¿Cómo abordar la pérdida de biodiversidad mediante la economía circular?

La economía circular se ha convertido en un marco poderoso para detener la pérdida de biodiversidad mediante un cambio transformador en nuestra actual economía extractiva, derrochadora y contaminante.

Mientras el planeta se enfrenta a proyecciones de pérdida de más de un millón de especies en la próxima década, la biodiversidad ha pasado a ocupar un lugar destacado en la agenda mundial.

Más del 90% de la pérdida de esa biodiversidad se debe a la extracción y el procesamiento de los recursos naturales, tal y como indica el informe The Nature Imperative: How the circular economy tackles biodiversity los, de la Ellen MacArthur Foundation.

Ese documento se basa en las ideas sobre los beneficios medioambientales de la economía circular expuestas en anteriores informes de investigación publicados y tiene como objetivo detallar el papel específico de cada principio de la economía circular y su aplicabilidad en todos los sectores a la hora de mejorar esa maltrecha biodiversidad.

Para detener e invertir esa pérdida de aquí a 2030, debemos transformar nuestros sistemas de producción y consumo. Tal y como sostiene la Plataforma Intergubernamental Científico-Política sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (Ipbes), la pérdida global de biodiversidad solo puede abordarse mediante cambios transformadores en los planos económico, social, político y tecnológico.

Lo anterior supone ir más allá de los esfuerzos de conservación y restauración (aunque estos sean cruciales) para transformar la forma en que fabricamos, utilizamos y reutilizamos los productos y los alimentos. Es decir, significa rediseñar nuestra economía para ayudar a conseguir un futuro positivo para la naturaleza.

Al disociar la prosperidad económica del consumo de recursos y la degradación del medio ambiente, la economía circular ofrece oportunidades para un crecimiento nuevo y mejor que no solo ayuda a salvaguardar y reconstruir la biodiversidad, sino que también proporciona otros beneficios a toda la sociedad, como ayudar a combatir el cambio climático, mejorar la calidad del aire y del agua y reducir el coste de acceso a los bienes y servicios.

¿Cuáles son las claves de la pérdida de biodiversidad?

En los últimos setenta años, el mundo ha multiplicado por trece la actividad económica global. Si bien este crecimiento ha traído consigo una mayor prosperidad, ha sido alimentado por una extracción de recursos naturales que ha superado hace tiempo lo que la tierra puede renovar y se calcula que en 2020 se necesitarán 1,6 tierras para regenerar los recursos biológicos que la sociedad demanda.

El informe de la Ellen MacArthur Foundation destaca que la economía circular aborda los cinco motores directos clave de esa pérdida de biodiversidad identificados por la Ipbes, es decir:

Reduce la cantidad de tierra necesaria para proporcionar recursos a la economía, promoviendo de esa manera los cambios en el uso de la tierra y el mar.

Gestiona los recursos renovables a largo plazo, como las poblaciones de peces, abordando la explotación directa de organismos y recursos naturales.

Reduce las emisiones de gases de efecto invernadero en toda la economía, minimizando el cambio climático.

Diseña la eliminación de la contaminación en cada etapa del ciclo de vida de un producto.

Elimina los residuos que pueden transportar las especies exóticas invasoras a nuevos ecosistemas.

La economía circular es, por lo tanto, crucial para doblar la curva de la pérdida de biodiversidad. Los esfuerzos para conservar la naturaleza a cualquier escala, y sobre todo a nivel de paisaje, manteniendo los espacios naturales, serán cruciales para salvaguardar la biodiversidad.

Sin embargo, estos esfuerzos serán insuficientes si no van acompañados de una transformación de la economía.

Los esfuerzos para conservar la naturaleza a cualquier escala, y sobre todo a nivel de paisaje, manteniendo los espacios naturales, serán cruciales para salvaguardar la biodiversidad.

Tres principios para resolver el problema

La economía circular puede abordar las causas profundas de la pérdida de biodiversidad a través de sus tres principios: la eliminación de los residuos y la contaminación, la reutilización de materiales y productos, y la regeneración de la naturaleza.

