Pastoreo para hacer frente a los incendios, la desertificación y la despoblación
'Ramats de Foc' es un proyecto que lleva desde 2016 trabajando para evitar el fuego y dinamizar el entorno rural de Girona.
Por la finca de Baussitges, en el Paraje Natural de la Albera (Girona), pasean y pastan libremente cada día más de 300 vacas de una raza autóctona catalana en peligro de extinción. De sus cuidados se encarga Marta, que en ocasiones las guía por zonas estratégicas, marcadas por los servicios forestales de la Generalitat, para que las limpien, desbrocen y abonen de una forma sostenible.
Así se puede reducir el riesgo de que se produzcan incendios incontrolables, como los que se han sufrido a lo largo de todo el verano en diversas zonas de bosque de toda la geografía española y que nos han dejado unas 240.000 hectáreas calcinadas, según el sistema de vigilancia europeo Copernicus.
Las vacas de Marta forman parte del proyecto Ramats de Foc, de la Fundación Pau Costa, que lleva desde 2016 trabajando para evitar el fuego y dinamizar el entorno rural de Girona. Hasta el momento ha involucrado a unos veinte profesionales del pastoreo vacuno, ovino y caprino de la provincia para que sus animales pasten por estos espacios estratégicos.
Un esfuerzo que se ve recompensado, además, con un sello de calidad para los alimentos generados por esos rebaños, para que el consumidor sea consciente del valor añadido que tiene comprar carne o lácteos de estos productores locales.
“Ahora mismo estamos en un proceso de consolidación para poder escalarlo al resto de Cataluña. De momento ya hemos marcado algunas actuaciones concretas en Tarragona y Lleida, aunque la idea es poderlo extender a todas las provincias catalanas a lo largo de los próximos años”, explica Ona Alay, responsable de Ramats de Foc, dentro de la Fundación Pau Costa.
Cuantificar los beneficios de esta iniciativa de forma objetiva no es nada fácil. De hecho, la organización está colaborando con otros agentes relacionados con la gestión de incendios para desarrollar una herramienta de medición, aún muy incipiente, que permita saber cómo repercute esta actividad en la reducción del fuego.
Desde el punto de vista de Xabier Olaskoaga Caballer, perito judicial de investigación de incendios colaborador de la empresa IST, para medir el impacto de medidas como esta habría que tener en cuenta variables como el número de hectáreas quemadas en la zona pastoreada durante un periodo de tiempo fijo, como pueden ser los meses del verano, los más críticos.
“Es muy difícil evitar incendios, lo que sí se puede conseguir es mitigarlos, hacerlos más controlables. Si el monte está más limpio, el fuego se comporta con menor virulencia y los medios de extinción lo tienen más fácil para adentrarse en el monte. Y si en vez de mil hectáreas arden cien, habremos conseguido un resultado muy positivo”, explica el perito.
En Andalucía, Madrid y Cataluña se está incentivando el pastoreo por zonas de bosque para limpiarlas de forma sostenible y hacer frente a los incendios, la desertificación y la despoblación. Foto: Ramats de Foc.
En Andalucía, Madrid y Cataluña se está incentivando el pastoreo por zonas de bosque para limpiarlas de forma sostenible y hacer frente a los incendios, la desertificación y la despoblación. Foto: Ramats de Foc.
En Andalucía, Madrid y Cataluña se está incentivando el pastoreo por zonas de bosque para limpiarlas de forma sostenible y hacer frente a los incendios, la desertificación y la despoblación. Foto: Ramats de Foc.
Ayudas al pastoreo
Una de las entidades que colaboran con Ramats de Foc es la Sección de Bosques y Recursos Forestales de los Servicios Territoriales del Departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural de la Generalitat de Cataluña. El responsable de la provincia de Girona, David Meya i Nos, reconoce el valor de la propuesta, así como la labor de otros muchos pastores con los que trabajan en toda la región, unos 50 en total, que mueven unas 800 cabezas de ganado bovino (49% del esfuerzo total), 1.800 de caprino (14%) y 4.000 de ovino (37%).
