Liderazgo femenino frente al cambio climático

100 expedicionarias de 35 países han viajado a la Antártida para estudiar los efectos del cambio climático, cuyo día se celebra el sábado 24 de octubre, y reivindicar el papel de la mujer en la ciencia. Lo hicieron en la cuarta edición del programa ‘Homeward Bound’.

Louise Séguin. Ella fue la primera mujer en viajar a la región antártica en el año 1771. La historia de su relato también cuenta que lo hizo disfrazada de niña en el viaje de Yves Joseph de Kerguelen de Trémarec, unos tres años antes que la asistente en botánica Jeanne Baret.

Dos pioneras en un territorio de hombres, quienes han capitalizado las diferentes expediciones a la Antártida con objetivos variados. Desde los personales –conseguir alguna marca histórica o un hito deportivo- a los relacionados con el desarrollo científico.

Una situación que ha cambiado en los últimos años, y es que las mujeres han conquistado la Antártida con una gran meta: luchar contra el cambio climático.

Lo hacen a través del proyecto Homeward Bound, puesto en marcha por Fabian Dattner hace cuatro años.

Empresaria y emprendedora, Dattner cuenta en sus conferencias que la idea se le ocurrió tras escuchar a un grupo de científicos bromear sobre que los candidatos para liderar a un grupo de investigadores en la Antártida “debían tener barba”.

Un tiempo después, conoció a Jessica Melbourne-Thomas, experta en ecología, en un curso sobre desarrollo de liderazgo.

La frustración que las dos sentían sobre los continuos retos a los que se tienen que enfrentar las mujeres en la ciencia enseguida se convirtió en la intrépida idea de llevar a cabo una misión liderada y protagonizada solo por mujeres.

«Hay varias razones por las que es muy difícil para nosotras llegar hasta la Antártida o el Ártico”, explica Melbourne-Thomas sobre el proyecto Homeward Bound.

Esta iniciativa promueve la diplomacia científica internacional, con la generación de redes entre las participantes de las diferentes expediciones, de manera que se establezcan lazos personales y profesionales que enriquezcan el trabajo en equipo y generen nuevas propuestas para implementar las herramientas de liderazgo adquiridas durante el programa.

“Muchas mujeres se quedan fuera de las expediciones por todas las decisiones que tienen que tomar, sobre todo por la presión social al compaginar su vida personal y sus familias con las exigencias de las expediciones y también por la falta de modelos a seguir”.

Así ocurrió en la primera edición, donde se añadió la falta de financiación: ningún gobierno apoyó a la fundación, por lo que la iniciativa no recibió ninguna ayuda pública. De este modo, cada participante tuvo que pagar los billetes para viajar y el alojamiento de su bolsillo.

Eso hizo que se tuviera que reducir el tiempo que tenían pensado pasar en el Polo Sur, pero no apagó el ánimo de las 76 científicas que llegaron al continente helado para estudiar los efectos del cambio climático y reivindicar el papel de la mujer en la ciencia.

Bajo el respaldo de Acciona

Esos tiempos quedan ahora lejos, con un proyecto que se ha ido consolidando con la participación de empresas privadas. La cuarta edición del programa Homeward Bound contó por tercer año consecutivo con el patrocinio de Acciona.

Bajo el lema La madre naturaleza necesita a sus hijas, esta última edición de 2019 reunió a 100 mujeres de 35 países. “Pero el objetivo es que sean mil, mil profesionales de las disciplinas STEM en los próximos seis años que conviertan a la mujer científica en protagonista de la lucha contra el cambio climático”, señalan desde Acciona.

“Está demostrado que los equipos de trabajo diversos toman mejores decisiones y aportan soluciones más creativas ante los grandes retos. ¡La participación de las mujeres es buena para el planeta!”, añade Marga Gual Soler, experta en Diplomacia Científica y Asesora en Política Científica de la Comisión.

De este modo, las cien participantes de la cuarta edición de Homeward Bound culminaron la mayor expedición de mujeres a la Antártida coincidiendo con el bicentenario del descubrimiento del continente, dándose cita desde el 22 de noviembre hasta el 10 de diciembre de 2019, cuando desembarcaron en Ushuaia.

En tres semanas de viaje a la península Antártica visitaron diversas bases científicas para recabar información sobre el impacto del cambio climático en el continente blanco, un termómetro de cómo está afectando a la Tierra el calentamiento global.

“Olas de calor en Río de Janeiro, inundaciones y sequías extremas en el Amazonas, que corre el riesgo de convertirse en una sabana… El cambio climático se está acelerando y tanto el sector público como el privado tienen que moverse al menos al mismo ritmo”, explica Natalie Unterstell, participante de la expedición y confundadora de Talanoa, un grupo de reflexión y adaptación ante el desafío climático.

Una red de mil profesionales destacadas

Para buscar estas soluciones, las participantes se embarcaron en un programa de un año en el que recibieron formación en materia de liderazgo, estrategia, comunicación y visibilidad a partir de una evaluación de desarrollo personal en la que se trabaja, participando también figuras de renombre mundial como el artífice del Acuerdo de París, Christiana Figueres; la primatóloga Jane Goodall, y Musimbi Kanyoro, presidenta del Global Fund for Women.

“Los movimientos sociales son más eficaces que los individuos para generar cambios. Pero aún necesitamos buenos líderes individuales en todas partes, en organizaciones, empresas frente al desafío climático, todos somos necesarios, nunca hay razón para excluir a nadie”, destacan desde Acciona.

La compañía de infraestructuras y proyectos de energía renovable es socio global de Homeward Bound con el objetivo de contribuir al liderazgo femenino, la sostenibilidad del planeta y mitigación del cambio climático. Acciona lleva tres años dando visibilidad al programa en el que han participado más de 400 mujeres.

Una de ellas es Uxua López, ingeniera de telecomunicaciones, ambientóloga, divulgadora científica y activista medioambiental española, experta en energías renovables, que participó en la segunda edición de la expedición a la Antártida.

“Se valoran diferentes criterios. Uno de ellos es la diversidad, para ello se buscan candidatas de diferentes países (a ser posibles de países más afectados por el cambio climático), con formación diversa dentro de las STEMM (ciencia, tecnología, ingeniería, matemáticas y medicina), de edades variadas… explica López a Revista Haz.

“Por otro lado se valoran tres factores: excelencia profesional, liderazgo y retos que hayan tenido que afrontar. Para ello, además del CV las candidatas deben de responder a una serie de preguntas sobre su carrera profesional y grabar un elevator pitch a modo de presentación”, continúa.

El objetivo del programa es crear una red internacional de mil profesionales destacadas trabajando en diferentes áreas STEMM en un plazo de diez años, para que colaboren en proyectos de diversos ámbitos científicos y geográficos, dando así visibilidad a las mujeres en la ciencia e impulsando el liderazgo femenino como la mejor manera de enfrentarse a los retos futuros y a la creación de un planeta más sostenible.

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