En una economía circular, la liberación en la naturaleza de sustancias perjudiciales para la biodiversidad en forma de residuos o contaminación (por ejemplo, productos químicos peligrosos, gases de efecto invernadero y materiales innecesarios de un solo uso), está diseñada para ser eliminada.

Conseguirlo significa considerar los residuos y la contaminación como defectos de diseño y adoptar nuevos modelos de negocio, materiales y tecnologías para eliminarlos.

Cada parte de la cadena de valor (desde la producción, pasando por el uso, hasta el postuso) se incluye en este rediseño de materiales, productos y sistemas.

Mediante la reutilización de productos y materiales, la economía circular puede ayudar a satisfacer la demanda de bienes y servicios de la sociedad con muchos menos recursos vírgenes, reduciendo sustancialmente los impactos negativos sobre la biodiversidad impuestos por su extracción y procesamiento.

Los bucles de mayor valor que requieren menos reprocesamiento de productos y materiales (como los modelos de intercambio, reventa y reparación) deben priorizarse siempre que sea posible. Los circuitos de menor valor, como el upcycling y el reciclaje, también son atractivos cuando ya no es posible la reutilización.

Para aprovechar estas oportunidades es necesario innovar en nuevos modelos de negocio, rediseñar los productos para que tengan múltiples ciclos de uso y desarrollar infraestructuras que permitan la reutilización.

Por último, es posible y necesario ir más allá de la reducción de los efectos negativos de la actividad económica sobre la biodiversidad, para emplearla activamente en la regeneración de los sistemas naturales.

La producción regenerativa puede ayudar a conseguirlo creando las condiciones necesarias para que la biodiversidad subterránea y aérea prospere dentro y fuera de las zonas gestionadas, asegurando la prestación a largo plazo de los servicios ecosistémicos críticos de los que depende la sociedad (por ejemplo, el suministro de alimentos y agua potable, la protección contra las inundaciones y el ciclo de los nutrientes) y evitando la degradación del suelo.

En el informe se nos muestran diversos ejemplos de cómo la biodiversidad se puede beneficiar de estos principios en los sectores de la alimentación, la construcción de edificios, la moda y el empaquetado en plástico, resaltando además cómo también puede haber otros beneficios como, por ejemplo, los económicos derivados del ahorro en materiales.

Mediante la reutilización de productos y materiales, la economía circular puede ayudar a satisfacer la demanda de bienes y servicios de la sociedad con muchos menos recursos vírgenes, reduciendo sustancialmente los impactos negativos sobre la biodiversidad.

El rol de los legisladores es crucial para la transformación

Los responsables políticos pueden aprovechar la oportunidad de vincular los debates internacionales sobre la aplicación de un Marco Mundial para la Biodiversidad después de 2020 con los planes nacionales de recuperación económica después de la crisis para transformar nuestros modelos lineales de consumo y producción.

Para ello, el informe sugiere actuar en tres frentes:

  • Reconociendo a la economía circular como un mecanismo para abordar las causas subyacentes de la pérdida de biodiversidad, en el marco del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CBD).
  • Creando condiciones propicias para la economía circular a nivel nacional, aprovechando que la recuperación pos-covid ofrece una oportunidad única para movilizar el estímulo económico y alinear los flujos financieros con las necesidades de las personas y la naturaleza.
  • Aprovechando tanto los Objetivos Universales de la Política de Economía Circular para alinear las políticas como el enfoque sistémico de los cinco objetivos universales de la política de economía circular, desarrollados por la Fundación Ellen MacArthur.

De todo lo anterior se deduce que tanto las empresas como los gobiernos pueden poner en común sus ambiciones de crecimiento económico y de lucha contra la pérdida de biodiversidad si se centran en la transformación empresarial basada en los principios de la economía circular. Al adoptar este enfoque, crearán nuevas y mejores formas de crecimiento económico, aportarán prosperidad social y permitirán que la naturaleza prospere.

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