Rituales de hábitos: cómo entrenarnos para alcanzar los objetivos en el nuevo curso

La vuelta al trabajo presencial puede intensificar este año la llamada ‘depresión postvacacional’. Hablamos con Lucía Jiménez Vida, experta en hábitos y productividad, sobre las formas de entrenar la mente para hacer frente a las nuevas circunstancias en el trabajo.
<p>Lucía Jiménez Vida, experta en hábitos y productividad. Foto: Lucía Jiménez Vida.</p>

Lucía Jiménez Vida, experta en hábitos y productividad. Foto: Lucía Jiménez Vida.

Que el estrés de la mayoría de trabajadores ha aumentado en estos casi dos últimos años de pandemia no es ningún secreto. A la incertidumbre sobre el futuro de las empresas generada por la crisis económica se han sumado las circunstancias que afectan a los propios trabajadores y trabajadoras. Desde la alteración que supone pasar del trabajo en la oficina a modelos híbridos sujetos a la evolución epidemiológica hasta los problemas de conciliación familiar, pasando por la necesidad constante de demostrar su productividad en tiempos en los que tener un puesto de trabajo se antoja más importante que nunca.

A esto se suma, una vez pasado el verano, otro factor que, lejos de ser anecdótico o carne de noticias simpáticas en los informativos, afecta a la energía y la motivación de los equipos: la depresión postvacacional. Aunque no está reconocida como trastorno psiquiátrico, ya que desaparece en un par de semanas -por lo que sería más adecuado hablar de síndrome o estrés postvacacional-, afecta a aproximadamente el 41% de los trabajadores españoles, según un estudio de 2019 de Lee Hecht Harrison, división del Grupo Adecco.

Este año, además, sus síntomas pueden intensificarse, ya que se suma la vuelta al trabajo presencial de muchos empleados que llevan muchos meses sin pisar la oficina. Así, al bajo estado de ánimo, cansancio, ansiedad, problemas gástricos, inseguridad o falta de concentración habituales del síndrome postvacacional habitual, se suma este septiembre el ejercicio de acostumbrar al cuerpo a un modelo de trabajo que lleva mucho tiempo sin experimentar. Una adaptación física y emocional que no siempre va al mismo ritmo de los acontecimientos.

Ante este panorama, ¿qué podemos hacer para resituarnos, organizar nuestro día a día y mirar al nuevo curso con energía, motivación y objetivos claros? Una fórmula innovadora es aplicar los llamados rituales de hábitos a nuestras rutinas diarias.

¿De qué se trata? Para conocerlos hablamos con Lucía Jiménez Vida, experta en hábitos y productividad desde la esencia, y autora del libro Rituales de Hábitos. Cómo condicionar tu mente para tener la energía que necesitas, publicado recientemente por la editorial Vergara, del grupo Penguin Random House.

¿Qué son los rituales de hábitos y en qué pueden ayudarnos?

Los rituales de hábitos son rutinas que diseñamos con un objetivo concreto, como aumentar nuestra confianza para hablar en público, y que repetimos de manera frecuente para fijarlos en nuestra mente. Son beneficiosos porque nos ayudan a actuar incluso cuando carecemos de motivación para hacerlo. Actuamos en piloto automático, pero habiendo diseñado previamente qué queremos conseguir.

¿Podrías mostrarnos un ejemplo de ritual de hábitos individual? Por ejemplo, uno de primera hora del día para activarnos y conseguir un mejor rendimiento en nuestro trabajo.

En mi libro ofrezco muchos ejemplos de rituales de hábitos que podemos adaptar a nuestras propias circunstancias, modificando la duración o las propias acciones. Para activarnos a primera hora, me gusta incluir un momento de reflexión, formación y algo de ejercicio físico.

Un buen ritual sería prepararnos una infusión, escribir en nuestro diario con el objetivo de liberar nuestra mente, dedicar unos minutos a aprender algo nuevo y hacer media hora de entrenamiento deportivo para terminar con una meditación y de ahí, a la ducha y a seguir con el día.

<p>La meditación forma parte de los rituales de Lucía. Foto: Lucía Jiménez Vida.</p>

La meditación forma parte de los rituales de Lucía. Foto: Lucía Jiménez Vida.

La llegada de las vacaciones y la vuelta a la oficina después de más de un año trabajando desde casa van a influir especialmente en la motivación y energía de los trabajadores. ¿Qué diferencia hay entre ambos elementos y cómo podemos trabajarlos?

Con frecuencia, confundimos tener energía con sentir vitalidad o estar motivados, pero en realidad nuestra energía también puede ser de calma o concentración. Con los rituales de hábitos, podemos entrenar nuestra mente para que se sitúe en esos estados independientemente de las circunstancias que nos rodeen. La motivación, en cambio, suele estar muy influenciada por ellas.

Como recoges en tu libro, los rituales de hábitos son prácticas adaptadas a cada persona según sus necesidades. ¿Cómo sabe una persona cuándo necesita trabajar en ellos y cuáles son los que mejor le funcionarán?

Si tenemos un objetivo que queremos cumplir, la mejor forma de alcanzarlo es mediante los hábitos porque son pequeñas acciones con las que obtendremos grandes resultados. Cuando, además, sentimos que necesitamos tener cierto control sobre nuestro estado de ánimo, es el momento de apostar por los rituales. Así lograremos dormir mejor por la noche, levantarnos con vitalidad o aumentar nuestra concentración diaria.

Cada vez más se habla de la importancia del propósito, tanto en la vida personal como en la profesional. ¿Cómo podemos vincular ese propósito a nuestros rituales de hábitos? ¿Es posible marcar unos pasos concretos para alcanzarlo?

