La eficiencia energética, clave para un futuro sostenible

La eficiencia energética se ha consolidado como un pilar fundamental en la gestión empresarial moderna, especialmente en el contexto de los desafíos económicos y ambientales actuales. En vísperas del Día de la Eficiencia Energética este 5 de marzo, reflexionamos sobre cómo las innovaciones y estrategias en eficiencia energética están remodelando el panorama empresarial.

El 2023 ha representado un impulso significativo hacia prácticas más sostenibles, impulsadas tanto por avances tecnológicos como por una creciente conciencia sobre la importancia de minimizar el impacto sobre el planeta.

La adopción acelerada de tecnologías renovables y soluciones energéticamente eficientes es una muestra de ello y está transformando el consumo energético global, impulsada por innovaciones como las bombas de calor y los vehículos eléctricos. Esta transición hacia fuentes de energía limpias y la electrificación de varios sectores promueve operaciones más sostenibles y económicamente viables para las empresas, reduciendo la dependencia de los combustibles fósiles.

Las políticas y regulaciones gubernamentales también han desempeñado un papel esencial en fomentar esta eficiencia energética, con un notable incremento de medidas de apoyo, incluyendo incentivos financieros y normativas que establecen estándares mínimos de rendimiento energético. Estas iniciativas buscan crear un ambiente propicio para la inversión empresarial en soluciones energéticamente eficientes.

Por lo que respecta al sector de la construcción, se observa una revolución verde caracterizada por un aumento en la construcción sostenible y los edificios de energía casi nula (NZEB por sus siglas en inglés). La renovación de infraestructuras existentes para mejorar la eficiencia energética no solo potencia la sostenibilidad, sino que también reduce los costes operativos a largo plazo.

Aunque la transición hacia prácticas industriales más eficientes se enfrenta a barreras como los altos costes iniciales y la falta de formación y capacitación, el crecimiento en la inversión en eficiencia energética, impulsado por la acción gubernamental y la demanda de soluciones sostenibles, abre nuevas vías para superar estos obstáculos.


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Avances y desafíos que enfrenta la eficiencia energética

Según el documento Energy Efficiency 2023 de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el panorama global de la eficiencia energética ha experimentado tanto avances significativos como enfrentado retos persistentes.

A pesar de los esfuerzos continuos para hacer más eficiente el uso de la energía en la economía global, el ritmo de mejora en la intensidad energética (que mide la cantidad de energía necesaria para producir una unidad de producto económico) mostró signos de desaceleración en 2023, con una mejora estimada que cae por debajo de las tendencias de largo plazo: solo un 1,3%, que contrasta con el más robusto 2% de años anteriores.

No obstante, esta tendencia general oculta logros notables en la Unión Europea y Estados Unidos, y otros países como Corea del Sur, Turquía y el Reino Unido, donde acciones concretas y cambios en los comportamientos de los consumidores han llevado a tasas de mejora de eficiencia energética que oscilan entre el 4% y el 14%.

Además, en la pasada COP28 se lanzó el Compromiso mundial sobre energías renovables y eficiencia energética que busca duplicar la velocidad a la que mejora la eficiencia hasta el 4% para 2030, un movimiento que podría reducir las facturas energéticas globales en un tercio y contribuir al 50% de las reducciones de COnecesarias para ese año.

Esta ambición se ve respaldada por una acción política sin precedentes, como se refleja en el aumento del 45% en las inversiones en eficiencia energética desde 2020 y en la expansión de la cobertura global de normas de desempeño mínimo para usos finales principales.

Ejemplos notables de legislación en este ámbito incluyen el Inflation Reduction Act de 2022 en los Estados Unidos y el fortalecimiento de la Directiva de Eficiencia Energética en la Unión Europea.

La mejora global en eficiencia energética se ha ralentizado en 2023. A pesar de este freno, en la UE y EE. UU., las medidas adoptadas y los cambio en el comportamiento de los consumidores han supuesto avances notables.

China y el cambio climático requieren aumentar la eficiencia

Sin embargo, el impacto de políticas y tecnologías eficientes, aunque significativo, no es inmediato. Se prevé un fuerte resurgimiento económico en China que, junto con un rebote similar en la demanda de energía, pone de manifiesto la necesidad de acelerar aún más las iniciativas de eficiencia energética.

El impacto de las industrias más intensivas en energía es también más evidente en China, considerada como el centro manufacturero mundial. Según el informe de la AIE, utiliza un 40% más de energía para alimentar el crecimiento del PIB que Estados Unidos, y casi el doble de energía para alimentar el mismo crecimiento económico que la Unión Europea.

Por su parte, en los mercados emergentes y las economías en desarrollo, la intensidad energética mejoró a un ritmo anual ligeramente superior del 1,9% de media entre 2000 y 2019, con un crecimiento medio del PIB del 6% anual que requiere un 3,6% más de energía al año.

Detrás de este crecimiento de la energía está la mejora del nivel de vida, aunque una persona media de un país emergente utiliza tres veces menos energía en su hogar y cuatro veces menos en el transporte que una persona de una economía avanzada.

El año 2023 se ha registrado como el más caliente, aumentando la demanda de enfriamiento y ejerciendo presión sobre los sistemas eléctricos, especialmente durante olas de calor extremo.

Existe una variación significativa en la intensidad energética global de las principales economías debido a las diferencias en la estructura económica, los niveles de eficiencia y el clima. Los países que son mucho más fríos o mucho más cálidos tienden a tener un mayor nivel de intensidad debido a una mayor demanda de calefacción o refrigeración.

Como se puede observar, la eficiencia energética emerge no solo como un desafío crucial para enfrentar la crisis climática y energética sino también como una oportunidad inigualable para transformar el consumo energético y asegurar un futuro energético más resiliente para todos.

Auditorías energéticas y la integración de energías renovables son algunas prácticas que adoptan las empresas para mejorar la eficiencia.

Mejorar la eficiencia energética empresarial

Para enfrentar con éxito los desafíos energéticos del presente y futuro energético, las empresas pueden adoptar una serie de estrategias y prácticas integradas, que van desde auditorías energéticas hasta la implementación de tecnologías renovables.

Comenzar con una auditoría energética permite a las organizaciones identificar áreas críticas de consumo y desperdicio, estableciendo así un punto de partida claro para la implementación de mejoras. Sistemas de iluminación LED, bombas de calor de alta eficiencia y la automatización de los edificios son ejemplos de tecnologías que reducen significativamente el desperdicio de energía.

Por otro lado, la adopción de sistemas de gestión de la energía, como el estándar ISO 50001, proporciona un marco estructurado para el monitoreo y la mejora continua, asegurando que la eficiencia energética se convierta en parte integral de la cultura corporativa. Esta transformación cultural se ve reforzada por la formación y concienciación de los empleados, quienes juegan un papel vital en la implementación de prácticas de ahorro energético en su día a día.

La integración de energías renovables, como la solar o la eólica, en las operaciones empresariales marca un paso adelante hacia la sostenibilidad y la independencia de los combustibles fósiles. El monitoreo y análisis detallado del consumo energético facilita la identificación de ineficiencias y el ajuste oportuno de las operaciones para optimizar el uso de energía.

Finalmente, la colaboración con otras empresas y la participación en programas de eficiencia energética amplían el acceso a conocimientos especializados, innovaciones tecnológicas y mejores prácticas en el campo de la sostenibilidad energética.

Todas estas acciones colectivas no solo aceleran el progreso hacia objetivos de eficiencia energética, también fortalecen la posición de las empresas como líderes en sostenibilidad.

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