La moda y su importante papel en la detención del cambio climático

El turbulento año 2020 ha puesto de manifiesto los muchos retos a los que se enfrenta la industria de la moda, incluyendo entre ellos las relaciones con los proveedores, las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), las estructuras de empleo, la sobreproducción y el despilfarro.

Estos problemas sistémicos son también evidentes en la amenaza inminente del cambio climático, la cual se prevé que cree impactos socioeconómicos crecientes en los próximos años.

Para realizar un análisis de las emisiones de gases de efecto invernadero de la industria de la moda y esbozar las áreas en las que sus diferentes actores pueden centrar sus esfuerzos para alcanzar los objetivos climáticos, McKinsey & Company en asociación con Global Fashion Agenda (GFA) ha realizado el informe Fashion on climate. How the fashion industry can urgently act to reduce its greenhouse gas emissions.

Este documento está dirigido a los grupos de interés, entre ellos marcas, minoristas, fabricantes, ciudadanos, inversores y encargados de la formulación de políticas, con el objetivo de colocar a la industria de la moda en la senda de los 1,5 oC de incremento máximo de la temperatura media de nuestro planeta.

En este documento se muestra que la industria mundial de la moda produjo alrededor de 2.100 millones de toneladas de emisiones de GEI en 2018, lo cual equivale al 4% del total mundial.

Al reto de reducir su huella de GEI se suman las expectativas de que la industria de la moda siga creciendo como resultado de los cambios en las pautas de población y consumo. Si no se toman más medidas en la próxima década más allá de las ya existentes, las emisiones de GEI de la industria probablemente aumentarán a alrededor de 2.700 millones de toneladas al año para 2030, lo que refleja una tasa de crecimiento anual del 2,7% suponiendo que se produzca un repunte económico relativamente rápido después de la covid-19 y, en consonancia con las previsiones de la industria, un crecimiento continuo a partir de entonces.

Más allá del 2030, el desafío se hace aún mayor. Para mantenerse en la senda de 1,5 oC, la industria necesita redefinir los modelos de negocio y los imperativos actuales de crecimiento económico y aumento del consumismo.

Las emisiones de la industria de la moda deben reducirse

En la actualidad, las emisiones de GEI de la industria de la moda equivalen a las emisiones anuales combinadas de Francia, Alemania y el Reino Unido.

Más del 70% de las emisiones proceden de actividades previas, en particular de la producción, preparación y elaboración de materias primas de alto consumo energético. El 30% restante se genera en actividades posteriores, como el transporte, el envasado, las operaciones de venta al por menor, el uso y el final del uso.

<p>Emisiones de GEI de la cadena de valor de prendas de vestir y calzado. Fuente: Traducción de “Fashion on climate. How the fashion industry can urgently act to reduce its greenhouse gas emissions”.</p>

Emisiones de GEI de la cadena de valor de prendas de vestir y calzado. Fuente: Traducción de “Fashion on climate. How the fashion industry can urgently act to reduce its greenhouse gas emissions”.

Si se continuara con el ritmo actual de emisiones de GEI, la industria de la moda duplicaría el nivel de emisiones requerido para mantenerse en la senda de 1,5 oC, por lo que en el informe de McKinsey se propone realizar una reducción acelerada, intensificando los esfuerzos lograrlo.

Esa reducción acelerada, se estima que dejaría las emisiones anuales alrededor de 1.100 millones de toneladas, lo cual es, aproximadamente, la mitad de la cifra actual. El centro de atención inmediato de la reducción acelerada deberían ser las operaciones previas, en las que es posible reducir alrededor del 60% de las emisiones, en particular mediante el aumento del uso de energías renovables, gracias a los esfuerzos de colaboración apoyados por las marcas y los minoristas.

Las medidas relacionadas con las operaciones propias de las marcas tienen el potencial de proporcionar alrededor del 20% de la reducción, y el resto proviene de los cambios en el comportamiento de los consumidores.

Para 2030, esos esfuerzos deberían haber creado un panorama significativamente reformado en la industria moda, en el que, por ejemplo, una de cada cinco prendas de vestir se comercializara mediante un modelo comercial circular.

