Día Mundial contra la Desertificación: abogan por la planificación hidrológica para combatirla
La desertificación y la sequía son algunos de los retos medioambientales más apremiantes de hoy en día. Según datos de Naciones Unidas, hasta el 40% de las zonas terrestres del planeta están degradadas, lo que afecta directamente a la mitad de la población mundial.
El número y la duración de los períodos de sequía han aumentado un 29% desde el año 2000 y, si no se toman medidas urgentes, las sequías podrían afectar a más de tres cuartas partes de la población mundial en 2050, advierte el organismo internacional.
Para abordar este problema, en el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, Estanislao Arana, director académico del Foro de la Economía del Agua, ha abogado por incorporar “criterios de planificación hidrológica como pilar para abordar la desertificación, ya que, pese a que las sequías y la escasez de agua no son la causa principal de este fenómeno, la escasez de agua aumenta la aridez de los terrenos y su degradación”.
Precisamente, y coincidiendo con la conmemoración de Día Mundial de la Desertificación con el lema Unidos por la Tierra: Nuestro legado y nuestro futuro y cuyo objetivo es sensibilizar y demostrar que existen soluciones y herramientas para combatir la desertificación si todos cooperamos, el Foro de la Economía del Agua ha presentado la tercera entrega de la colección de libros ‘Escritos del Agua’, centrada en esta ocasión en la lucha contra la desertificación.
Bajo el título Desertificación, cuando el territorio hace aguas, su autor, Jaime Martínez- Valderrama, investigador postdoctoral en la Estación Experimental de Zonas Áridas en el CSIC, repasa los fundamentos conceptuales e históricos de la desertificación y presenta el vanguardista planteamiento de la ‘neutralidad de degradación de las tierras’, que trasciende tanto el ámbito climático de la desertificación como la reforestación de los ecosistemas.
“Este principio se basa en una planificación del territorio que trata de conseguir un equilibrio entre la explotación y la conservación del suelo. En definitiva, se trata de aprovechar los conocimientos y la tecnología disponibles para que la toma de decisiones en gestión de los recursos hídricos y el suelo no solo no agraven los efectos de este fenómeno de la desertificación sino que, incluso, contribuyan a su mitigación”, ha explicado Lucía Pires, directora de Estrategia y Contenidos del Foro de la Economía del Agua.
“La técnica e investigaciones como la que presentamos hoy y que incluye, entre otras, el novedoso enfoque de la neutralidad de degradación de las tierras, debe contribuir a resolver el reto de preservar los recursos naturales al tiempo que se satisfacen las necesidades de una población mundial en crecimiento, una de las grandes paradojas del siglo XXI, que se traduce en producir más con menos”, añade Pires.
Mala gestión del territorio y degradación de recursos hídricos
El autor de la publicación, Jaime Martínez Valderrama, ha destacado que el libro trata de aclarar las ambigüedades que rodean a la desertificación y que impiden alcanzar soluciones efectivas. “La desertificación es la degradación de las zonas áridas, que abarcan casi la mitad de la superficie de la tierra y las tres cuartas partes de España. A pesar de ser un problema ambiental de primer orden y de contar con una Convención de Naciones Unidas para abordarlo, la degradación de la tierra es cada vez más grave, poniendo en riesgo nuestra seguridad hídrica y alimentaria”, explica.
Para Valderrama, “la desertificación no es el avance del desierto ni algo sobrevenido, sino que responde a la mala gestión del territorio, impulsada por la necesidad o la ambición desmedida, así como a la degradación de los recursos hídricos en las zonas áridas”.
Por su parte, Carlos Mario Gómez, catedrático de Fundamentos del Análisis Económico de la Universidad de Alcalá y miembro del comité académico del Foro de la Economía del Agua, ha insistido en que la importancia de abordar la desertificación “como un desafío crítico y frecuentemente ignorado, especialmente en las zonas áridas del Mediterráneo, tal y como hace el autor del libro”. El texto “invita a reflexionar y actuar frente a esta crisis, destacando el papel crucial del agua como recurso económico que debe ser protegido y gestionado de manera sostenible”, añade.
Aunque la economía circular ha mejorado la eficiencia del uso del agua, no es suficiente para detener la degradación del suelo y las tendencias insostenibles. “Las regiones áridas pueden exhibir la mayor eficiencia técnica en el uso del agua, pero siguen utilizando más de lo disponible, degradando la calidad del agua y haciéndose más vulnerables al cambio climático”, ha señalado Gómez.