“Gracias a ellos conseguimos tener limpias unas 2.000 hectáreas, que no tenemos que desbrozar con medios mecánicos, con el ahorro de tiempo y combustible que ello conlleva”, explica. De esa superficie aproximada, los asociados a Ramats de Foc cubren unas 600 hectáreas especialmente seleccionadas, bien porque cambian el comportamiento del fuego, impiden que se extienda o porque facilitan la intervención de los cuerpos de bomberos y las tareas de extinción.
Con esta colaboración, cada rebaño consigue una ayuda económica que sirve para cubrir el coste que supone llevar a los animales a zonas de difícil acceso o de poco valor forrajero. “Aquellos rebaños que cubren áreas estratégicas reciben un máximo de 140 euros por hectárea cubierta al año y los que cubren áreas complementarias, un máximo de 70 euros por hectárea al año. En ambos casos hay un mínimo de 300 euros por expediente, independientemente de la superficie que se abarque”, resume Meya i Nos.
Aunque también indica que para calcular el importe total se tienen en cuenta otras variables: “Es una adaptación de la fórmula desarrollada en Andalucía hace unos 20 años, y que tiene en cuenta la pendiente del terreno, el valor pastoral de la vegetación y la distancia a la explotación. Además, la certificación incluye una comprobación sobre el terreno del grado de consumo alcanzado, con el que se prorratea el importe final a percibir por el ganadero”
Desde su punto de vista, hay veces en las que la compensación económica no sale a cuenta, porque llevar el rebaño por determinadas zonas puede afectar a su estrategia reproductiva o a su nutrición, porque el alimento no es el más adecuado o porque no hay agua y el ganado no puede mantenerse ahí. “Y para solventarlo, el ganadero tiene que llevar allí el agua en cubas o dar otro alimento como suplemento a sus animales, lo que repercute en mayores gastos y menores beneficios económicos”, reflexiona.
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Un problema que va en aumento
Como recuerda Olaskoaga, una de las consecuencias de la despoblación en el ámbito rural es el menor cuidado que existe en la limpieza y desbroce de zonas de monte y bosque ante la disminución de la ganadería extensiva y la falta de recursos humanos y técnicos.
De esta manera, se van convirtiendo en escenarios propicios para la propagación del fuego: caminos y terrenos privados que antes funcionaban como cortafuegos que ahora están cerrados o abandonados llenos de zarzas y maleza, y una mayor cantidad de restos que, en momentos de sequía como la de este verano, generan un mayor riesgo de incendio.
A eso se añade el tránsito cada vez menor de rebaños de animales que pueden alimentarse de este tipo de vegetación y que limpian los caminos de una manera totalmente sostenible, como ya se ha comentado anteriormente. Y a pesar de esos beneficios medioambientales que parece ofrecer el pastoreo, la continuidad de la profesión cada vez es más complicada teniendo en cuenta las condiciones en las que se ejerce, con muchas horas de dedicación y pocos beneficios.
Especialmente, en zonas como Soria, en Castilla y León, una comunidad que este verano ha acumulado más de 1.200 incendios, según fuentes de la Consejería de Medio Ambiente. En esta región, el pastoreo no sólo no está reconocido ni bonificado a nivel público como ocurre en Cataluña, sino que incluso se debe pagar para acceder a determinados pastos, como cuenta a Revista Haz Alberto López del Río, doctor por la Universidad Complutense de Madrid, ganadero e investigador creador de territorio.
“Tenemos limitaciones hasta para acceder a montes públicos, hay que pedir una serie de permisos y sólo nos dan unos días determinados al año sin tener en cuenta las necesidades de los rebaños ni nuestras sugerencias como expertos. Es una gran contradicción, que seamos tan necesarios para las administraciones y para la sociedad, y que nos pongan tantas trabas para llevar a cabo nuestro trabajo”, lamenta López del Río.
Contar con mayor apoyo desde el entorno público y con nuevos modelos de negocio, como el del control de incendios, podría ayudar a dinamizar el pastoreo y fomentar nuevas oportunidades en entornos rurales.
