Catar 2022: Un mundial de fútbol con un alto coste humano

Desde que la FIFA adjudicara en 2010 el Mundial del 2022 a Catar han fallecido 6.751 trabajadores inmigrantes de India, Pakistán, Nepal, Bangladesh y Sri Lanka en el país árabe. Muchos de ellos en la construcción de los estadios de fútbol para la cita mundialista, según un estudio elaborado por ‘The Guardian’ en base a fuentes gubernamentales.
<p>Jugadores alemanes reclaman respeto a los derechos humanos. Foto: Twitter</p>

Jugadores alemanes reclaman respeto a los derechos humanos. Foto: Twitter

A falta de año y medio para su comienzo, el Mundial de Catar está bajo la lupa por las pésimas condiciones laborales que padecen algunos de sus trabajadores más vulnerables.

Una información del periódico inglés The Guardian relevó que más de 6.500 trabajadores inmigrantes han fallecido durante la construcción de las infraestructuras necesarias para albergar la cita mundialista desde que la FIFA adjudicara el torneo al país del Golfo en 2010.

Los datos facilitados por los gobiernos de los países de ciudadanos fallecidos enseñan que la mayoría de trabajadores proceden de India, Pakistán, Bangladesh y Sri Lanka. Además, el artículo del rotativo inglés explica que ese dato podría aumentar exponencialmente, ya que gobiernos de otras nacionalidades como Filipinas y Kenia no han revelado el número de trabajadores fallecidos en tierras árabes.

Ante la falta de mano de obra local, Catar ha optado por reclutar trabajadores extranjeros cercanos a su territorio, puesto que no contaba con los efectivos autóctonos suficientes como para llevar a cabo los estadios y distintos proyectos que deseaba edificar.

Entre esas obras se encuentra un nuevo aeropuerto, decenas de carreteras, transporte público, hoteles, una nueva ciudad y hasta siete estadios de fútbol.

Según el director de Fair Square Projects, un grupo que defiende los derechos laborales en el Golfo, Nick McGeehan, “una proporción muy significativa de los trabajadores migrantes que han muerto desde 2011 solo estaban en el país porque Catar será la sede del Mundial”, aunque las muertes no están distribuidas en función de sus tareas o el lugar de trabajo.

The Guardian también señala en su información el fracaso de la administración catarí para proteger a sus más de dos millones de trabajadores inmigrantes. Las causas de las muertes son diversas, entre ellas múltiples heridas contundentes debido a una caída desde una gran altura y asfixia por ahorcamiento. La más común es por “causas naturales”, según esgrime la administración.

Una explicación inexacta que ha comportado una serie de demandas por parte de los propios abogados del Gobierno de Catar en 2014 y de la organización Human Rights Watch. Pese a estas denuncias, el Gobierno no ha esclarecido los hechos.

Una de las exigencias de las diferentes organizaciones sociales es que se realice una autopsia para determinar cuál ha sido el motivo concreto de las muertes por causas naturales. La hipótesis que tiene más fuerza es el intenso calor del país durante al menos cuatro meses, tal y como concluyó una investigación de la Organización Internacional del Trabajo de la ONU.

Aluden “transparencia”, pero la eluden

Desde el Gobierno de Catar se limitan a lamentar las muertes, pero defienden que los trabajadores tienen atención médica gratuita. “La tasa de mortalidad entre estas comunidades está dentro del rango esperado para el tamaño y la demografía de la población. Sin embargo, cada vida perdida es una tragedia, y no se escatiman esfuerzos para tratar de prevenir cada muerte en nuestro país”, señaló en un comunicado el ejecutivo tal y como recoge The Guardian.

Por su parte, el comité organizador del Mundial asegura que “siempre han mantenido la transparencia sobre este tema” y aseguran que las cifras de muertes relacionadas con el evento futbolístico son inexactas.

Según este organismo, se han producido 37 muertes de trabajadores que están directamente vinculados a la construcción de estadios de la Copa del Mundo, de las cuales 34 están clasificadas como “no relacionados con el trabajo”.

