Filantropía al estilo capitalista

HAZ16 agosto 2012

Esta primavera Lady Gaga logró convocar, entre otros, a la ministra estadounidense de asuntos sociales, Kathleen Sebelius, a Oprah Winfrey, diva de la televisión americana, y al famoso médico y escritor hindú Deepak Chopra en el campus de Harvard University. ¿Un concierto? No. La convocatoria en tan ilustre lugar fue posible porque Lady Gaga, una las «filantrocapitalistas» más jóvenes, supo aprovechar el acceso a sus más de 24 millones de seguidores en Twitter y a los 50 millones de fans de Facebook que escuchan su música a diario para lanzar su fundación familiar. Se trata del modelo de los «filantrocapitalistas»: utilizar los mismos talentos y capacidades con los que crearon sus fortunas para conseguir importantes cambios sociales.

The Born this Way Foundation, dirigida por la madre de Lady Gaga, ex directiva de la industria de telecomunicaciones, pretende fomentar una sociedad donde «la individualidad es celebrada, los los jóvenes son empoderados y las diferencias aceptadas». Su estrategia se basa en llegar a jóvenes a través de las redes sociales y los conciertos de Lady Gaga para animarlos a realizar acciones sencillas de gran impacto. De momento la estrategia demuestra solidez. Más de 220.000 jóvenes se han comprometido ya a actuar según la filosofía de la fundación.

La destacada diseñadora de moda Sybilla también emplea sus talentos profesionales y profundo conocimiento de su industria para beneficiar a los demás. Hace poco su fundación Fabrics for Freedom colaboró con Hoss Intropia para lanzar la colección World Selection, todos productos de diseño creados por artesanos y proyectos sociales. Sus bolsas fabricadas con algodón orgánico provenientes de ONG de comercio justo ya se venden en las tiendas de Camper y VIPS de la India. La ambiciosa visión de esta «filantrocapitalista» es crear un mundo en el que «toda la ropa que llevemos tenga una bonita historia detrás».

Tener una visión ambiciosa es característico de los «filantrocapitalistas». Ellos desean ir más allá de crear una simple fundación que corresponda a los intereses o al conocimiento del fundador.

Los «filantrocapitalistas» quieren transformar las áreas en las que actúan. Tal es el caso del hombre más rico del mundo según la revista Forbes, Carlos Slim. A pesar de que este empresario de las telecomunicaciones a veces menosprecia la filantropía, actualmente alardea de su proyecto filantrópico basado en crear bibliotecas digitales.

Es otra forma de extender el alcance de las telecomunicaciones a un mayor número de personas, al estilo Telmex, pero de manera desinteresada. Ya funcionan más de 3.500 bibliotecas digitales y el reto del magnate es que un 60% de la población latinoamericana pueda acceder a un ordenador para el año 2015.

Tanto la tecnología como la cultura pop global son armas típicas de los «filantrocapitalistas», que aprovechan lo que saben hacer mejor que nadie. Angelina Jolie no se limita a ser embajadora para Acnur (Agencia de la ONU para los Refugiados) y madre de tres hijos adoptivos de situaciones precarias, también aprovecha su extraordinaria experiencia y éxito en el cine para promover y aportar a las causas que le apasionan. Este año se estrenó En la tierra de sangre y miel, película que trata de las atrocidades y la apatía internacional en el caso de la Guerra de los Balcanes, una obra que Jolie escribió, dirigió y produjo, y que, por supuesto, alcanzó una difusión internacional.

El proyecto Hollywood, Health & Society quiere replicar el recorrido de Jolie hacia la filantropía: personas con el poder de dar enorme visibilidad a un tema social visitan un lugar, se dan cuenta de la situación y quieren ayudar.

El proyecto acompaña a guionistas y productores de Hollywood a conocer de primera mano la realidad de países en desarrollo e invita a expertos en salud global para informarles sobre causas sociales.

Hollywood, Health & Society recibe subvenciones de las fundaciones de «filantrocapitalistas» que entienden muy bien este modelo, como Bill Gates y Jeff Skoll (cofundador de Ebay). En los últimos dos años el proyecto ha influido en los contenidos de más de 300 episodios de televisión y ha mostrado resultados que superan los índices de efectividad de los anuncios tradicionales sobre los mismos temas.

El fenómeno de los «filantrocapitalistas» no se limita a las celebridades y a empresarios superconocidos. Varios de los líderes en el movimiento de Venture Philanthropy (Vid. El pack del Venture Philanthropy = Financiación + gestión, n.º 39 de Revista Haz) son inversores de capital de riesgo tradicional, que han elegido aplicar los mismos conocimientos para financiar y apoyar etapas tempranas de iniciativas sociales prometedoras que ahora son conocidas por su impacto transformador, como Kiva o Acumen Fund. Y las mentes brillantes que están desarrollando nuevos instrumentos para proyectos sociales, como los «Bonos de Impacto Social» (Vid. Bonos de impacto social: Financiando el éxito y no solo las buenas intenciones, n.º 36 de Revista Haz) promocionados por el inversor George Overholser, anteriormente hicieron sus fortunas en el sector privado de la misma manera.

Hoy en día cualquier iniciativa asociada con el «capitalismo» tendrá detractores y riesgos reales. Sin embargo, dirigir dinero, acceso a los medios y a los mercados, así como la misma dedicación empresarial hacia fines sociales se ha convertido en un reto muy atractivo.

Por Kristin Majeska y Catalina Parra

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