Los ODS, una oportunidad de negocio para las pymes

Acaba de presentarse la ‘Guía para pymes ante los ODS’, un documento elaborado por el CGE, Cepyme y la Red Española del Pacto Mundial para sensibilizar a la pequeña y mediana empresa sobre la necesidad de adaptarse a los retos marcados por la Agenda 2030 para garantizar su supervivencia en el medio plazo.

Quedan pocos días para la celebración en Madrid de la gran Cumbre del Clima (COP25), un evento que atraerá hacia España millones de miradas de todo el mundo y que ya está sirviendo para sensibilizar sobre el cambio climático en entornos muy diversos. Especialmente en los que funcionan de forma directa como motor económico del país, como las pymes, donde no terminan de verse claros los beneficios que supondría adaptarse a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) marcados por Naciones Unidas de cara al horizonte 2030.

Para ello, el Consejo General de Economistas de España (CGE) ha preparado junto con la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme) y la Red Española del Pacto Mundial la Guía para pymes ante los ODS. Se trata de un manual práctico que tiene por objetivo orientar a estas corporaciones en el camino de la adopción de principios de sostenibilidad y mostrar las oportunidades de negocio que les puede reportar.

Según Cristina Sánchez, directora ejecutiva de la Red Española del Pacto Mundial, desde esta organización se está observando una “creciente involucración de la pequeña y mediana empresa en la Agenda 2030”. Aunque, en su opinión, todavía quedan muchas por convencer. “El 78% de las pymes no la conoce, o solo lo hace de forma superficial”, comenta.

El documento publicado, que puede consultarse de forma gratuita a través de la web del CEG, recoge una serie de medidas y cifras impactantes y razonadas para motivarlas a emprender el camino de los ODS lo antes posible. Por ejemplo, se calcula que esta vía generará una economía cercana a los 11 billones de euros a nivel mundial de aquí a 2030.

También se ha calculado que el 66% de las empresas del IBEX 35, potenciales clientas de las pymes, ya evalúan a sus proveedores bajo criterios sociales, y el 71% bajo criterios ambientales. A ello se suma el hecho del que el 64% de los consumidores españoles tengan en cuenta en sus compras la sostenibilidad.

Unos porcentajes que, por otra parte, van aumentando de forma tendencial año tras año. “Es una oportunidad de negocio que merece la pena aprovechar si se quiere sobrevivir en el futuro, y para la que no hace falta realizar grandes inversiones”, apunta Sánchez.

Desde su punto de vista, realizar pequeñas acciones con sus grupos de interés va a ofrecer resultados positivos. “Como seleccionar proveedores que respeten los derechos humanos o confeccionar alianzas beneficiosas para la consecución de estos retos”, ejemplifica. En ello coincide Susana Fábregas, directora de Desarrollo de Negocios del Club Excelencia en Gestión: “Las pymes operan dentro de su ecosistema, influyendo e impactando en él”.

Fábregas apunta, además, una de las grandes ventajas de las pequeñas y medianas empresas. “Las pymes cuentan con estructuras no rígidas, que permiten adaptarse de forma sencilla a las circunstancias y a las demandas que reciben, y son más ágiles en la toma de decisiones y en la ejecución de las iniciativas. Esta flexibilidad facilita que las pymes tengan un modelo de gestión más ágil que deben aprovechar como palanca de innovación y apoyo a los ODS”.

La entidad de la que es portavoz tiene en exclusiva la concesión del Sello EFQM de excelencia en la gestión de las organizaciones en España. Un modelo del que se acaba de presentar una versión 2020 mucho más enfocada hacia las pymes y que sirve como herramienta para adaptarse con facilidad a cambios como los que están planteando los ODS.

“Ante este nuevo escenario, las empresas deben plantearse una redefinición de sus propósitos, siendo conscientes de que su existencia tiene que ver también con el bienestar de las sociedades con las que interactúan. Una empresa sana no puede subsistir en entornos con problemas; al contrario, el propio desarrollo de su entorno abre enormes posibilidades de prosperidad compartida”, asegura Natalia Amiano, directora de Marketing y Comunicación de la Fundación Codespa.

