha permitido reducir las emisiones totales del sector en un 15,5% respecto a los datos del año anterior.
En cuanto al sector de materiales también ha bajado sus emisiones (-1,5%) aunque no es algo significativo ya que una de las empresas que participaron en la encuesta de 2016 no lo ha hecho en 2017.
De manera global, en 2017 se ha registrado una caída de emisiones de un 3,2% con respecto al 2016 (-3,2% en el total de emisiones, -2,7% en las emisiones de alcance uno y -8,3% en las de alcance dos), resultado que puede considerarse muy positivo.
Causas de los cambios en las emisiones
Aunque una misma causa puede ser desencadenante del aumento o disminución de las emisiones, algunas causas son claramente responsables de la subida o de la bajada de estas.
Entre las razones que han hecho que aumenten las emisiones en 2017 podemos contar con los cambios en el alcance y metodología del inventario, los cambios en las condiciones físicas de operación o las adquisiciones empresariales.
Por el contrario, las emisiones han disminuido principalmente gracias a actividades de reducción de emisiones, cambios en la actividad económica o desinversiones.
En cuanto a acciones de disminución de emisiones hay que resaltar el papel realizado por Iberdrola que por segundo año consecutivo ha concentrado más del 80% de la inversión total realizada en ese ámbito.
En 2017 más de la mitad de las empresas encuestadas consiguieron disminuir sus emisiones respecto al año anterior en el que seis de cada diez empresas registraron un incremento en sus emisiones.
En 2017 más de la mitad de las empresas encuestadas consiguieron disminuir sus emisiones respecto al año anterior en el que seis de cada diez empresas registraron un incremento en sus emisiones.
Objetivos de reducción de emisiones generalizados
En general, las empresas marcan sus objetivos de reducción de gases de efecto invernadero (GEI) en el corto plazo aunque ya hay algunas de ellas que se plantean objetivos a largo plazo (período 2040 a 2050).
Aún siendo un tema de importancia crucial, el porcentaje de empresas que tienen objetivos de reducción de emisiones GEI no llega a la totalidad de ellas, quedándose en el 92%.
Dichos objetivos son una mezcla de objetivos absolutos y relativos, aunque los primeros se utilizan en mayor medida.
Los objetivos basados en la ciencia son el próximo paso
Es interesante destacar el seguimiento, aunque aún incipiente, de la iniciativa Science Based Targets Initiative (SBTI), que persigue la validación de los objetivos de las empresas bajo criterios y directrices científicas.
Dentro de ella se están desarrollando metodologías y herramientas que permitan establecer objetivos alineados con la estrategia necesaria para mantener el incremento de la temperatura global por debajo de los 2°C.
SBTI está liderada por CDP, el Pacto Mundial de Naciones Unidas (UN Global Compact), World Resources Institute (WRI), el World Wide Fund for Nature (WWF) y en ella colaboran diversos grupos de interés entre los que se incluyen empresas líderes en el establecimiento objetivos de reducción de emisiones, técnicos expertos en industria y ONG.
A la hora de establecer esos objetivos se tienen en cuenta las diferencias entre empresas en cuanto a su tamaño, escala, sector de actividad y contribución relativa al calentamiento global.
Son múltiples los beneficios que obtienen las empresas del establecimiento de este tipo de objetivos basados en la ciencia.
El primero de ellos es la reducción de costes y del riesgo asociado a la fluctuación de los precios de los combustibles una vez se reducen las emisiones, lo cual también ayuda a conseguir mayores tasas de retorno y atracción de capital, aumentando la competitividad de la organización.
Así mismo, se aumenta la reputación de la empresa ante sus grupos de interés al mostrarse como compañías comprometidas con el desarrollo sostenible que implementan acciones rigurosas, científicas y creíbles a favor de este.
El hecho de marcarse objetivos ambiciosos también es un factor de motivación para los empleados, les ayuda a pensar en cambios innovadores y les convierte en agentes del cambio en las organizaciones, lo cual redunda en la creación de nuevas fuentes de valor y por ende en el crecimiento en el mercado. Es sin duda una oportunidad para mantener liderazgos en el escenario ya actual de economía baja en carbono.
Por último, teniendo en cuenta la posibilidad de que los marcos regulatorios se hagan menos permisivos en lo que respecta a emisiones, cumplir con los objetivos basados en ciencia puede reducir la exposición de las empresas a ese riesgo.
Incluso estas compañías pueden convertirse en otro agente del proceso de cambio legislativo y aportar la experiencia adquirida en la gestión de los objetivos científicos.
Según el informe, en 2017 trece de las empresas del estudio estaban adheridas a esta iniciativa y dos de ellas, Ferrovial y Telefónica, ya habían conseguido la validación de SBTI sobre los objetivos científicos marcados.