SuperLiga: Da igual el nombre, el fútbol es de los de siempre

“Si los de arriba ganamos dinero, fluye para todos. Estos 15 equipos (los doce fundadores más tres invitados) son los que generan valor y una vez que dé dinero, seremos solidarios porque el fútbol funciona con la solidaridad”.
<p>Foto de archivo: Encuentro con peñas del Real Madrid. Foto: Instituto Cervantes de Tokio.</p>

Foto de archivo: Encuentro con peñas del Real Madrid. Foto: Instituto Cervantes de Tokio.

Así explicó Florentino Pérez, presidente de la Superliga, cómo también esta competición iba a favorecer el resto de equipos. Una explicación tan atropellada como lo fue la presentación de un nuevo formato que buscaba cambiar el fútbol para siempre, y que ha terminado por dejar claro que, en esto de la pelota, todavía hay algo que se mantiene inmutable: los sentimientos.

Los aficionados, sobre todo y únicamente de los equipos ingleses, clamaron contra una competición elitista, donde los clubes más ricos querían ser aún más ricos para gastar todavía mucho más. No hay fundamentos –sobre todo porque no se pondrá en marcha- para saber si en un futuro esa pirámide de la que hablaban los clubes fundadores iba a hacer fluir el dinero de arriba abajo.

Pero a corto plazo, el escenario señalaba que no. Se trataba más de un coto cerrado de equipos con mucho dinero para comprar fuera lo que quisieran para su elitista competición.

Algo así como convertir en meras canteras de jugadores al resto de clubes. Clubes, por cierto, con tanta historia o mucho más que alguno de los doce equipos fundadores de la Superliga. ¿O acaso el Sevilla, por poner solo un ejemplo, no ha hecho más que Tottenham o Arsenal?

Es cierto, como defienden estos equipos, que el modelo actual de competición necesita un cambio, o al menos una profunda revisión. Como también lo es que organismos como UEFA o FIFA se han aprovechado de estos clubes y sus prestaciones para generar enormes beneficios propios.

Pero no haciéndolo sin tener en cuenta, una vez más, a sus aficionados. Cada vez más alejados de sus equipos.

Antes de la pandemia, estos clubes creían que todos sus gastos los podían soportar con los ingresos por derechos televisivos. Sin embargo, no tardaron mucho tiempo en darse cuenta de lo contrario en las oficinas. Tal vez de ahí acelerar la Superliga, como también las explicaciones para defenderla. “Queremos salvar al fútbol”, señaló Florentino Pérez.

Pero, ¿a qué fútbol?

Como lleva ocurriendo desde hace mucho tiempo, a los de siempre. A los clubes más ricos, mientras el resto compite, en muchos casos, como puede.

“Queremos salvar al fútbol”, señaló Florentino Pérez. Pero, ¿a qué fútbol?

La solución no pasa por aumentar la brecha para generar partidos más competitivos en el que las nuevas generaciones –muy lejos de seguir fútbol por televisión, según estudios que maneja LaLiga- se pongan delante de la pantalla.

La solución pasa por generar un modelo equilibrado, con un reparto de beneficios que permitan que se sigan desarrollando historias imprevisibles. Tan épicas como bonitas de contar como la del Villarreal, llegando hasta las semifinales de la Champions League, el super-Depor o, hace menos tiempo, el Málaga, cuartofinalista entre los más poderosos de Europa. Acontecimientos que también acaban teniendo impacto indirecto en las ciudades de los equipos protagonistas.

No cabe duda de que fútbol es un reflejo de la sociedad. Los que tienen más recursos buscan alejarse cada vez más del resto, goteando algunos de sus ingresos para mantener una cierta imagen solidaria con el resto.

Pero como también ocurre en la vida, en el fútbol la opinión pública cuenta. Y eso no lo midieron bien. No importa cuánto dinero puedas tener, porque si la oposición es máxima acabarás por dar marcha atrás, aunque caigas en profunda hipocresía.

Como ha ocurrido con los equipos ingleses, quienes primero dijeron sí sin importarles sus aficionados, para después hacer que los escuchaban conocedores de que la ola se llevaba por delante el negocio de jeques y fondos de inversión. Sin olvidar al resto de clubes que renunciaron en cascada una vez que lo habían hecho los ingleses.

Pero al final, llamémoslo como queramos, Superliga, Champions League, Liga, Premier League… el fútbol es de los de siempre. Esos que tienen más y de los diferentes organismos que orbitan alrededor de este. Tal vez el cambio tenga que llegar invirtiendo la pirámide y, por ende, el modelo.

La pregunta es, ¿alguien se atreverá?

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