Smart Cities. El presente de las ciudades del futuro

Ciudades cada vez más inteligentes. Las Smart Cities son urbes que han acometido, o están acometiendo, importantes cambios organizativos, tecnológicos, económicos y sociales con el fin de crear una ciudad moderna, que desde el punto de vista del ciudadano sea una ciudad fácil y adaptada a las necesidades de su población. Este nuevo modelo de ciudad se basa en tres conceptos básicos: tecnología, sostenibilidad e innovación, unos valores que deben inculcarse a toda la población para que el desarrollo de la ciudad inteligente sea generado tanto por la Administración como por los propios ciudadanos.

Las Smart Cities apuestan por la creación de sistemas inteligentes en sectores como la salud, el transporte, las infraestructuras, la energía o el turismo sin que éstos tengan una repercusión negativa en el medio ambiente. En resumen, se trata de crear espacios urbanos con un alto nivel de habitabilidad y sostenibles en el tiempo, tanto por su equilibrio económico como por su equilibrio ambiental.

La reconversión en ciudades inteligentes es toda una gran transformación social en la que las tecnologías de la información y la comunicación crean nuevos negocios y oportunidades a través de una gestión y uso más sostenible y racional de la energía.

El futuro de estas aplicaciones todavía está por desarrollar y prácticamente no tiene límites, ya que se trata de un sistema aplicable a todo tipo de áreas de la vida cotidiana: sistemas de suministro de agua para mejorar la gestión de las redes, predicción de la demanda, y también servicios de movilidad, desde el control de semáforos o la velocidad hasta la implantación del coche eléctrico. El resultado es la mejora en la eficiencia energética y los procesos operativos, la optimización de las infraestructuras y la incorporación de las energías renovables a la vida diaria de los municipios. Un modelo económico de futuro que une conocimiento y sostenibilidad.

Pero no sólo las empresas tienen mucho por hacer si de verdad quieren que las Smart Cities sean una realidad: la Administración pública también. La forma en que lo público gestiona la innovación hoy en día aún es el «pliego de condiciones», un sistema que, en muchas ocasiones, no funciona a la hora de impulsar precisamente eso, la innovación.

En palabras del profesor asociado del Departamento de Dirección de Sistemas de Información de la Escuela de Negocios Esade, Esteve Almirall, «cambiar esto es probablemente el próximo reto. Si no podemos solucionar esto, si no cambiamos nuestra forma de gestionar la innovación en lo público, va a ser difícil que las Smart Cities sean una realidad».

Ciudades laboratorio

En la actualidad muchas de estas ciudades son «laboratorios vivientes» en los que se demuestra la eficacia de tecnologías innovadoras dirigidas a conseguir la sostenibilidad y su viabilidad, tanto técnica como económica.

Este tipo de «laboratorios» –lo más cercano a la realidad–, suponen un paso necesario para que dichas tecnologías puedan ser desplegadas en el mercado y se conviertan en algo habitual dentro de la planificación urbanística.

Y precisamente para que esto pueda realizarse se deben fomentar las colaboraciones público-privadas a nivel municipal y con entidades que apuesten por la innovación como camino hacia la sostenibilidad.

Este tipo de apuesta ha sido asimilado rápidamente por muchas ciudades españolas, entre ellas Barcelona. Su alcalde, Jordi Hereu, ya ha demostrado mediante diversos acuerdos con empresas como Cisco o IBM el compromiso de Barcelona por ser un modelo de ciudad que acoge iniciativas innovadoras para, entre otros objetivos, mejorar la gestión ciudadana, aumentar la eficiencia y el uso sostenible de la energía y, en definitiva, aumentar el bienestar del ciudadano.

Hereu remarca la importancia de dotar de inteligencia a los sistemas y procesos de las grandes ciudades con el objetivo de convertirlas en ciudades más eficientes y sostenibles. «Añadiendo nuevas tecnologías a algunos de los servicios municipales se les dota de inteligencia, un hecho que permite una mejor gestión de la energía, el agua, el transporte, la seguridad pública, la salud y la educación», explica.

