El 74% de las fundaciones encuentra dificultades para medir su impacto

La medición y gestión del impacto está empezando a ocupar un lugar central en el día a día de la fundaciones españolas. Pero, aunque existe un compromiso decidido para avanzar, todavía queda margen de mejora para generar unos datos de impacto transparentes y comparables en todo el sector, según un informe de Esade y BBK.
HAZ9 marzo 2022
<p>Presentación del informe 'Más allá de la rendición de cuentas. Cómo las fundaciones están aprendiendo a gestionar su impacto’. Foto: Esade</p>

Presentación del informe 'Más allá de la rendición de cuentas. Cómo las fundaciones están aprendiendo a gestionar su impacto’. Foto: Esade

Una media equivalente a 1,48 personas a jornada completa se dedica a la medición y gestión del impacto (MGI) de las fundaciones, pero todavía queda margen de mejora, según el informe Más allá de la rendición de cuentas. Cómo las fundaciones están aprendiendo a gestionar su impacto, elaborado por el Esade Center for Social Impact (ECSI) y la fundación bancaria BBK.

De hecho, una de las principales conclusiones de este estudio es que el 74% de las fundaciones españolas y europeas hallan dificultades para elaborar las mejores estrategias de recogida y validación de datos.

El informe señala también que las fundaciones españolas reivindican que los ODS son solo el primer paso en la medición y gestión de su impacto.

En el documento se ofrece un análisis del estado del sector de las entidades donantes con respecto a la medición y gestión del impacto (MGI) que generan en la sociedad y el medio ambiente, a partir de la información proporcionada por 40 destacadas fundaciones donantes, de las cuales 21 son españolas.

“Las fundaciones necesitan saber si cumplen con sus objetivos sociales y, por eso, es importante medir y gestionar su impacto. En este sentido, el sector de las fundaciones españolas se está desarrollando a un ritmo rápido en relación con la MGI”, destaca Lisa Hehenberger, directora del ECSI y una de las coautoras, junto a Leonora Buckland, Laura Reijnders y Deborah Gold, investigadoras del ECSI.

“La medición y gestión del impacto es hoy una realidad aceptada y un elemento crítico de la gestión de cualquier organización social en el siglo XXI, ya sea una fundación, una ONG o una organización relacionada con el impacto. Nuestra labor es, en última instancia, ayudar a estas organizaciones a generar un mayor impacto a través de sus actividades”, ha explicado Hehenberger.

Los retos: transparencia del impacto y gestión

Sin embargo, las fundaciones españolas y europeas, unas 147.000 que gestionan unos 511.000 millones de euros en activos y dotaciones (endowments) y conceden unos 60.000 millones de euros anuales, se están quedando atrás con respecto a sus homologas estadounidenses en cuanto a la transparencia sobre su impacto y sus prácticas de gestión cotidianas.

Según datos recogidos por el informe, las fundaciones españolas y europeas se enfrentan a desafíos técnicos –cómo moverse en el panorama complejo de las metodologías de MGI– y prácticos –cómo incorporar prácticas robustas de gestión del impacto dentro de sus organizaciones–. Pese a ello, como también muestra el informe, la intención de desarrollar culturas de aprendizaje más sólidas crece rápidamente.

Además, las fundaciones benéficas se están enfrentando a los nuevos desafíos que plantea la medición del impacto, pues abordan cada vez más cómo medir problemas sistémicos tan complejos como el cambio climático, las desigualdades, la pobreza, etc., que desmienten las simples métricas de impacto.

Medir la obra social para mejorarla

Actualmente, las dos herramientas preferidas por las fundaciones para enmarcar su estrategia de gestión del impacto son los ODS de las Naciones Unidas (el 43% la utilizan) y la metodología de la teoría del cambio (el 82% la aplican, también). Ambas suponen un primer paso para la mejora de la armonización de prioridades y criterios dentro del sector de las fundaciones.

Sin embargo, el estudio concluye que, aunque estos instrumentos suponen una guía a nivel macro, todavía existen retos que afrontar a nivel micro, dentro de las propias entidades sociales, ya que resulta complicado establecer una relación directa entre ambos acercamientos.

El aspecto positivo es que las fundaciones donantes ya van más allá de los detalles técnicos y se centran en temas más estratégicos, como las dinámicas de poder entre la fundación y los proyectos respaldados, el desarrollo de capacidades tanto internas como externas y el equilibrio entre la confianza y la rendición de cuentas.

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