A veces, nos obsesionamos tanto con encontrar ese propósito o cumplirlo que nos olvidamos de que a este mundo hemos venido a disfrutar. Los rituales de hábitos nos ayudan a crear ese tiempo para nuestro propio autocuidado, para hacer más de aquello que nos hace felices. Y si, además, tenemos un objetivo concreto, podremos crear un ritual con hábitos específicos que nos guíen hacia él.

La productividad no es sinónimo de estrés

La productividad es otro de los quebraderos de cabeza de la vuelta de las vacaciones. Para el empleado común, porque siente que no rinde lo suficiente al faltarles concentración y motivación, y para los directivos, porque temen que sea necesario demasiado tiempo para volver a los ritmos habituales.

La propia Jiménez Vida, periodista de profesión y con una década de experiencia en el exigente mundo del marketing, explica su experiencia con una mal entendida obsesión por la productividad.

“Tuve que hacerme hiperproductiva para poder cumplir con todas las tareas sin dejar de lado mi vida personal. La carga excesiva de trabajo, unida a un par de crisis personales, me llevaron a desarrollar una ansiedad continua. Ahí toqué fondo y me di cuenta de que, si no cuidaba mi energía y mi salud mental y emocional, jamás lograría salir de aquel pozo”.

A partir de ese momento empezó a desarrollar su propio negocio gracias al hábito de dedicarle 30 minutos cada día, al que desde 2017 ha podido dedicarse plenamente.

<p>Lucía acaba de publicar el libro 'Rituales de hábitos'. Foto: Lucía Jiménez Vida.</p>

Lucía acaba de publicar el libro 'Rituales de hábitos'. Foto: Lucía Jiménez Vida.

Muchas veces asociamos la productividad a estar estresados y sin tiempo libre. ¿Qué significa o debería significar ser productivos y cómo podemos serlo sin caer en esa idea del profesional constantemente ocupado?

Solemos tener una imagen errónea de que ser personas productivas equivale a producir más. Sin embargo, la verdadera productividad radica en aceptar la limitación de tiempo que todos tenemos, priorizar lo importante y hacer lo esencial con una buena planificación. Yo lo llamo la ley del mínimo esfuerzo y el máximo rendimiento: trabajar menos para lograr más.

Tu trabajo como coach está muy enfocado a trabajar la “esencia de la nueva mujer productiva”. ¿Estáis las mujeres más expuestas a esa hiperproductividad clásica? ¿Cuáles serían las claves de esa nueva productividad femenina?

Tradicionalmente, la mujer es la persona que se ha encargado del cuidado del hogar y los hijos. Ha sido así durante siglos y, a pesar de estar totalmente incorporadas al mercado laboral, es una costumbre heredada de la que no nos hemos deshecho: por lo general, seguimos atendiendo todo lo demás antes que a nosotras mismas. La productividad femenina nos ayuda a anteponernos para cuidarnos porque, si nosotras no estamos bien, nada más de lo que queremos atender lo estará.

La conciliación familiar es otra de las asignaturas pendientes en muchas empresas y, lamentablemente, sigue afectando especialmente a las mujeres. ¿Cómo benefician los rituales de hábitos a la conciliación?

Los rituales de hábitos nos ayudan a crear ese espacio para que podamos atendernos a nosotras mismas. Un ritual energizante a primera hora de la mañana, por ejemplo, nos permite iniciar el día a nuestro ritmo, incluso antes de que los demás se levanten. No obstante, son las propias empresas las que deben ofrecer mejores condiciones para una conciliación real.

Rituales y bienestar en la empresa

Vinculado a la productividad en la empresa, una de las tendencias en la gestión del talento más destacadas del último año ha sido el llamado wellbeing corporativo, entendido como el impulso por parte de las empresas a programas que cuidan y mejoran el bienestar de sus equipos de forma integral.

Es decir, un paso más en el ya conocido wellness, más limitado a la salud física, que abarca también el equilibrio emocional y mental de los trabajadores.

En este sentido, ¿sería posible que las compañías incorporaran rituales de hábitos entre sus plantillas como parte de sus programas de mejora del bienestar del empleado/a?

Por supuesto que sí. Crear un ritual de hábitos para aumentar la concentración, por ejemplo, tiene un impacto muy positivo en la productividad de nuestros empleados. Como empresarios, podemos proporcionarles herramientas para que los puedan diseñar y aplicar correctamente. Por ejemplo, propiciando el teletrabajo o favoreciendo un ambiente enfocado a este objetivo.

Y, más allá del trabajo individual, ¿sería posible crear rituales de hábitos corporativos, entendidos como hábitos dentro de la cultura corporativa que ayuden al conjunto de la empresa a lograr sus objetivos?

Podemos crear rituales de hábitos corporativos que, además de ayudarnos a reducir el estrés, contribuyan a un mejor flujo de trabajo y una gestión de tareas más eficiente. Un buen ejemplo sería empezar siempre el día con un ritual de motivación y enfoque para nuestros empleados, que incluya una reunión rápida de máximo 15 minutos para compartir logros, establecer objetivos para el día, respirar de forma consciente y llenarnos de vitalidad.

Además de los rituales de hábitos, también ayudas a mejorar la autoestima. ¿Cómo afecta el nivel de autoestima de una persona en su desempeño profesional y cómo es posible trabajarlo y mejorarlo?

Una baja autoestima provoca que tengamos falta de seguridad a la hora de realizar determinadas tareas, que carezcamos de iniciativa para aportar nuevas ideas y que desconfiemos de nuestra capacidad para ser mejores. Podemos aumentar nuestra autoestima con ejercicios que nos ayuden a conocernos mejor, aceptarnos y querernos más. Y, por supuesto, acudiendo a psicólogos cuando lo creamos necesario.

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