Esta apuesta por la incorporación de la tecnología innovadora a los procesos habituales de gestión de la ciudad alcanza una gran relevancia a través de la compra pública innovadora, que consiste en orientar las compras que realizan las Administraciones públicas, no sólo al cumplimento de sus fines, sino al fomento del desarrollo tecnológico de las empresas, incentivando a aquellas a que hagan propuestas más innovadoras en su oferta.

Este concepto de compra pública innovadora ha sido respaldado por el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero como uno de los ejes fundamentales de la E2i –Estrategia Estatal de Innovación– y uno de los primeros acuerdos que se ha tomado en Consejo de Ministros. Con este acuerdo el Gobierno quiere potenciar el efecto multiplicador de las compras públicas en el desarrollo de una economía basada en el conocimiento: innovadora y competitiva.

Esta nueva realidad en el desarrollo y planificación urbanística no es entendida únicamente como relevante a nivel nacional, sino que también supondrá un pilar fundamental dentro de los futuros planes de innovación de la Unión Europea.

Y es que en los próximos años la Comisión Europea apoyará significativamente el desarrollo de proyectos que supongan un avance tecnológico que pueda ser incorporado de manera replicable en las ciudades europeas. Esto afianzará el concepto de una planificación urbana más eficiente y una mayor apertura a la incorporación de innovación en las actuaciones municipales.

Según explica a Revista Haz Borja Izquierdo, representante español para el Programa de Investigación Europeo en materia de Energía del Centro para el Desarrollo Tecnológico e Industrial (CDTI ) del Ministerio de Ciencia e Innovación, «durante los últimos años la Comisión ha incrementado sus esfuerzos y su presupuesto destinado a proyectos de investigación, innovación y demostración de tecnologías aplicadas en ciudades», un paso «imprescindible» para hacer de las Smart Cities una realidad «y no sólo un proyecto sobre el papel».

En la actualidad hay cerca de 500 ciudades en el mundo con más de un millón de habitantes y se prevé que en el año 2050 otras cien más superen esta cifra. Sin duda, esta creciente concentración de la población en los grandes núcleos urbanos plantea y planteará problemas energéticos y ambientales cada vez más acuciantes, y la solución a esta situación pasa por la necesidad de implantar un modelo sostenible para la gestión de los servicios básicos de estas ciudades.

Parece evidente que la infraestructura esencial del futuro en el entorno urbano serán las comunicaciones, así como la gestión de la información a todos los niveles.

Algunos ejemplos

Ciudades como Santander, Valladolid, Palencia, Málaga, Vitoria, Barcelona y Burgos han entendido estas necesidades y gran parte de sus nuevas inversiones incorporan estos avances tecnológicos como eje principal.

En Lérida y Sant Cugat del Vallés las compañías Abertis e Indra ya han establecido las bases para mejorar aspectos como el control a distancia del riego de jardines, el alumbrado público, el estado de los contenedores o la lectura remota de contadores.

Según datos del experto Jordi Salas, ingeniero de Telecomunicaciones, profesor, y gerente de Doxa Consulting-Aventia, empresa especializada en el desarrollo de proyectos alrededor del concepto Smart Cities, en el caso de aplicaciones de riego de parques y jardines municipales el uso de estas tecnologías permite un ahorro de hasta un 15% del agua utilizada. En el caso de la recogida de basuras el ahorro puede llegar hasta el 25% de los requerimientos de transporte, según el tipo de basura.

En su opinión, el universo de servicios que se pueden desarrollar bajo el paraguas Smart Cities «prácticamente no tiene límites». Cada servicio se puede ir sofisticando con el avance tecnológico. Así, por ejemplo, «se puede hacer que el alumbrado público tenga más intensidad si, cuando aún es de noche, los sensores detectan más actividad en la calle de lo habitual», explica.

«Las tecnologías Smart Cities pueden y deben ser una parte importante de la sostenibilidad, tanto socioeconómica como ambiental, y en este sentido deben jugar un papel relevante en los municipios», añade Salas. «La velocidad de implantación dependerá de muchos factores, pero la voluntad política es clave», remarca.

En octubre de 2010 Endesa inauguró en Sevilla un Centro de Operación del Sistema de Telegestión que permite a sus clientes un grado de interacción con la compañía desconocido hasta ahora y con el que el cliente puede cambiar instantáneamente de potencia o tarifa con una simple llamada telefónica.

