‘Compliance' y debida diligencia, ausentes en el caso Manuel Briñas

¿Forma usted parte del conjunto de millones de individuos que disfruta del fútbol? El deporte rey (de los varones) es algo que parece llamar más la atención que cualquier otro acto o evento, y a escala mundial. Podríamos llegar a expresar que el fútbol está enraizado en el ADN de muchos países; es un fenómeno inexplicable.
<p>Imagen de archivo de Manuel Briñas y Fernando Torres.</p>

Imagen de archivo de Manuel Briñas y Fernando Torres.

En la Unión Europea, parece que los esfuerzos y la oferta deportiva de inmersión en este deporte no tiene parangón, no solo porque apunta también a los más pequeños, sino porque también se dirige a las niñas, cada vez más. A todos y a todas.

Trabajar con los más pequeños es una responsabilidad enorme, obliga a los profesionales a hacer muy bien las cosas, y a los padres y madres a ser exigentes y vigilantes, al tiempo que también les ayuda a formarse como educadores de su progenie.

En el mejor de los escenarios sabemos que ayudamos a conformar el carácter de los pequeños, su espíritu para trabajar en equipo y para desarrollar su afectividad al deporte, motivar su ambición de superación y afrontar positivamente la derrota, a través de lo más elemental y sano: jugar.

Este conocimiento ha llegado a la población, se ha instaurado en el inconsciente colectivo a través de un gran esfuerzo y de tantas y tantas malas experiencias, de mucho esfuerzo de distintos profesionales deportivos, y de otras profesiones asociadas (sociólogos, psicólogos, etc. es difícil nombrarlos a todos y no dejarse a alguien).

Esto me lleva a pensar lo mal que tiene que sentirse una organización dedicada al fútbol que no ha hecho todo lo posible por cumplir al cien por cien con la responsabilidad que conlleva estar al frente de algo tan importante en nuestras vidas como son el deporte y los niños. Y sin duda, este puede ser el caso del Club Atlético de Madrid.

¿Qué ha pasado? De acuerdo con noticias en El País, el fraile marianista Manuel Briñas, abuso sexualmente de chicos. Hasta el momento, se sabe de siete víctimas y se sitúa los abusos de los mismos entre 1972 y 1985, cuando tenían entre 10 y 14 años, en las dependencias del Colegio Marianista Hermanos Amorós de Madrid y en los campamentos de verano que Briñas organizaba en la Sierra de Gredos.

El Atlético de Madrid insiste que ninguno de estos casos se produjo en las instalaciones de su Club de fútbol. En su comunicado del 14 de febrero, el Atleti descarta “la existencia de cualquier suceso de este tipo durante los años que estuvo vinculado a nuestro Club” y que “ninguno de los hechos denunciados” tienen “relación con nuestro Club”.

En su comunicado del 14 de febrero, el Atlético de Madrid descarta “la existencia de cualquier suceso de este tipo durante los años que estuvo vinculado a nuestro Club”.

Además, el Atlético explica que se encuentran consternados porque durante los años que el fraile ha estado vinculado a su cantera nunca ha existido la más mínima sospecha sobre su figura, sino todo lo contrario, ya que ha sido percibido públicamente como alguien muy respetado, dentro y fuera del Atlético de Madrid. Y que, una vez conocidos los hechos denunciados (y habiendo este reconocido algunos de los acontecimientos publicados), el pederasta rescindió su vínculo con el mismo Club.

La siguiente pregunta es: ¿qué responsabilidad tiene una organización si alguien que está “vinculado” a una organización deportiva comete un abuso sexual a menores de edad (o mayores)? Alguna tendrá sin duda alguna.

Es por ello que el Club explica que se inició una investigación interna a través de su departamento de Cumplimiento, y que han comenzado una revisión de los protocolos ya existentes en el funcionamiento de sus categorías inferiores con el objetivo de perfeccionarlos aún más para prevenir cualquier riesgo.

Javier Martín Cavanna, director de la Fundación Haz y editor de esta revista, escribió en su artículo de 2015 Sálvame de… Intermón-Oxfam. “No es la falta de declaraciones y compromisos la principal omisión que debe corregir la ONG, pues cuenta con cerca de una docena de políticas y protocolos aprobados sobre distintos temas, sino la ausencia de mecanismos para verificar su cumplimiento”.

