La parte que toca a las empresas para cumplir con la Agenda 2030

En 2015, los líderes mundiales acordaron 17 Objetivos Globales (conocidos como Objetivos de Desarrollo Sostenible u ODS). Estos objetivos tienen el poder de crear un mundo mejor para 2030, poniendo fin a la pobreza, luchando contra la desigualdad y abordando la urgencia del cambio climático. Mapfre trabaja en su consecución bajo el lema: #Lapartequenostoca.

Guiados por los objetivos, ahora corresponde a gobiernos, empresas, sociedad civil y público en general, trabajar juntos para construir un futuro mejor para todos.

Han pasado cinco años desde el acuerdo sobre los ODS y todavía queda mucho trabajo por delante. El Informe de Progreso elaborado en 2020 por las Naciones Unidas constata que los avances en los Objetivos siguen siendo desiguales e identifica las áreas en las que se requieren mejoras significativas.

Entre los ámbitos en los que más se ha avanzado hasta el momento se encuentran la disminución de la pobreza mundial, el descenso de las tasas de mortalidad materna e infantil, el acceso a la electricidad de más personas, la elaboración de más políticas nacionales de desarrollo sostenible y la firma de acuerdos internacionales para la protección del medio ambiente.

Al mismo tiempo, los avances se estancaron o se invirtieron, entre otros temas, en el número de personas que padecen hambre, el ritmo del cambio climático y el aumento de las desigualdades.

Además, los efectos de la pandemia de la covid-19 en grupos de personas y operaciones en todo el mundo están poniendo en peligro el progreso hacia los ODS. Los países menos adelantados, los que están en vías de desarrollo y los países en situación humanitaria o frágil son los más afectados debido a la fragilidad de sus sistemas de salud, la escasa cobertura de la protección social, los limitados recursos financieros y de otro tipo, la vulnerabilidad a las crisis y la dependencia del comercio internacional.

El papel de empresas y sociedad en los Objetivos

Aunque fundamentalmente corresponde a los gobiernos abordar la implementación de los ODS a nivel nacional, los objetivos simplemente no se alcanzarán sin una acción significativa por parte de las empresas y de la sociedad.

Las empresas tienen un papel fundamental como motor del crecimiento económico y del empleo y como fuente de financiación, tecnología e innovación, y las personas como individuos últimos que con sus acciones y decisiones pueden intervenir y contribuir al cumplimiento de los Objetivos.

Como sociedad solo iremos avanzando hacia el desarrollo sostenible si somos conscientes de los peligros del cambio climático, la pobreza extrema y la desigualdad de la riqueza.

Aquellas organizaciones que continúen con sus viejas malas prácticas se encontrarán a sí mismas haciendo frente a muros más altos, quizás insuperables, para seguir operando de manera rentable.

Por su parte, la sociedad y los esfuerzos individuales también pueden contribuir en gran medida a avanzar en los Objetivos. La sociedad debe entender que los problemas que afectan a la sostenibilidad no se limitan a las grandes empresas, y que de una forma u otra todos aportamos nuestro grano de arena. Por tanto, las soluciones a los problemas que afectan al desarrollo sostenible no deben limitarse únicamente a las políticas, estrategias y normas diseñadas y establecidas en las empresas.

Las empresas tienen un papel fundamental como motor del crecimiento económico y del empleo y como fuente de financiación, tecnología e innovación, y las personas como individuos últimos que con sus acciones y decisiones pueden intervenir y contribuir al cumplimiento de los Objetivos.

Diez años para conseguir los ODS

Tal y como se indica en el informe de la Red Española del Pacto Mundial ODS, año 5. El liderazgo colectivo en la Agenda 2030: una década para la acción, los próximos diez años son fundamentales para lograr los retos que plantea la Agenda 2030 y el sector empresarial tiene un papel crucial en la búsqueda activa de soluciones. En esta década se desarrollarán nuevas tendencias, hechos y medidas relativas a los ODS en los que, sin duda, las organizaciones tienen mucho que decir y hacer.

La Red plantea en el informe una serie de tendencias para los próximos diez años en el ámbito de la sostenibilidad que pueden servir de brújula para que las empresas logren los ODS.