Granada estrenó en 2010 Smartourism Granada para la gestión turística de la ciudad, un sistema pionero a nivel internacional basado en la aplicación de la inteligencia artificial al sector turístico. Smartourism permite al turista desde cualquier parte del mundo las 24 horas del día generar sus planes de visita en función del tiempo y recursos disponibles, así como sus preferencias y gustos personales.

A nivel mundial y europeo también existen muchas experiencias. Una referencia destacable en Europa es Reino Unido, donde British Telecom, en colaboración con varios ayuntamientos como los de Westminster, Birmingham, Newcastle o Liverpool está llevando a cabo el despliegue de redes inalámbricas para ofrecer muchos de los servicios que definen estas nuevas Smart Cities.

En España destaca el caso de Málaga que se centra en la gestión inteligente de la red eléctrica (Smartgrid). Este proyecto lo desarrolla un consorcio de empresas liderado por Endesa y es uno de los pocos ejemplos a nivel mundial que integra una gran cantidad de servicios orientados a la eficiencia energética.

Las Smart Cities constituyen una realidad actual para los ciudadanos del futuro. Estas ciudades, que hoy son Smart, laboratorios, ciudades piloto, mañana serán las ciudades tipo. Hay mucho trabajo por hacer, pero muchas oportunidades para conseguirlo.

Málaga, referente mundial

En julio de 2009 fue presentado oficialmente en Málaga el proyecto Smart City con la presencia del presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, y el presidente de Endesa, Borja Prado, que lidera la iniciativa junto a un grupo de once empresas y el apoyo de la propia Junta.

Con una inversión de 31 millones de euros, las compañías Enel, Acciona, IBM, Sadiel, Ormazábal, Neo Metrics, Isotrol, Telvent, Ingeteam y Greenpower colaboran con varias universidades y centros de investigación nacionales y autonómicos para hacer realidad un proyecto cuyo desarrollo se centrará en la zona de la Playa de la Misericordia y beneficiará a 300 clientes industriales, 900 de servicios y 11.000 clientes domésticos durante cuatro años.

Las fuentes de energía renovable se integrarán de forma óptima en la red, acercando la generación al consumo a través de la instalación de paneles fotovoltaicos en edificios públicos, el uso de microgeneración eléctrica en algunos hoteles o la instalación de sistemas microeólicos en la zona. Además, existirán sistemas de almacenamiento energético en baterías, de manera que parte de la energía podrá ser consumida después en la climatización de edificios, el alumbrado público y el transporte eléctrico. También se potenciará el uso de coches eléctricos, con la instalación de postes de recarga y el envío de una pequeña flota de vehículos. Pero, sobre todo, se busca hacer partícipe en todo el proceso al usuario final.

Después, se recogerán los datos de consumo y de eficiencia para extraer conclusiones y exportar la experiencia a nuevas zonas urbanas, de manera que se pueda ir dirigiendo el modelo energético actual hacia un modelo más sostenible.

El objetivo es conseguir un ahorro energético del 20%, así como la reducción de emisiones en más de 6.000 toneladas de CO2 al año en la zona del proyecto.

La financiación de este ambicioso proyecto en Málaga se realizará con el apoyo de Fondos Feder gestionados por la Junta de Andalucía y el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI ) del Ministerio de Ciencia e Innovación.

Según José Luis Marín, director general de Endesa Red, «este es el primer paso para iniciar una nueva revolución en la gestión de las redes», lo que se llama redes inteligentes, «que permitirá cambiar la manera de gestionar la energía con y para los clientes y dar paso a la introducción de energías renovables en las redes de manera mucho más eficiente, la introducción del vehículo eléctrico, la introducción de la domótica y de servicios de valor añadido eléctricos que hasta ahora no era posible por no disponer de contadores telecomunicados con el cliente».

Esta iniciativa es una de los seis proyectos más importantes de este tipo que actualmente se están aplicando en el mundo, junto con los dos de Estocolmo (Suecia), Malta, Masdar (Dubai), Ohio y Colorado (Estados Unidos), y se enmarca en el Plan 20-20-20, diseñado por la Unión Europea, que establece objetivos para el año 2020 de aumento de la eficiencia energética en un 20%, reducción de las emisiones de CO2 en un 20% y aumento de las fuentes de energía renovables hasta un 20% en el mix energético.