Las ciudades, en el punto de mira para el cumplimiento de los ODS
En septiembre de 2015 los jefes de Estado y de Gobierno de los países miembros de Naciones Unidas establecieron una nueva hoja de ruta a seguir para los próximos 15 años cuyo contenido más conocido son los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Unos objetivos desarrollados en 169 metas que abarcan aspectos sociales, ambientales y económicos. Fueron propuestos por un grupo de expertos tras numerosas reuniones en las que participaron instituciones gubernamentales, agencias de la ONU, representantes de entidades privadas y organizaciones de la sociedad civil de todo tipo.
Todos ellos coincidieron en el hecho de que las ciudades son, sin duda, un agente imprescindible en la consecución de estos ODS, no solo porque son los espacios en los que se desarrolla la vida y en los que se concentra un gran capital humano, sino también porque generan importantes problemas que afectan a la salud, el medio ambiente y la calidad de vida de las personas.
En 2017 la Unesco presentó el documento Ciudades del aprendizaje y los ODS, una guía de acción para facilitar el proceso de transformación desde los objetivos globales a las acciones locales, que aporta medidas concretas y está vinculada estrechamente al documento consensuado durante la III Conferencia Internacional sobre Ciudades del Aprendizaje, celebrada en septiembre de 2017 en Cork, Irlanda. Un encuentro que permitió precisamente generar conciencia sobre la valiosa contribución que las ciudades pueden hacer para lograr los ODS.
Los participantes de esta Conferencia llegaron a una conclusión importante: Este proceso de transformación “requiere un fuerte compromiso y un liderazgo político sólido, así como una gobernanza integrada y asociaciones en todos los niveles con los agentes públicos y privados de muchos sectores, incluida la sociedad civil”.
“Las ciudades son, al mismo tiempo, el gran reto y la posible solución para alcanzar las metas que plantean los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y por eso cuentan con un objetivo específico, el 11”, explica Xosé Ramil, responsable de Comunicación del Centro de Innovación en Tecnología para el Desarrollo Humano de la Universidad Politécnica de Madrid (itdUPM).
“Hemos vivido una era de desplazamiento constante de la población del campo a la ciudad, y eso ha llevado a problemas de contaminación, masificación, acceso a servicios básicos, etc. Ahora las ciudades se están situando a la vanguardia de la innovación en la búsqueda de soluciones a esos retos”, defiende sin embargo este experto en una conversación con Revista Haz.
“Muchas ciudades españolas han realizado avances muy importantes en temas como movilidad, calidad del aire o ‘naturalización’ urbana (en el sentido de hacer más verdes las ciudades), pero por supuesto queda mucho por hacer, y sería importante que las ciudades tomasen los ODS como la agenda de referencia para esas transformaciones”. Xosé Ramil.
A su juicio, “muchas ciudades españolas han realizado avances muy importantes en temas como movilidad, calidad del aire o ‘naturalización’ urbana (en el sentido de hacer más verdes las ciudades), pero por supuesto queda mucho por hacer, y sería importante que las ciudades tomasen los ODS como la agenda de referencia para esas transformaciones”. En este sentido, la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) “ya está animando a firmar la Declaración de Compromiso de las Ciudades con la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, que promueve la Red Española para el Desarrollo Sostenible”, apunta.
Por otro lado, “la ciudadanía reclama cada vez más esos cambios, ahora que se ha dado cuenta de que durante mucho tiempo las ciudades se construían a sus espaldas”, añade Ramil, que alerta de que, los ciudadanos “no solo reclaman, también actúan”. “Solo en Madrid ya existen más de 40 huertos urbanos gestionados por vecinos que apuestan por otro modelo de ciudad, de producción o de consumo, y lo mismo ocurre en Barcelona, en Valencia o en Sevilla. Este movimiento no siempre es visible, pero sin duda es cada vez más fuerte”, remarca.
Ciudades activas como parte de la solución
En efecto, parece que las ciudades serán las que determinarán si el mundo continuará por el camino de la explotación de los recursos o será viable tomar una dirección hacia un modelo más sostenible. Por eso el Objetivo 11 de los ODS hace referencia a “lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles”.
Este objetivo concreto señala que de cara a 2030 será fundamental “proporcionar acceso a sistemas de transporte seguros, asequibles, accesibles y sostenibles para todos y mejorar la seguridad vial, en particular mediante la ampliación del transporte público, prestando especial atención a las necesidades de las personas en situación de vulnerabilidad: mujeres, niños, personas con discapacidad y personas mayores”.
Otro de los aspectos que contempla este Objetivo pasa por proporcionar “acceso universal a zonas verdes y espacios públicos en la misma línea -seguros, inclusivos y accesibles-, con el objetivo de mejorar la salud y la calidad de vida de todos los habitantes de las ciudades”. “La mejora de nuestra salud física y psicológica, el fortalecimiento de nuestras comunidades y la transformación de nuestros barrios y ciudades en lugares más atractivos para vivir y trabajar son solo algunos de los beneficios que aportarán estos cambios”, señala Naciones Unidas.