Algo en lo que coincide Pedro Mª Herrera Calvo, biólogo y parte de la Fundación Entretantos, además de dinamizador de la Plataforma por la Ganadería Extensiva y el Pastoralismo. “El relevo generacional es complicado. Hay demanda de formación, ahora mismo tenemos entre seis y ocho escuelas de pastores, pero las condiciones distan mucho de favorecer estas prácticas empresariales. No hay un espacio legal al que acogerse para evitar la competencia desleal y que tu producto tenga que competir directamente con la bandeja del hipermercado”, razona.
Desde su punto de vista, si hay una herencia y se transmite una explotación entera, es más fácil la continuidad. “Lo que es muy difícil para un emprendedor es poner en marcha una explotación ganadera desde cero, realizar la inversión que necesita y que le resulte rentable como proyecto de vida, porque el margen de beneficio es muy reducido, es un sector con una debilidad enorme en la cadena de valor. Necesitamos fortalecerla”.
¿Cómo? Algunas de las fuentes consultadas indican que contar con un mayor apoyo desde el entorno público y con un mayor reconocimiento social, así como con nuevos modelos de negocio como el del control de incendios, podría ayudar a dinamizar el pastoreo y, al mismo tiempo, fomentar nuevas oportunidades en entornos rurales.
“Hay que tener en cuenta que estamos trabajando con un sector en crisis. Para nosotros mantener el programa de ayudas es fácil desde el punto de vista económico, pero no de recursos humanos porque la ganadería extensiva está sufriendo un retroceso: no hay apenas relevo generacional, los costes casi no se cubren, es un trabajo muy sacrificado… Tenemos que seguir intentando dinamizar el sector, a pesar de la profunda crisis estructural que padece, dándole alternativas como esta de prestación de servicios ambientales”, razona David Meya.
Sellos de calidad
Otra opción es la de la diferenciación de los productos que generan estos ganaderos con un sello de calidad que aporte valor y sensibilice a la sociedad. En el caso del de Ramats de Foc, sus responsables calculan que en sus inicios sirvió para incrementar las ventas de la carne y lácteos producidos por sus animales: un 40% en los restaurantes y un 10% en las carnicerías donde se comercializaban.
Aunque reconocen que fueron picos puntuales que no se han repetido. “Tenemos pendiente medir resultados tras el escalado en toda Girona. Eso sí, hemos visto que las cifras no han sido tan elevadas como en la prueba piloto. No obstante, sabemos que hay una respuesta positiva, una sensibilización del cliente y la marca despierta interés, con ventas en positivo”, asegura Ona Alay.
Una opción para dinamizar el pastoreo es la de la diferenciación de los productos con un sello de calidad que aporte valor y sensibilice a la sociedad. Foto: Ramats de Foc.
También desde la Fundación Entretantos se ha propuesto la creación de un sello de calidad similar al de Ramats de Foc para promover las ventas de los productos que vienen de la ganadería extensiva. Aunque también se reclama una reforma de las normativas que faciliten el desarrollo de estas pequeñas empresas ganaderas.
“La regulación actual está pensada para las explotaciones industriales, tanto desde el punto de vista sanitario como mercantil, incluso la Política Agrícola Común (PAC) y los impuestos son más favorables para la industria cárnica que para nosotros”, advierte el portavoz de Entretantos.
En este sentido, muchas de las fuentes consultadas hacen referencia al ejemplo francés, que fomenta la trashumancia de la Costa Azul a las zonas de montaña entre invierno y verano, y que da mayores facilidades a los ganaderos con producción de alimentos artesanos, ayudando a fijar población en zonas rurales.
“Tienen una legislación propia y con menos inversión inicial es más fácil sacar adelante un proyecto empresarial. En España necesitamos un marco similar porque tenemos muchas dificultades burocráticas que ponen freno a las actividades a microescala”, resume Herrera Calvo.
