Primeros auxilios en el colegio: cómo aprender a salvar vidas desde los 5 años
Hace algunos años, en tiempos prepandemia, Nora y Dani jugaban tranquilamente al parchís con su abuela María en su casa de Asturias. Los niños, que apenas sumaban los diez años entre sí, habían quedado a cargo de la mujer mientras sus padres estaban fuera por trabajo.
En un momento de la partida, los guajes notaron que a su abuela le pasaba algo raro: movimientos descoordinados, palabras inconexas y, finalmente, un desmayo.
Ellos, lógicamente, se preocuparon, pero consiguieron no entrar en pánico y poner en práctica las técnicas que habían aprendido semanas atrás: mientras uno hablaba con el 112, el otro colocaba como podía a la mujer en el suelo en la posición que les recomendaban.
Hicieron caso a todo lo que se les dictaba por teléfono y esperaron junto a ella a los profesionales del servicio de emergencias asturiano.
Los nombres que aquí aparecen son ficticios, pero la historia es real. Gracias a los conocimientos que habían adquirido de sus padres, ambos médicos, en materia de primeros auxilios y técnicas de reanimación cardiopulmonar (RCP), los niños ganaron unos minutos preciosos para que los sanitarios atajaran el problema con las menores consecuencias posibles. La señora María había sufrido un ictus y sus nietos le habían salvado la vida.
Ambos fueron atendidos telefónicamente por Marta Nonide, médico del SAMU (Servicios de Asistencia Médica de Urgencias) de Asturias y parte fundamental de los talleres RCP desde mi cole, que llevan funcionando de forma voluntaria desde 2015 para enseñar a niños asturianos de entre 5 y 8 años.
“A partir de esas edades empiezan a comprender y a asimilar estas fórmulas y conceptos, y son capaces de ponerlos en práctica para poder salvar vidas”, comenta.
Nonide comenzó su proyecto pensando en sus dos hijas, que tienen una arritmia. “Pensé que lo ideal para estar más tranquila sería enseñar a sus compañeros para que ellos pudieran identificar posibles problemas y alertar. Para ello empecé a diseñar materiales, dibujos… dirigidos a alumnos de educación infantil. Mientras, una enfermera de nuestro equipo estaba haciendo un proyecto similar para el cole de sus hijos, más mayores, y me propuso unir fuerzas”, recuerda.
Con el paso del tiempo, el proyecto de su compañera se incluyó en la formación reglada de los enfermeros de atención primaria, que tienen que salir a impartir estos talleres a los niños más mayores de los colegios adscritos a su centro de salud. Mientras que ella se quedó con los más pequeños, hasta 2º de primaria.
Taller RCP desde mi cole
“Empecé con el boca a boca y ahora tengo una demanda enorme de dentro y fuera de Asturias. He tenido que aliarme con varios compañeros para poder abarcar el máximo número de colegios posible de nuestra comunidad. Y fuera, como no llegamos, lo que hacemos es repartir el material y el método, que ha llegado a replicarse hasta en países de Latinoamérica, como Argentina, Perú o México”.
De hecho, según nos cuenta, la canción de la reanimación ha tenido muchísimo éxito a nivel internacional y ha sido traducida a varios idiomas.
En una línea similar aparecen otras iniciativas repartidas por toda España, como la de Jacinto y sus amigos, puesta en marcha en 2016 por Carolina Cánovas, enfermera, y José Manuel Salas, médico, ambos en el Servicio de Urgencias Extrahospitalarias 061 de Murcia.
Se trata de un proyecto educativo basado en vídeos de animación que surgió de una mala experiencia compartida: un paciente de 50 años en parada cardiorrespiratoria, que estaba rodeado de familiares que no pudieron prestarle ayuda por desconocimiento. El paciente finalmente falleció.
Así nació esta serie animada, pequeñas píldoras que pueden localizarse en Youtube enfocadas al público infantil y siempre con el objetivo de ampliar esos conocimientos en primeros auxilios, técnicas de RCP y manejo de atragantamientos.
Proyecto Jacinto y sus amigos.
Minutos que salvan vidas
Metodologías como estas tienen un punto de apoyo en el programa Kids save lives de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y son determinantes para saber reaccionar ante casos de emergencia.
Según la Sociedad Española de Cardiología (SEC), en España se producen unas 30.000 paradas cardiacas extrahospitalarias al año. La tasa de supervivencia en estos casos oscila entre el 5% y el 10%, una cifra muy baja que está muy relacionada con la falta de conocimientos de la población en materia de primeros auxilios y RCP.
Como indica Pablo Jorge Pérez, coordinador del Grupo de Trabajo de RCP de la SEC, por cada minuto que pasa tras una parada cardiaca, las posibilidades de sobrevivir disminuyen un 10%. Es decir, pasados diez minutos (cuando suelen llegar los servicios de emergencias), los intentos de reanimación ya no suelen tener éxito.
“Este suceso súbito e inesperado requiere de la participación e implicación de todos porque, en estos casos, el tiempo es oro”, recuerda.
se producen al año en España. La tasa de supervivencia no supera el 10%.