Estos aspectos, además de contribuir a la meta relacionada con la prevención de las enfermedades y garantizar una vida sana para que las personas puedan estar físicamente activas, también pueden ayudar al logro del ODS número 7, relacionado con garantizar el acceso a la energía limpia para todos, al reducir las temperaturas en las ciudades, refrescando el aire, ofreciendo sombra y absorbiendo la contaminación atmosférica.
Parece que las ciudades serán las que determinarán si el mundo continuará por el camino de la explotación de los recursos o será viable tomar una dirección hacia un modelo más sostenible.
“Esos espacios se perderán para siempre si no existe un firme compromiso de los gobiernos para preservarlos, protegerlos y valorarlos”, alerta la ONU, que reconoce que las ciudades “necesitan planes de ejecución y apoyos firmes para alcanzar las metas, y hacen falta soluciones innovadoras que contribuyan a crear ciudades centradas en las personas”. En este sentido, añaden, “la sociedad civil puede desempeñar un papel importante para que la población local y los gobiernos trabajen de forma conjunta”.
El ODS número 6, que busca garantizar la disponibilidad de agua para todos, asequible y limpia, libre de contaminación y gestionada de manera sostenible para 2030, tiene también mucho que ver con las ciudades y su gestión, ya que este ODS busca la utilización eficiente de los recursos hídricos en todos los sectores y la sostenibilidad de su extracción y abastecimiento para hacer frente a su escasez, reduciendo así el número de personas que lo sufren.
Así, desde las ciudades, y contando con la cooperación internacional de las urbes de todo el mundo, será posible “la creación de actividades y programas relativos al agua y el saneamiento, incluidos su acopio y almacenamiento, la desalinización, el aprovechamiento eficiente de los recursos hídricos, el tratamiento de aguas residuales y las tecnologías de reciclaje y reutilización”.
En esta línea, y para forzar la acción, los expertos creen que el trabajo de la sociedad civil va a ser imprescindible. Deberá ser, por tanto, la sociedad quien sea “proactiva” y exigir a los gobiernos y las empresas que comiencen a trabajar para hacer realidad esta hoja de ruta a 2030 que, algunos opinan, puede tener el riesgo de quedarse en “papel mojado”, por ser demasiado amplia y compleja e incluir “ambigüedades” como “incrementar sustancialmente”; ¿Cuánto es ‘sustancialmente’?
Por su parte, el Objetivo 12 se refiere a garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles, lo que incluye desde reducir el desperdicio de alimentos o la cantidad de desechos que se generan, hasta la ordenación y el uso eficiente de los recursos naturales, aspectos en los que las ciudades también tienen mucho que decir.
Los Objetivos 13, 14 y 15 son más específicamente medioambientales. El Objetivo 13 se refiere a la adopción de medidas urgentes contra el cambio climático y a la necesidad de mejorar la educación, la sensibilización y la capacidad humana e institucional para la mitigación del calentamiento global, así como mejorar la adaptación a él para reducir sus efectos. Las ciudades de nuevo pueden ser, en este sentido, protagonistas del cambio.
El Objetivo 13 se refiere a la adopción de medidas urgentes contra el cambio climático y a la necesidad de mejorar la educación, la sensibilización y la capacidad humana e institucional para la mitigación del calentamiento global.
El Objetivo 14 apunta a conservar y utilizar en forma sostenible los océanos y mares para prevenir y reducir la contaminación en este medio y los efectos de la acidificación de los océanos. Una vez más, la contaminación marina está muy relacionada con las actividades económicas e industriales que se realizan en tierra firme, y concretamente en las ciudades, desde donde se debe trabajar para evitar los efectos nocivos en los ecosistemas marinos mediante el fortalecimiento de su resiliencia, y con el objetivo de mantener océanos sanos y productivos.
En la misma línea, el Objetivo 15, de los 17 ODS, establece la protección de los bosques y la lucha contra la desertificación. Es decir, restablecer y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, así como detener y revertir la degradación de las tierras para frenar la pérdida de la diversidad biológica, algo que, aunque parezca lejano, también afecta a las ciudades, ya que este objetivo habla de “integrar los valores de los ecosistemas y la diversidad biológica en la planificación nacional y local, los procesos de desarrollo, las estrategias de reducción de la pobreza y la contabilidad”.
Precisamente, desde Naciones Unidas advierten de que un paso fundamental debe ser “delimitar” los ODS a las ciudades para adaptar los objetivos globales que incluyen los 17 Objetivos al contexto de las comunidades urbanas. “Aunque los gobiernos locales están bien posicionados a la hora de aplicar la agenda global a nivel local, a menudo deben hacerlo con recursos limitados y con capacidad, autonomía y poder de decisión también limitados”, advierte la agencia internacional.