Mientras tanto, en un comunicado, un portavoz de la FIFA defendió un discurso parecido, explicando que la “frecuencia de accidentes en la construcción de los estadios de la Copa Mundial de la FIFA ha sido baja en comparación con otros proyectos de construcción importantes en todo el mundo”.

Sin embargo, estas cifras chocan de lleno con lo ocurrido en el proceso de construcción de anteriores campeonatos: cinco fallecidos en el Mundial de Rusia 2018, siete en Brasil 2014 y dos en Sudáfrica 2010.

Cambios, pero insuficientes

“Todo esto muestra la incapacidad del Gobierno catarí de proteger a dos millones de trabajadores y trabajadoras, e incluso también a la hora de llegar a investigar las muertes de estas personas”, señala Carlos de las Heras, experto en deportes y derechos humanos de Amnistía Internacional, en una entrevista en Onda Cero.

“Sí es cierto que ha habido un cambio en el modelo de actuación por parte del Gobierno de Catar, sobre todo desde la elección para la organización del Mundial. Han introducido algunas reformas que son importantes, entre ellas la libre circulación de trabajares, lo que les facilita poder cambiar de trabajo sin tener el permiso de su empleador. Algo que antes era imposible. También mejoras en el salario o las condiciones de trabajo. Sin embargo, estas medidas hasta ahora han tenido una débil aplicación porque no se ha llevado a los responsables de esos abusos ante la justicia”, añade el portavoz de Amnistía Internacional.

La FIFA también ha cambiado sus comportamientos, aunque sin impacto para este Mundial 2022. Según De las Heras, “la FIFA, como entidad organizadora de la Copa Mundial, tiene que garantizar ese respeto a los derechos humanos. También con la obligación de identificar, prevenir y mitigar las consecuencias negativas de estos eventos. En 2017 estableció la política derechos humanos, que se va aplicará en la edición de 2026, pero no en 2022, con lo cual han dejado en un vacío legal a la organización de este mundial”.

Al margen del Gobierno catarí, la ONG también señala a las agencias que dan empleo. “Al igual que si esto lo trasladamos a Europa, donde hablamos de estas mafias que favorecen la llegada de personas en riesgo, también se puede trasladar al sudeste asiático, con trabajadores que llegan bajo falsas promesas de sueldos y que luego se ven bajo condiciones de casi esclavitud y abusos”.

“Estas agencias de los países en origen tienen una responsabilidad que cumplir, que debe ir más allá del respeto a los derechos humanos de la gente”, señala el portavoz de Amnistía Internacional.

Esta ONG puso en marcha, a finales de 2020, una campaña dirigida a las federaciones nacionales de fútbol de más de 20 países para que actúen como miembros de FIFA y garanticen los derechos humanos durante los preparativos y en la celebración del Mundial el año que viene.

Esto, según De las Heras, “es importante porque hacer rendir cuentas a las personas responsables y sería un primer paso para lograr que termine ese círculo vicioso en el que están metidos”.

La solución se antoja compleja, “pero en el corto plazo, lo más urgente podría ser un llamamiento público por parte de la FIFA pidiendo al Gobierno catarí que tome las medidas oportunas para poner fin a los actuales abusos. Un pronunciamiento público de FIFA o federaciones nacionales sería algo que pudiera poner presión sobre la organización catarí”, añade.

Eso ya lo han hecho algunas federaciones. La Federación Danesa emitió un comunicado oficial en el que presiona a la FIFA y a Catar, organizadores del Mundial 2022, para que se investigue el número de trabajadores migrantes muertos de forma “exhaustiva e independiente”.

Asimismo, durante los primeros partidos de la fase clasificatoria del torneo, las selecciones Alemania y Noruega salieron al campo con mensajes reivindicativos como “el fútbol apoya el cambio” o “derechos humanos dentro y fuera del campo”.

Son primeros pasos en un principio de boicot que espera ser seguida por otras federaciones para que el Mundial de 2020 deje de tener un coste humano tan alto.

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