En relación con el caso de abusos sexuales por la ONG, yo misma escribí en el artículo Lo que el compliance podría haber evitado a Oxfam Intermón: “En el sector privado, para prevenir riesgos y proteger a la propia empresa de casos de incumplimiento o de irregularidades y para parapetar su reputación las compañías están desarrollando e implantando programas de gestión de compliance. Tres pilares fundamentales de cualquier programa de cumplimiento son un canal de denuncia, su protocolo correspondiente y la formación”.

El primer riesgo de cualquier organización que trabaja con personas vulnerables es su propio personal, más aún aquel que está en contacto con colectivos en situación de indefensión absoluta.

En un club de fútbol que se trabaja con personas vulnerables, menores de edad, de poco sirve tener un número de teléfono o un correo electrónico en la página web al que no pueden acceder. El primer riesgo de cualquier organización que trabaja con personas vulnerables es su propio personal, más aún aquel que está en contacto con colectivos en situación de indefensión absoluta, vulnerables y abandonados a su suerte.

En el mismo artículo de Oxfam decía: “Hasta ahora, las personas que desarrollan una actividad en una ONG, especialmente los voluntarios, no parecen haber sido considerados como un riesgo. Por ello, es importante que, al igual que el sector privado, las ONG se vean obligadas a establecer protocolos adecuados y eficientes para controlar a su propio personal, desde los voluntarios hasta los empleados y altos cargos. Además, esta medida sería insuficiente si no fuera acompañada de formación continua”. Lo mismo se tiene que aplicar para un club de fútbol.

En el sector privado se está haciendo due diligence (debida diligencia) a la hora de contratar personal, directivos y colaboradores que estén vinculados a la organización. Una due diligence puede consistir en una búsqueda en Google, contrastar información con empleadores anteriores, exigir credenciales privadas y legales, etc.

Un factor que ha complicado este tipo de debida diligencia hasta ahora ha sido el voluntariado por parte de miembros de la iglesia, una institución incuestionable e intocable, hasta ahora, y a nivel mundial.

Esto parece que está cambiando porque a menudo salen nuevas noticia sobre abusos sexuales por parte de un miembro de la iglesia católica, y otras religiones legales. Incluso el Papa Francisco ha convocado una reunión solamente para tratar los abusos sexuales por parte de miembros de su iglesia.

Un factor que ha complicado este tipo de debida diligencia hasta ahora ha sido el voluntariado por parte de miembros de la iglesia.

Pero en torno al mundo del fútbol, hay mucho más de lo que vemos, o de lo que queremos ver o aceptar.

Un club de fútbol también parece ser la cuna del machismo, en el cual los varones ganan mucho más dinero y prestigio que las mujeres; durante mucho tiempo, ir al palco ha sido sinónimo de “ir a hacer negocios entre los varones”, se trata de la percepción global y externa, y por los conocimientos sobre la corrupción en el fútbol, una organización que se dedica a este deporte se puede percibir como un sitio cerrado, donde parece ser difícil tener una opinión contraria o aportar ideas disruptivas.

Observando las capas que rodean al fútbol, si estás dentro y discrepas, recibes un rechazo general e incluso llegando a ser viral y agresivo. Por supuesto, no estamos hablando de si el jugador cometió falta, o si el árbitro se equivocó en su decisión. Este es el único punto donde se admite la opinión múltiple, ya que la polémica al fin de cuentas, promueve, divulga y vende fútbol.

En estudio realizado por Google y con la denominación Proyecto Aristóteles se dedicaba a las normas y reglas inconscientes que mueven a las personas dentro de las organizaciones: la educación, el género, etc. Y resultaba que el factor dominante que mueve una organización es la “seguridad psicológica”. El hecho de poder decir su opinión, poder discrepar, tener la sensación de una cultura abierta, una “cultura de compliance”.

Quizás la mezcla entre un club de fútbol y la iglesia ha hecho imposible prevenir los abusos sexuales de niños en el pasado. Ha llegado el momento de cambiar estos conceptos para evitar más sufrimiento en el hoy y el futuro.

Aplaudimos al Atlético por su «condena enérgica» de «este tipo de conductas» y por su «más firme repulsa ante hechos tan graves». Pero para salvaguardar los derechos de los niños y la protección de la infancia pueden empezar a trabajar en su “seguridad psicológica” dentro de Club.

Comentarios