Olas de calor e incendios: una amenaza cada vez más frecuente para la salud y el medio ambiente

Para los científicos, la mortífera ola de calor que batió récords hace unos días en algunas zonas del oeste de Estados Unidos y Canadá habría sido prácticamente imposible sin la influencia del cambio climático que ha hecho que las temperaturas extremas sean al menos 150 veces más probables.
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Foto: Bertknot.

Según la agencia estadounidense NOAA Climate.gov, siempre es difícil cuantificar de inmediato el impacto del cambio climático en un los eventos climático extremos, pero hay muchas pruebas que demuestran que las altas temperaturas y las olas de calor han empeorado debido al cambio climático.

De hecho, las olas de calor en los Estados Unidos se han producido con más frecuencia y han durado más tiempo desde la década de 1960, lo que es coherente con un calentamiento del clima debido al cambio climático. Y según el Índice de Extremos Climáticos de la NOAA, el suroeste de ese país ha experimentado un agrandamiento de la zona que sufre temperaturas altas extremas en verano durante los últimos veinte años, con muy poco alivio en los últimos seis años.

Y no solo han aumentado las temperaturas en el pasado, sino que se prevé que sigan aumentando debido a la liberación de gases de efecto invernadero. Concretamente, como se señala en el Informe Especial sobre la Ciencia del Clima, se espera que las temperaturas extremas aumenten aún más que las temperaturas medias en los Estados Unidos continentales. Eventos como esta ola de calor pueden ser raros todavía, pero serán más comunes a finales de siglo.

Las consecuencias de esa ola de calor de julio han sido decenas de muertes, la mayor parte de ellas producidas en la Columbia Británica (Canadá) y, en algunos lugares, a esa ola de temperaturas extremas le sucedieron una serie de grandes incendios.

Los incendios: un problema de salud pública

Según el informe The Limits of Livability – The emerging threat of smoke impacts on health from forest fires and climate change, publicado por la Alianza Mundial por el Clima y la Salud, los incendios forestales y de matorrales, cada vez más grandes y frecuentes, están teniendo un mayor impacto en la salud de las personas, incluso a través de una exposición más prolongada y frecuente al humo de los incendios por parte de poblaciones más grandes en ciudades lejanas.

Este informe, con estudios de casos de Australia, Brasil y Canadá, señala que los gobiernos de todo el mundo deben actuar para preparar los sistemas de salud pública para los impactos en la población de los episodios recurrentes de contaminación del aire por los incendios causados por la crisis climática, las prácticas de deforestación y la mala gestión de la tierra.

Los incendios forestales causan ahora episodios de calidad del aire extremadamente mala que pueden afectar a poblaciones muy grandes.

Los países mencionados han sufrido grandes incendios en los últimos años que han captado la atención mundial; sin embargo, los incendios forestales, así como los incendios provocados deliberadamente como parte de la deforestación, también se están produciendo en muchos otros países de todo el mundo, incluyendo los recientes incendios en Bolivia, Paraguay, Siberia, el oeste de Estados Unidos e Indonesia.

Ya sean impulsores del cambio climático, o una consecuencia del calentamiento global, los incendios forestales causan ahora episodios de calidad del aire extremadamente mala que pueden afectar a poblaciones muy grandes. En Australia, por ejemplo, el 80% de la población se vio afectada por la contaminación por humo en los incendios de 2019/2020.

El humo de los incendios forestales contiene una serie de contaminantes que incluyen partículas, dióxido de carbono, óxidos de nitrógeno y compuestos orgánicos volátiles. Puede contaminar los depósitos de agua domésticos y los cursos de agua con cenizas y partículas, al igual que el retardante de incendios lanzado por aviones y helicópteros.

Niños, mayores y enfermos, los mayores afectados

Los efectos sobre la salud aumentan en función de los incrementos de la contaminación atmosférica y se observan especialmente en los niños, los ancianos y las personas con enfermedades crónicas existentes.

Las personas que pasan más tiempo al aire libre son más vulnerables, junto con las personas mayores de 65 años, las personas con asma, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y las enfermedades cardiovasculares.

Aún siendo modestos, los aumentos de los niveles de contaminación pueden tener importantes repercusiones en la salud de la población si se expone un número suficiente de personas o si el humo persiste durante mucho tiempo.

Los impactos a corto plazo del humo de los incendios forestales incluyen tos y dificultad para respirar.

El humo de los incendios forestales es un factor desencadenante de presentaciones de asma y se asocia con un aumento de la asistencia a los hospitales de emergencia después de la exposición a corto plazo y en particular para los niños.

Ese impacto del humo en la salud puede ser rastreado a través de los cambios en el número de productos farmacéuticos comúnmente utilizados para tratar las condiciones respiratorias, por ejemplo, el salbutamol utilizado para aliviar los síntomas del asma.

Los impactos a corto plazo del humo de los incendios forestales incluyen tos y dificultad para respirar.

Un estudio reciente sobre la exposición a la contaminación por partículas durante las temporadas de incendios forestales en la Columbia Británica indicó que los impactos en la salud respiratoria y cardiovascular eran observables dentro de una hora de exposición a 2,5 partículas por millón y se observó un impacto en los resultados de la diabetes con el paso del tiempo.

Actualmente, se están realizando grandes estudios de cohortes en Canadá y Australia que investigan los impactos de la contaminación por humo de incendios forestales en los resultados de los nacimientos.

Por último, cabe destacar que, si bien hay buenas pruebas de los efectos a corto plazo del humo de los incendios forestales, todavía no se conocen realmente los efectos a largo plazo.

Recomendaciones

El informe de la Alianza Mundial por el Clima y la Salud resalta que la preparación, la adaptación y la mitigación son necesarias para proteger la salud de las personas de los impactos del humo de los incendios forestales.

La primera de sus recomendaciones es la adopción de una moratoria inmediata sobre los incendios de desbroce de tierras provocados por el hombre en el Amazonas y otras regiones aplicables y la mejora de las prácticas de gestión de los incendios, incluyendo la colaboración y el aprendizaje de los gestores de incendios indígenas.

También, recomienda preparar a las comunidades y a los organismos gubernamentales para una respuesta eficaz a los incendios forestales y al humo, con unos planes de evacuación de incendios que deben ser renovados y mantenerse actualizados y, fundamentalmente, comunicados a los residentes.

El hecho de que no se conozcan del todo los impactos a largo plazo de la exposición al humo de los incendios forestales en la salud y en los servicios sanitarios, hace que también sea muy necesario hacer recogidas de datos sobre el impacto en la salud para poder realizar las debidas investigaciones en ese ámbito.

Y finalmente se señala la necesidad de hacer una acción climática global y reconocer que el aumento de los incendios forestales extremos es otra dura advertencia de los impactos y amenazas para la salud del cambio climático.

Se deben alinear los compromisos de mitigación del clima con el objetivo del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados y priorizarse las medidas que fortalezcan la salud, el bienestar y los sistemas sanitarios a corto plazo, al tiempo que se cumplen los objetivos de mitigación del clima.

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