La necesidad de que la sostenibilidad esté en el propósito de la alta dirección de las empresas es una de estas tendencias. El desarrollo sostenible se ha convertido en un área estratégica para el sector empresarial y los líderes empresariales han entendido que la sostenibilidad es una inversión y la Agenda 2030 uno de los principales marcos de referencia para guiarlos en este camino.

La economía baja en carbono y la lucha contra el cambio climático es otra de ellas. En los últimos años se han puesto en marcha numerosas iniciativas para hacer frente al cambio climático como el Pacto Verde que pretende que la Unión Europea sea neutra en carbono en 2050, la iniciativa Business Ambition for 1.5°C o, a nivel nacional, la Ley de Cambio Climático y Transición Energética que impulsará también la transición a una economía baja en carbono.

El establecimiento de compromisos públicos cuantificables es otro de los grandes retos para el sector empresarial, en ámbitos como los tratados en la iniciativa del Pacto de las Naciones Unidas SDG Ambition, que propone una serie de objetivos a alcanzar por las empresas relacionados con aspectos sociales, medioambientales y de gobierno corporativo.

También en las finanzas sostenibles, los ODS pueden servir para orientar decisiones de inversión, pudiendo lograrse impactos positivos en áreas como la transición energética o los negocios inclusivos al mismo tiempo que los inversores mejoran la rentabilidad de sus activos.

Conseguir la igualdad de género en el ámbito empresarial es otra tendencia general que no solo mejorará el impacto social de las empresas, sino que también puede mejorar su desempeño económico. Se estima que las empresas que cuentan con un consejo de administración equilibrado en cuanto a género tienen hasta un 20% más de probabilidades de tener mejores resultados empresariales, por lo que la igualdad entre mujeres y hombres se convertirá en una prioridad para las empresas en los próximos años.

Las empresas no solo deben generar riqueza exclusivamente material, sino también riqueza ética y, sobre todo, humana.

Mapfre impulsa la sostenibilidad con #lapartequenostoca

Construir un mundo mejor, más justo, más igualitario, más próspero y más seguro. Es lo que significa la sostenibilidad para Mapfre y a lo que aspira con #lapartequenostoca, un concepto dirigido a las personas y basado en acciones, en hechos, que concentra el compromiso de la organización a la vez que representa la parte que nos toca a cada uno, los miles de gestos que suman al objetivo común de proteger al planeta y construir un futuro para las personas.

Con ese eslogan, la compañía quiere vincular emocionalmente a sus empleados, clientes, accionistas y sociedad en general, poniendo de manifiesto que la sostenibilidad es una realidad en la que la aseguradora cree y actúa desde mucho tiempo con el objetivo de contribuir desde el compromiso colectivo a conseguir un presente y un futuro basados en conceptos como la ética, la igualdad, la diversidad, la colaboración o la ecología.

Las empresas no solo deben generar riqueza exclusivamente material, sino también riqueza ética y, sobre todo, humana. Sin ética, no puede haber negocio, un principio que Mapfre aplica sobre todo lo que hace y que le permite ocuparse del bienestar de las personas que viven en las comunidades donde opera, lo cual se convierte en su principal ventaja competitiva.

La etiqueta #lapartequenostoca formará parte de todas las acciones de comunicación con las que Mapfre dé a conocer su fuerte compromiso social, el concepto que mejor le posiciona y que exporta a más de 40 países.

Un programa de RSC basado en las personas y el planeta

Para Antonio Huertas, presidente de Mapfre, “la Agenda 2030 puede y debe contribuir a cambiar el mundo y en Mapfre estamos plenamente comprometidos con sus objetivos, que son en definitiva un compromiso de sumas, donde todos debemos aportar y buscar soluciones”.

Ser una empresa sostenible significa para Mapfre cumplir con los compromisos públicos asumidos, encontrar un equilibrio a medio y largo plazo entre las preocupaciones ambientales, sociales y económicas/gobernanza (ASG) y definir cómo estas afectan a la compañía y a los grupos de interés con los que se relaciona, y gestionar el impacto en la sociedad e identificar las oportunidades del desarrollo sostenible para crear valor compartido.

El principal objetivo del Plan de Sostenibilidad de Mapfre para el período 2019-2021 es posicionar al Grupo como referente en transparencia, sostenibilidad y confianza, y servir a la vez como hoja de ruta transversal para avanzar en sus compromisos en materia ASG.