Monitorear a las ciudades para avanzar en los ODS
Desde el pasado mes de abril, un grupo de ciudades en España están siendo sometidas a un monitoreo por parte de la Red Española para el Desarrollo Sostenible (REDS), que, con los resultados obtenidos, publicará el Informe Urbano de los ODS, un trabajo sobre el grado de cumplimiento de estos Objetivos en las ciudades españolas. Una vez más, el estudio pone el foco en el ámbito local para lograr estas metas.
En total, REDS estudiará la contribución a los ODS de 100 ciudades, entre ellas, todas las capitales de provincia y aquellos municipios con más de 80.000 habitantes. El equipo de investigación está dirigido por Inés Sánchez de Madariaga, directora de la cátedra Unesco de Género de la Universidad Politécnica de Madrid, y miembro del AGGI (Grupo Asesor de Género/ONU-Habitat) y del Consejo Asesor de REDS.
Aunque es pronto para establecer hipótesis sobre los resultados que dará el informe, los investigadores señalan que ofrecerá una “foto fija” de cómo están las ciudades españolas en relación con el cumplimiento de los 17 ODS a nivel municipal, con el objetivo de identificar los retos existentes para lograr un desarrollo sostenible en las ciudades, y estimular el debate público alrededor del papel de las ciudades en el logro de los ODS.
Será la primera vez en España que se realizará una medición comparativa del grado de cumplimiento de los ODS a nivel urbano y se ofrecerá una propuesta de indicadores para su seguimiento a nivel ciudad, además de la identificación de lagunas relevantes en los datos estadísticos. Con ello, REDS pretende “fomentar un espacio de debate y reflexión sobre el papel de las ciudades y de la acción municipal para lograr los ODS, estimulando nuevas ideas y acciones potenciales”, explican desde la entidad.
En España se va a realizar una medición comparativa del grado de cumplimiento de los ODS a nivel urbano y se ofrecerá una propuesta de indicadores para su seguimiento a nivel ciudad, además de la identificación de lagunas relevantes en los datos estadísticos.
La batalla de la sostenibilidad
Los expertos parecen estar de acuerdo en que las ciudades son el motor principal de innovación y creación de riqueza de una sociedad, pero también una de las principales fuentes de contaminación y problemas ambientales.
Así lo defiende Javier Benayas, profesor titular del Departamento de Ecología de la Universidad Autónoma de Madrid y miembro del proyecto ODS y ciudades españolas, que señala a Revista Haz que las ciudades “son los únicos ecosistemas que existen sobre la biosfera que son parásitos de otros ecosistemas”.
“Las ciudades son grandes consumidoras de todo tipo de recursos, tanto energéticos, como de construcción, de alimentación, etc., y todos ellos, en un porcentaje altísimo, proceden de otros ecosistemas, de los cuales, no solamente depende, sino que también explota por encima de su capacidad de regeneración”, explica este experto, miembro del Consejo Asesor de REDS. A su juicio, las ciudades “son los ecosistemas más insostenibles que existen sobre nuestro planeta y que generan más insostenibilidad con sus grandes tentáculos en todos los ecosistemas de los que depende”.
Por esta razón, defiende Benayas, –“y si partimos del hecho de que la mayoría de la población mundial vive en ciudades, y que este porcentaje se incrementa año tras año”–, es fácil comprender que la batalla de la sostenibilidad “se ganará o perderá en la ciudades”. “Solamente si somos capaces de repensar y redefinir las ciudades, de tal forma que sean más autosuficientes y que se adapten en sus niveles de consumo y funcionamiento a recursos renovables, se estará en la senda de ganar esta batalla”, remarca.
En su opinión, “la agenda 2030 y los 17 ODS son un paso importante, pues marcan la forma de transitar y encaminarnos hacía unas ciudades diferentes, con una mayor integración de las dimensiones de calidad ambiental, bienestar humano y equilibrio económico”.
A estas alturas, parece evidente que la comunidad internacional deberá enfrentarse a una desafiante hoja de ruta si desea alcanzar las metas establecidas, pero a la vez también surgirán nuevas oportunidades de negocio “siempre que hagamos posible combinar el efecto (positivo) social y ambiental con el retorno económico”, dicen los expertos. Y en este reto global, las ciudades tienen el potencial suficiente para generar verdaderas transformaciones en muchos de los ODS.
La clave es trabajar para asegurar que tengan además la capacidad real de cambiar las cosas.
Es fundamental que los gobiernos de países reconozcan que los resultados de la agenda 2030 solo serán positivos en la medida que los países desarrollados puedan alinear los esfuerzos para cubrir aquellos países interesados pero que no cuentan con el suficiente capital de inversión.