¿Cómo acelerar la reducción de las emisiones en la moda?

Según el informe, se puede lograr una reducción acelerada mediante muchas de las mismas palancas que se utilizan actualmente para reducir las emisiones, pero a una escala mayor o con un nivel de adopción más elevado.

Los principales impulsores de la reducción acelerada serían las marcas y los minoristas, que pueden influir en el cambio de sus propias operaciones, apoyar a los participantes en la cadena de valor en sus esfuerzos de descarbonización y crear oportunidades para que los consumidores tomen decisiones de consumo sostenibles.

Se requerirá, por tanto, de una acción concertada y comprometida en tres áreas concretas: la reducción de las emisiones de las operaciones previas (con un potencial de reducción del 60%) y en las operaciones propias de las marcas (con un potencial del 20%), y el fomento de comportamientos sostenibles en los consumidores (con un potencial del 20%).

Por ejemplo, en la etapa de operaciones previas la descarbonización de la producción de material podría reducir las emisiones anuales de GEI en 205 millones de toneladas. Todo ello, asumiendo una mejora de alrededor de un 20% debido a la eficiencia energética, las mejoras en la producción de poliéster, basadas en mejoras tecnológicas en la maquinaria, y la reducción de alrededor del 40% en el uso de fertilizantes y pesticidas en el cultivo de algodón.

En cuanto a las operaciones propias de las marcas, la mejora de la composición de materiales podría generar 41 millones de toneladas de ahorro en emisiones. Otras acciones a realizar en esta etapa serían el incremento del uso de transportes sostenibles, la mejora del packaging, la minimización de las devoluciones, o la reducción de la sobreproducción, entre otras medidas.

La mejora de la composición de materiales podría generar 41 millones de toneladas de ahorro en emisiones.

La sostenibilidad como vector de reducción de emisiones

Tanto en las propias operaciones de producción como en las tendencias de moda, la sostenibilidad es una piedra angular para lograr reducir las emisiones de GEI.

Los materiales sostenibles ayudan a reducir las emisiones en las fases iniciales de producción gracias a procesos de producción más limpios o a la utilización de materiales reciclados en lugar de materiales vírgenes. Por ejemplo, el algodón orgánico es alrededor de un 50% menos intensivo en emisiones que el algodón convencional, debido al uso limitado de plaguicidas y fertilizantes y a prácticas agrícolas más avanzadas.

Un factor clave en los próximos años será la capacidad de los agentes de la industria de ampliar la adopción de materiales sostenibles y al mismo tiempo reducir los costes en comparación con los materiales tradicionales, así como fomentar cambios en la mentalidad de los diseñadores para promover los materiales sostenibles en el diseño de productos.

Además, el uso más frecuente de materiales sostenibles también repercutirá en otros factores, como el consumo de agua y su contaminación, el uso de la tierra y los fertilizantes y la eutrofización. Por eso debe seguir siendo una palanca de reducción prioritaria mientras la tecnología madura.

Por otro lado, el fomento de un comportamiento sostenible en los consumidores también es de vital importancia. La creación de modelos comerciales circulares, incluyendo los alquileres de moda, el comercio, la reparación y la renovación podrían permitir a la industria reducir alrededor de 143 millones de toneladas de emisiones de GEI para 2030.

La reducción del lavado y el secado podría generar 186 millones de toneladas adicionales de reducciones si los consumidores cambiaran su comportamiento en la fase de uso, por ejemplo, saltándose una de cada seis cargas de lavado, lavando la mitad de las cargas a menos de 30 oC grados, y sustituyendo uno de cada seis usos de la secadora por el secado al aire libre.

A su vez, el aumento del reciclaje y la recuperación de ropa reduciría la incineración y los vertederos, llevando a la industria hacia un modelo operativo de reciclaje en circuito cerrado.

El informe también destina un apartado a hablar de los costes de la reducción acelerada de emisiones, subrayando que la reducción requiere inversiones, pero que alrededor del 55% de las acciones a realizar ahorran dinero para la industria en general.

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