Oportunidades para las pymes

En opinión de Amiano, unir el propósito del impacto social de la empresa con los valores y objetivos de la compañía pasa por un cambio cultural que afecta a todos los niveles. “El verdadero reto está en traducir este compromiso en la incorporación de unos objetivos medibles y cuantificables para las empresas, en ayudarles a identificar una necesidad prioritaria alineada con su modelo de negocio”, explica.

En este sentido, el documento publicado por el CGE, Cepyme y la Red Española del Pacto Mundial incluye una serie de tendencias relacionadas con la Agenda 2030 en las que las pymes pueden invertir y que pueden suponer además importantes oportunidades de negocio. Por ejemplo, implementar medidas que incidan en la salud y el bienestar de los empleados. “Puede suponer aumentar su motivación y su compromiso con la  organización y, por tanto, también su productividad”, reza la guía.

También buscar vías de autoabastecimiento eléctrico a través de energías renovables, mucho más asequible tras la derogación del llamado ‘impuesto al sol’. Es decir, buscar un incremento de su uso o también innovando con nuevos productos y/o servicios que ayuden a impulsarlas.

De la misma forma que se pueden crear productos y/o servicios basados en materiales reutilizados y reciclados que satisfagan a aquellos consumidores que buscan productos más sostenibles, además de mejorar sus sistemas de reciclaje desde el punto de vista interno.

Aunque una de las vías que se consideran más interesantes es la de fomentar la transparencia. Según el informe, cerca del 90% de las 250 compañías más grandes del mundo informan sobre su desempeño en sostenibilidad.

Por otra parte, el Pacto Mundial de las Naciones Unidas ha pasado de 44 empresas adheridas en el año 2000 a más de 9.900 en 145 países. Esta tendencia confluye con los nuevos requisitos que emanan de la Ley de Información no Financiera que, si bien son obligatorios para empresas de determinado tamaño y volumen de negocio, pueden hacerse extensivas a todas pymes de forma voluntaria (Vid. ¿Cómo cumple el IBEX 35 la Ley de información no financiera y de diversidad?).

Normativas

A todo ello se añaden las diferentes normativas que ya han surgido o que se están preparando desde Europa y desde España. La UE se ha marcado como objetivo que en 2030 el 32% de la energía consumida en toda la Unión sea de origen renovable.

Y España, en su anteproyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética (Lccte), aprobado en febrero de 2019, plantea medidas que sirvan para alcanzar las siguientes metas antes de ese año: hacer caer, al menos, un 20% las emisiones de gases de efecto invernadero respecto a 1990; generar el 70% de la electricidad con renovables y asegurar que, como mínimo, el 35% del consumo final de energía provenga de estas tecnologías limpias.

“Todas estas regulaciones deben tener en cuenta que la mayoría de las empresas que tenemos, al menos en España, son micropymes de menos de 10 trabajadores, empresas con poco músculo que tienen dificultades para adaptarse a los cambios”, advierte José Manuel de la Riva, vicepresidente de Cepyme.

Aunque también invita a estas pequeñas compañías a asumir el reto lo antes posible y en la medida de sus posibilidades, no solo por responsabilidad. “La adaptación a los ODS ya ha sido considerada la 5ª Revolución Industrial, y está en nuestra mano el liderarla desde Europa; es una oportunidad que no podemos perder”.

El presidente del CGE, Valentín Pich, coincide en que la sostenibilidad “debería ser una parte vertebral en las estrategias de negocio de las pymes, no solo por un compromiso ético, sino también por las oportunidades que les puede reportar. Entre otras, la reducción de costes y de la factura fiscal, mejora de la reputación y de la competitividad, acceso a nuevos mercados o un mejor acceso a la financiación”.

En su opinión, es necesario reorganizar la fiscalidad medioambiental territorial y estatal para que todas las administraciones públicas vayan en una misma dirección, principalmente hacia un aumento de los impuestos sobre hidrocarburos. “El fin último no debe ser la obtención de una mayor recaudación sino, fundamentalmente, desincentivar las conductas lesivas para el entorno natural por parte de todos los agentes económicos”.
 

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