Buscando soluciones al problema del desperdicio alimentario

Un tercio del alimento que se produce termina en la basura, en los vertederos o en las mismas tierras donde se cultiva al no llegar ni a recogerse. Así lo estimó en 2011 la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Esta revista va a explorar algunas de las soluciones que se están dando a este problema, que afecta tanto a la población mundial como al planeta.
Esther Barrio28 septiembre 2022

El problema del desperdicio alimentario es tan complejo a nivel mundial que no va a poder valerse de una ni dos soluciones aisladas, sino de cada una de las iniciativas que se desarrollen a lo largo de la cadena y que puedan aportar su innovación e impacto positivo.

En la Revista Haz queremos ser parte de la solución profundizando en el asunto y las distintas innovaciones que se están poniendo en marcha para paliar el desperdicio de alimento. Comenzaremos a hablar en esta primera entrega, coincidiendo con el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, que se celebra el 29 de septiembre, de lo que la FAO ha definido como pérdida de alimento, es decir, la producida en el primer eslabón de la cadena: en la cosecha.

Y para ello vamos a fijarnos en una startup de Murcia, Agrosingularity, que, haciendo uso de la técnica milenaria del secado de alimentos, logra convertir merma agrícola (alimento que por sus características es descartado para su venta) en un polvo no perecedero que a su vez se reincorpora a la industria alimentaria como ingrediente para otros platos y elaboraciones como pasta, pan, zumos, alternativas cárnicas… Pero lo mejor es leerlo al completo: Una startup murciana hace polvo el desperdicio de alimentos.

El segundo artículo, que se divide a la vez en dos capítulos, aborda las apps antidesperdicio, que unen a distribuidores que tienen excedente diario de productos a punto de caducar o imposibles de vender al día siguiente con usuarios que, a precios más económicos, ‘salvan’ esa comida en sus hogares.

Aplicaciones como Too Good To Go, Phenix o Encantado de Comerte han librado de terminar en el cubo de la basura a miles de toneladas de alimento en España, pero también se enfrentan a diferentes retos como el desplazamiento del desperdicio en la cadena alimentaria, el fomento del consumismo o el dejar fuera de juego a los más necesitados. De sus beneficios y desafíos hablamos en Los retos de las apps antidesperdicio más allá de rescatar comida (I) y Los retos de las ‘apps’ antidesperdicio más allá de rescatar comida (II).

Finalmente, en el tercer reportaje dentro de esta seria sobre desperdicio de alimentos se aborda una iniciativa que implica a los ciudadanos para evitar que la comida termine en el cubo de basura doméstico. Se trata de las Neveras Solidarias, que hacen de deposito ‘seguro’ para el excedente de alimentos de hogares y comercios de proximidad para que otros puedan aprovecharlos de manera gratuita. Una iniciativa avalada por la Agencia de Salud Pública de Cataluña: Neveras comunitarias contra el desperdicio de alimentos.

El gigante del desperdicio

La FAO reafirmó en 2019 que la tercera parte del alimento que se produce se pierde. El objetivo de cuantificar de nuevo el problema era poder tomar medidas y evaluar el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) referidos a la alimentación, muy especialmente el ODS 2 -Hambre y seguridad alimentaria- y el 12 -Consumo y producción sostenibles-.

En estas mediciones, la FAO distingue entre pérdida de alimento, entendiéndose como tal, aquel que no se aprovecha en la cadena alimentaria que va desde la cosecha al minorista y el desperdicio, que incluye el alimento que se pierde en los comercios y supermercados, restaurantes y en el propio hogar del consumidor.

En este sentido, es en la primera parte de la cadena donde menos alimento se pierde (14%), frente al desperdicio que se genera en los hogares (61%), lugar en donde más se va a la basura, restauración (26%) y distribución (13%).

Pero hablar de desperdicio alimentario va paradójicamente de la mano de otra cifra que alcanza los nueve ceros, la de la población mundial que pasa hambre y sufre desnutrición: casi 690 millones de personas a nivel global, según la misma organización.

La falta de alimento en hogares de todo el mundo (en España el informe Alimentando un futuro sostenible calcula que más de seis millones de personas sufren inseguridad alimentaria) es un problema que aumenta de manera progresiva y que empeorará con el pasar de los años al estimarse que de aquí a 2050 la población mundial crecerá de los 7,7 millones de habitantes actuales a los 10.000 millones.

La FAO prevé que para alimentar a esta creciente población la demanda mundial de productos agrícolas aumentará entre un 35% y un 50% entre 2012 y 2050, lo que irremediablemente llevará asociados daños medioambientales.

Porque el planeta es otro de los grandes perjudicados de este problema global. El Índice de desperdicio de alimentos 2021, elaborado por la ONU, cuantifica entre un 8 y un 10% las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que están asociadas a los alimentos desperdiciados o perdidos.

“Es inhumano que estemos tirando la tercera parte de lo que producimos, lo mires por donde lo mires, desde el punto de vista moral, medioambiental, energético, de recursos…”, reflexiona en esta revista Carolina González, supervisora de Proyectos de I+D+i de Centro Nacional de Tecnología y Seguridad Alimentaria (CNTA).

En Haz nos sumamos a esta demanda y a aportar nuestro granito de arena con este especial de Soluciones contra el desperdicio de alimentos.

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