Él es uno de los autores de un estudio llevado a cabo por la SEC que ha sido publicado recientemente en la Revista Española de Cardiología para conocer el grado de penetración de la formación en RCP en los colegios españoles.
Del texto se desprende que casi la mitad de los colegios españoles ha ofrecido formación en técnicas de reanimación cardiopulmonar en algún momento a sus alumnos, pero apenas el 16% cuenta con un programa específico y estructurado dentro del horario escolar.
Este trabajo se llevó a cabo a través de dos encuestas: una a alumnos de entre 12 y 18 años y otra a directores de centros escolares. Finalmente se obtuvieron unas 6.000 respuestas válidas de diez comunidades autónomas diferentes, de las que se extrajeron otros datos reseñables.
Por ejemplo, más del 36% de los escolares españoles es consciente de haber recibido este tipo de enseñanzas. Una cifra que dista mucho del 89% registrado por Noruega, el 86% de Carolina del Norte o el 51% de Toronto.
Por otra parte, menos de la mitad de los alumnos encuestados, el 42%, sabe identificar correctamente una parada cardiaca, y casi el 70% no sabe que el 112 es el número de teléfono de emergencias.
Esta falta de conocimientos tiene parte de su razón en que más del 70% de los centros educativos no dispone de recursos y de material específico para formar en RCP, como muñecos.
No es una cuestión de legislación, puesto que nuestra normativa establece que este tipo de formaciones deben implantarse en las escuelas primarias.
De hecho, desde la SEC reconocen que existen diferentes iniciativas y estrategias para mejorar la atención a la parada cardiaca, aunque sus portavoces reclaman una estrategia nacional coordinada que incorpore el aprendizaje de la RCP en el currículo de todos los escolares del territorio español, siendo suficiente dos horas por año.
Los ejemplos que debemos seguir
Muchos de los países europeos de nuestro entorno cuentan con programas de enseñanza continua de primeros auxilios a lo largo de toda la vida escolar con el fin de que niños y jóvenes estén preparados para abordar una emergencia.
“Si los formamos hoy, a medio y largo plazo tendremos a una gran parte de la población entrenada, lo que se traducirá en mayores tasas de reanimación y de supervivencia a la parada cardiaca”, explica Julián Pérez-Villacastín, presidente de la SEC.
Una vez más, los países nórdicos nos llevan la delantera. Según el estudio publicado por la SEC en la Revista Española de Cardiología, la tasa de supervivencia registrada en Noruega ante una parada cardiaca extrahospitalaria se acerca al 16%, y en Dinamarca casi llega al 13% frente a nuestro 5-10%.
En Reino Unido, donde las cifras eran muy parecidas a las españolas, desde diversas instituciones se ha tomado especial conciencia al respecto y se han ido implementando medidas de sensibilización y educación en RCP en varios niveles.
Por ejemplo, a través de los premios Duque de Edimburgo (DOE), dirigidos a alumnos de 15 y 16 años, se están recogiendo cada vez más iniciativas relacionadas con este campo de actuación.
De ello nos habla Alex Collin, profesor de educación física en The British School of Navarra, uno de los colegios españoles donde se imparten estos cursos de formación bajo el paraguas de los DOE. “Acabamos de recibir la licencia para ponerlo en marcha en el centro, aunque no es obligatorio, son los alumnos los que eligen si quieren asistir o no”, comenta.
Collin trabaja en conjunto con la enfermera del colegio, María Repáraz. “Suelo renovar mi certificación en primeros auxilios de forma regular, pero no estoy capacitado para enseñar esta materia, por eso siempre pido a María que me ayude a impartir el curso”.
“Los estudiantes realmente disfrutan aprendiendo cómo ayudar a otras personas y les da mucha confianza en sí mismos. Creo que es algo que debería estar en todas las escuelas y desde una edad más temprana, algo que estamos investigando para implantar en el centro”.
Navarra es una de las comunidades autónomos en las que mayor concienciación existe, en parte gracias al esfuerzo que desde el Colegio de Enfermería se ha realizado en los últimos años, que incluso presta material y muñecos para la formación.
Curiosamente, Navarra es una de las comunidades autónomas en las que mayor concienciación existe en este sentido, en parte gracias al esfuerzo que desde el Colegio de Enfermería de esta autonomía se ha realizado en los últimos años, que incluso presta material y muñecos para la realización de la formación. De hecho, hay casos ya veteranos, como el de San Fermín Ikastola, en Cizur Menor, muy cerca de Pamplona.
Allí las clases de primeros auxilios y RCP llevan instauradas desde hace diez años, como nos cuenta la enfermera del centro, Arantxa Arellano: “En Navarra es habitual que en las clases de educación física se prepare a los alumnos y en nuestro centro empezamos de la misma manera. Ahora les damos las clases con el apoyo de enfermería a los alumnos de 6º de primaria, 1º de la ESO y en 4º de la ESO, con clases de reanimación”, afirma.
Además, ofrecen la formación tanto al profesorado como a las familias. “Suele venir bastante gente, algo muy gratificante”, reconoce. En su opinión, es una materia “que los chavales agradecen” y que se toman en serio, porque son conscientes de que con ello pueden salvar vidas. “Es una experiencia muy bonita”.