Dicho plan está compuesto por más de 30 objetivos y líneas de acción específicas para avanzar en los compromisos de sostenibilidad en cuestiones tan importantes como la lucha contra el cambio climático, la economía circular, la inclusión, la educación financiera, la economía del envejecimiento, la Agenda 2030, la ética, el empleo, el voluntariado corporativo y la inversión socialmente responsable, entre otros.

Combatir el cambio climático es uno de los grandes desafíos y Mapfre define su estrategia a través de diferentes palancas como son la reducción de la huella ambiental, la integración de la variable cambio climático en el negocio, el fomento de la economía circular, o la preservación de la biodiversidad.

Así contribuye Mapfre a los Objetivos de Desarrollo Sostenible

En 2017 fue creado un grupo interno de trabajo centrado en fijar los Objetivos prioritarios para Mapfre y sus metas. Desde entonces, la empresa está colaborando en la difusión y el conocimiento de los ODS y en dar visibilidad a aquellos prioritarios para ella, entre los que destacan salud y bienestar (ODS 3), trabajo decente y crecimiento económico (ODS 8), industria, innovación e infraestructuras (ODS 9), ciudades y comunidades sostenibles (ODS 11), acción por el clima (ODS 13) y alianzas para lograr los objetivos (ODS 17).

Combatir el cambio climático es uno de los grandes desafíos de nuestro tiempo y Mapfre, con el objetivo de formar parte activa en esa lucha, define su estrategia a través de diferentes palancas como son la reducción de la huella ambiental del Grupo, la integración de la variable cambio climático en el negocio, el fomento de la economía circular, o la preservación de la biodiversidad.

Como objetivo principal dentro de este ámbito, la compañía se compromete a ser neutra en carbono para 2030, objetivo que se logrará mediante medidas de ecoeficiencia en sus edificios para ahorrar energía, agua y papel, la celebración de eventos neutros como las dos últimas Juntas Generales de Accionistas, la adquisición de energía procedente de fuentes 100% renovables, o el fomento de la movilidad sostenible para empleados y también clientes.

También en el aspecto medioambiental y desde marzo de 2019, Mapfre no invierte en empresas eléctricas con más del 30% de sus ingresos provenientes del carbón y ha cesado el aseguramiento de la construcción de nuevas plantas térmicas de carbón o minas de extracción de este mineral.

Una plantilla diversa aporta valor a la empresa ya que fomenta la gestión del conocimiento, aporta experiencia y enriquece la ejecución de los proyectos en los que se está trabajando. Por lo que respecta a diversidad de género, para 2021 Mapfre se ha comprometido a que al menos el 45% de las vacantes anuales en puestos de responsabilidad sean ocupadas por mujeres.

En cuanto a diversidad funcional, la empresa apuesta firmemente por la integración laboral de las personas con discapacidad, contando desde el año 2015 con un programa global implantando en todos los países en los que opera, con medidas para potenciar la verdadera inclusión de este colectivo en la empresa.

Ese programa cuenta con medidas que comprenden desde la atención personalizada a los empleados con discapacidad, hasta la revisión de la accesibilidad de los centros y entornos de trabajo, a fin de proponer las reformas y adaptaciones necesarias, pasando por campañas periódicas informativas para el afloramiento de posibles casos de empleados con alguna discapacidad que aún no hayan comunicado a la empresa, con el objetivo de facilitarles el apoyo necesario y el acceso a todas las medidas a su disposición.

El objetivo en el ámbito de la discapacidad es que el porcentaje de plantilla compuesto por personas con discapacidad sea del 3%, mejorando las exigencias de la ley española en ese aspecto.

Pero la diversidad no acaba ahí, sino que se también se desarrolla e implementa en sus vertientes cultural y generacional. En Mapfre trabajan 34.324 empleados de 84 nacionalidades, lo que otorga una gran diversidad cultural y de conocimiento a la empresa.

Distintas generaciones con valores, expectativas y motivaciones diferentes trabajan en la empresa, dentro de una cultura integradora que facilitar la transferencia de conocimientos entre generaciones, reconoce y aprovecha sus fortalezas y capacidades, de forma que aporten lo mejor de cada una de ellas teniendo en cuenta las necesidades de las diversas generaciones.

