La paradoja de la falta de humanización en atención sociosanitaria

Recientemente se ha celebrado en Madrid el I Congreso Internacional Humans de Humanización de la Asistencia Sanitaria, en el que han estado representados prácticamente todos los grupos de interés vinculados al ámbito del cuidado de la salud, y en el que se ha tenido en cuenta tanto la mirada del paciente como la del profesional cuidador.

Poco a poco y con prudencia se va retomando la actividad de ferias y congresos. De hecho, uno de los últimos que se ha celebrado en Madrid ha tenido un especial vínculo con los meses de pandemia que hemos ido dejando atrás: unas jornadas de humanización en el entorno sociosanitario.

El I Congreso Internacional Humans de Humanización de la Asistencia Sanitaria cerraba sus puertas hace unas semanas, aportando ideas, proyectos y reflexiones útiles para mejorar el trabajo del profesional cuidador y los procesos de atención para el paciente.

De hecho, en él se ha planteado la paradoja de la falta de humanización que desde hace tiempo (más allá de la crisis de la covid-19) existe en este ámbito y en prácticamente todas sus ramificaciones. Entre las mesas de debate y ponencias que ha englobado se han incluido temáticas como los retos que existen en el campo de las enfermedades poco frecuentes o en el de salud mental, entre otros.

“En el caso de los hospitales psiquiátricos, están poco actualizados y no hay una conexión coherente entre el sistema sanitario y los servicios sociales, una situación que no ayuda al paciente ni al estigma que le rodea”, apuntó María Teresa Marín Rubio, directora general de Humanización y Atención Sociosanitaria de la Consejería de Sanidad de Castilla-La Mancha.

No se ha pasado por alto la necesidad de formar a los profesionales sociosanitarios en materias como la ética, la comunicación y en las llamadas competencias blandas para que un tratamiento no se reduzca solo a lo puramente técnico. Un guante que han recogido las universidades y los colegios oficiales, también participantes en el evento.

“Son materias que ya estamos impartiendo, aunque tenemos que encontrar la manera de que sus contenidos se afiancen en los alumnos, que se mantengan a lo largo de su carrera profesional”, aseguró Javier Arias, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid.

Por su parte, Sara Gasco, secretaria general del Colegio Oficial de Enfermería de Madrid informó de que la organización colegial que lidera cuenta con una comisión deontológica “que cada vez recibe más denuncias de pacientes que no han recibido un buen trato por parte de las enfermeras. Esa deshumanización es responsabilidad nuestra, por eso llevamos tiempo realizando formaciones que van encaminadas a comunicar mejor y a empatizar con el enfermo”.

Un encuentro postpandémico

Aunque la idea inicial del congreso surgió antes del inicio de la pandemia, cobró una fuerza mayor después de la experiencia vivida por uno de sus principales impulsores, Julio Zarco, presidente de la Fundación Humans, organizadora del evento. “Yo enfermé de covid-19 en la primera etapa de la pandemia y en el hospital donde me trataron vi muchas cosas. Entre ellas, a una sanitaria que, en los últimos momentos de un paciente, se quitaba un guante y la pantalla de la cara para sujetar su mano y dedicarle una mirada de consuelo en esos instantes. Arriesgó su vida y su salud con un acto muy humano, que me hizo reflexionar sobre muchas cosas”, comentó.

En su opinión, no se podía esperar a hacer el congreso más allá del verano. “Merecía la pena celebrarlo ahora, para remarcar todos los déficits que se han detectado en las organizaciones sociosanitarias a lo largo de los últimos meses”. Deficiencias que tienen mucho que ver con la atención al paciente, pero también con el cuidado al cuidador que se reclama a las administraciones y los gestores.

“No podemos olvidar la gran cantidad de compañeros sanitarios que están en estos momentos en tratamiento psicológico y psiquiátrico por lo que han padecido en los últimos meses. Y por la falta de consideración que se ha tenido con ellos porque, a día de hoy, y teniendo en cuenta su labor a lo largo de estos últimos meses, son muchos los que todavía no saben si podrán coger vacaciones este verano”, recordó Blanca Fernández-Lasquetty, presidenta del Comité Científico del congreso.

“Los que trabajamos en una UVI móvil sufrimos el no tener equipos estables, algo que es esencial para desempeñar nuestra labor como servicio de emergencias. La sensación de agotamiento y de decepción entre los compañeros es muy frecuente, de hecho, se calcula que en este sector hay un 30% de burnout”, aseguró Mónica Estacio, integrante de Foro Hurge-Humanizando las Urgencias y Emergencias.

Trabajo multidisciplinar

Precisamente el paso por momentos extremadamente difíciles en los primeros meses de la crisis sanitaria sirvió para poner en marcha medidas colaborativas de emergencia entre distintos profesionales del sector. Y, en opinión de algunos de ellos, sería bueno mantenerlas a posteriori por su buena acogida.

“En pequeñas poblaciones se han coordinado el médico, la enfermera, la farmacéutica y, en algunos casos, el personal de las residencias, para preparar la medicación de cada paciente. Un servicio que la ciudadanía nos ha agradecido”, explicó Luis Joaquín González Díez, presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid.

En esa colaboración multidisciplinar cada vez es más importante la presencia del paciente. Tanto a título individual y estando bien informado y empoderado, para tomar sus propias decisiones en salud, como de forma grupal, a través de las asociaciones de pacientes. Un ejemplo es el programa Paciente Activo Asturias, que tenía como objetivo ofrecer formación en salud con el fin de que sus usuarios mantuviesen y mejoraran su bienestar.

“Tuvo un gran rechazo inicial por parte de los profesionales sanitarios, lo venían como una sobrecarga de trabajo. Sin embargo, la mayoría de los seminarios los terminaron impartiendo pacientes crónicos, fue una formación entre iguales que llegó a unas 2.000 personas. Personas que mejoraron su autocuidado y, en consecuencia, redujeron sus visitas al centro de salud y a urgencias”, afirmó Delia Peñacoba, miembro de la Dirección General de Cuidados en Asturias.

Experiencias en positivo

A lo largo del congreso se presentaron más de 150 proyectos experienciales y de buenas prácticas relacionados con la atención sociosanitaria, en los que no solo han participado profesionales del sector, también arquitectos, filósofos, informáticos, ingenieros… y músicos.

De hecho, se le dio un especial protagonismo a la asociación Música en Vena, que lleva melodías en vivo a los hospitales de España y a residencias para hacer más liviana la estancia del paciente.

Otra de las organizaciones que se hizo notar a lo largo de las tres jornadas del congreso fue Custom Implants, una compañía gallega que diseña prótesis, ortesis, implantes y otros componentes de tecnología sanitaria con impresoras 3D.

Su director general, Manuel Castro, presentó algunos de los proyectos que ha llevado a cabo la empresa. Como Implante solidario, una acción coordinada con los hospitales que la solicitan, enfocada a la donación de implantes a pacientes que los necesitan y no pueden acceder a ellos por problemas económicos.

O como Crea tu avatar, coordinado con el Hospital Universitario Niño Jesús (Madrid), una iniciativa educativa para mitigar la estancia de los pacientes pediátricos en el hospital que consistía en el diseño de dibujos en relieve. “Nos gustaría que esta experiencia se trasladase a muchos más hospitales del país”, insistió Castro.

Todas ellas han sido reconocidas como acciones beneficiosas para el bienestar del profesional sanitario y, en consecuencia, para mejorar la calidad de vida y reducir los niveles de miedo y preocupación del paciente. Ayudándole, de esta manera, a afrontar un momento más o menos difícil de una manera más humana.

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