No es un caso aislado
La idea de Ramats de Foc no es pionera y bebe de muchas otras iniciativas similares que se extienden dentro y fuera de España: Madrid, Comunidad Valenciana y Extremadura son algunas de las comunidades con programas parecidos al de Cataluña. Aunque el más ambicioso en este ámbito es la Red de Áreas Pasto-Cortafuegos de Andalucía (Rapca), en el que trabajan los ganaderos en coalición con los técnicos de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible y de la Agencia de Medio Ambiente y Agua.
Prácticamente, en todos estos casos gestionados por las administraciones, el pastoreo controlado se desarrolla en montes de titularidad pública que disponen de áreas cortafuegos, sobre todo en aquellos cuyo mantenimiento por métodos convencionales resulta costoso por su dificultad en el acceso o por su excesiva pedregosidad.
“Hay que ser consciente de que no se puede meter a los rebaños en zonas donde nunca se ha pastoreado. Hay que llevarlos a lugares que se hayan limpiado previamente con medios mecánicos o quemas controladas para facilitar su acceso”, advierte el técnico forestal de Girona.
El proyecto 'Pastoreo en Red' tiene como objetivo controlar el crecimiento de la vegetación de las calles de seguridad situadas bajo los tendidos eléctricos. Foto: REE.
A nivel privado, también existen acciones relacionadas, como Pastoreo en Red, puesta en marcha por Red Eléctrica de España (REE) en colaboración con AgroVidar, una empresa especializada en soluciones agroambientales sostenibles. Lleva funcionando desde 2019, cuando empezó su proyecto piloto en Calahorra (La Rioja), y ahora ya tiene otro proyecto similar en colaboración con Enagás en la Reserva de la Biosfera del Alto Bernesga, en la Montaña Central de León.
Desde sus inicios, se ha marcado como objetivo controlar el crecimiento de la vegetación de las calles de seguridad (unas 13 hectáreas en el caso riojano y 17 en el leonés) situadas bajo los tendidos eléctricos mediante el pastoreo, tanto de ganado ovino como bovino y equino, una acción que tradicionalmente se ha ido realizando con medios mecánicos.
Los resultados de su primera incursión en Calahorra han sido estudiados detenidamente por expertos de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH), que aseguran que ha contribuido a la mejora del capital natural del entorno manteniendo la fertilidad de los suelos y conservando la biodiversidad, influyendo positivamente en la proliferación de insectos polinizadores, en el crecimiento de las plantas, en la humedad y la temperatura de los microhábitats, entre otros aspectos.
Por otra parte, también ha potenciado las oportunidades de negocio y de ingresos de los pastores participantes, que han sido remunerados por esta labor siguiendo pautas muy similares a las marcadas por el sistema catalán, anteriormente comentadas. De esta manera, la iniciativa ayuda a fijar población en zonas rurales y a reducir las emisiones de efecto invernadero producidas por las actividades de mantenimiento.
Todo ello se ha detallado en el estudio sobre la Evaluación de los servicios derivados de la gestión de la vegetación en la Red de Transporte de energía eléctrica mediante el pastoreo, elaborado por los investigadores de la UAH. Además, este ha servido para crear la Guía para la evaluación de los servicios de los ecosistemas y la Guía de Pastoreo en Red, dirigida a otras compañías, explotaciones ganaderas, escuelas de pastores y administraciones públicas para que repliquen esta solución, con los conocimientos y metodologías necesarios para ponerla en práctica.
En estos documentos, se abordan ciertos aspectos técnicos, como los collares GPS que llevaba cada animal para controlar sus recorridos en tiempo real y mejorar la gestión del rebaño. O vuelos multiespectrales por medio de drones sobre la zona para conocer la cobertura y volumen de la vegetación antes y después de la puesta en marcha del proyecto.
“En este tiempo se ha demostrado que el ganado es una herramienta adecuada para el control de la vegetación en diferentes entornos, como el de los tendidos eléctricos, cultivos leñosos, parques solares, etc. También que la aplicación de tecnología y conocimiento aplicados al sector de la ganadería extensiva es una medida eficaz para mejorar los ingresos de los profesionales del pastoreo y para garantizar el relevo generacional al sector”, explica Víctor Navazo, técnico de Innovación Social del Grupo Red Eléctrica.