En esa línea, el Proyecto Ageing pretende favorecer un entorno laboral para personas de mayor edad teniendo en cuenta los retos que se plantean a nivel de organización y perfiles, desarrollo profesional, modelos de flexibilidad laboral, previsión social, salud y bienestar, o sensibilización, entre otros.

Como no puede ser de otra forma, todo lo anterior se realiza dentro de un marco ético recogido en el Código Ético y de Conducta de la compañía que refleja los principios básicos que deben guiar la actuación de las personas que integran la compañía en el trabajo cotidiano y en relación con los grupos de interés como empleados, proveedores y contratistas.

<p>Iñaki Ortega, director de Deusto Business School; Arancha Díaz-LLadó, directora de Propósito, Diversidad y Agenda 2030 de Telefónica; Clara Bazán, directora de Sostenibilidad de Mapfre; Raquel Azcárraga, directora de Sostenibilidad de Bankinter, y Eva Piera, directora general de Relaciones Externas y Comunicación de Mapfre, en un encuentro 'Ageingnomics'.</p>

Iñaki Ortega, director de Deusto Business School; Arancha Díaz-LLadó, directora de Propósito, Diversidad y Agenda 2030 de Telefónica; Clara Bazán, directora de Sostenibilidad de Mapfre; Raquel Azcárraga, directora de Sostenibilidad de Bankinter, y Eva Piera, directora general de Relaciones Externas y Comunicación de Mapfre, en un encuentro 'Ageingnomics'.

La inversión responsable se integra en la toma de decisiones

En Mapfre no solo preocupa la rentabilidad financiera, sino que resulta clave la rentabilidad social.

La inversión socialmente responsable se encuentra en continua evolución, siguiendo el ritmo de las grandes tendencias mundiales en relación con los riesgos y las oportunidades de los factores ASG.

Mapfre está adherida desde el año 2017 a los principios de Inversión Responsable de la Organización de Naciones Unidas (PRI), año en el que también estableció el marco de actuación del Grupo en materia de Inversión Socialmente Responsable (ISR), que se centra en aquellos aspectos clave que tienen que acompañar a la organización en el alcance, implantación, proceso de integración de los aspectos ASG.

Los principios de ISR de la ONU se unen a la obligación que asume la compañía como custodio del ahorro y de las inversiones de los clientes y de la solidez de su propio balance. Por todo ello, se aplican criterios de prudencia en la inversión, se busca la creación de valor a largo plazo y se incorporan, de forma complementaria a la información tradicional, los mencionados factores ASG.

A finales de 2020, Mapfre AM, la gestora de fondos del Grupo, lanzó el Mapfre AM Inclusión Responsable, un fondo que ha sido puesto por Naciones Unidas como ejemplo en su guía de buenas prácticas de la ISR.

Este fondo invierte en compañías que no solo cumplen con los criterios ASG, sino que además promueven de forma especial la inclusión de personas con cualquier tipo de discapacidad.

En la línea de los fondos sociales, se lanzó el Mapfre AM Compromiso Sanitario, un fondo para financiar los servicios sanitarios madrileños, tan esenciales en la situación que estamos viviendo actualmente. Este fondo ha invertido la totalidad de su patrimonio en un Bono Social Sanitario de la Comunidad de Madrid emitido específicamente para el fondo y exclusivamente destinados a la lucha contra la covid-19.

En el ámbito de la gobernanza, el Mapfre AM Good Governance Fund, es un fondo que busca las mejores prácticas del buen gobierno corporativo en empresas europeas y americanas para construir su cartera.

Los clientes demandan cada vez más que se mida el impacto de estas iniciativas y por ello, Mapfre AM ha llegado a un acuerdo con la gestora Global Social Impact (GSI) para otorgar financiación a empresas de alto impacto social tanto en mercados frontera como emergentes.

Esa financiación se llevará a cabo mediante el fondo abierto de deuda privada, denominado Global Social Impact Fund (GSIF), que pondrá el foco inicialmente en modelos de negocio consolidados del África Subsahariana y se expandirá potencialmente a Latinoamérica.

GSI se encarga de evaluar las teorías del cambio de las empresas invertidas, y de medir la mejora de la calidad de vida de las personas y comunidades, así como el impacto en el ecosistema, yendo más allá de los datos meramente cuantitativos.

Contenido realizado bajo acuerdo de colaboración con Mapfre.
Esta noticia se adhiere a los criterios de transparencia de la Revista Haz.
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