Los bancos de alimentos, un modelo contra el desperdicio y el hambre

Durante la pandemia, los bancos de alimentos tuvieron que redoblar esfuerzos para ayudar a las personas más vulnerables. Analizamos los modelos de Argentina, Chile, Bolivia, Perú y México.
<p>Foto: Banco de Alimentos de México.</p>

Foto: Banco de Alimentos de México.

La inseguridad alimentaria afecta a 267 millones de personas en América Latina y el Caribe y 106 millones de adultos presentan obesidad en esta misma región. Además, las estadísticas muestran un retroceso en la lucha contra el hambre. De acuerdo con la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), se ha vuelto a los niveles de hace 15 años y se está perdiendo la batalla contra todas las formas de malnutrición.

“En la mayoría de los países de Centroamérica, más del 40% de la población sufre inseguridad alimentaria moderada o grave. En Guatemala, la cifra es de 49,7%; en El Salvador, 47,1%, y en Honduras 45,6%. En cuanto a Sudamérica, afecta al 47,8% de la población en Perú, 35,8% en Argentina y 32,7% en Ecuador”, señalan desde la FAO.

Al mismo tiempo, la pérdida y desperdicio de alimentos asciende cada año a 220 millones de toneladas en América Latina y el Caribe. Esta cantidad supone el 11,6% de los alimentos de la región.

Un modelo que busca dar respuesta a estos dos problemas -la inseguridad alimentaria y el desperdicio de alimentos- es el de los bancos de alimentos. Estas organizaciones sin ánimo de lucro operan a través del espíritu solidario, obteniendo alimentos excedentarios para donarlos a los más desfavorecidos a través de asociaciones benéficas. Reciben alimentos que han perdido valor comercial, pero que son aptos para el consumo.

Durante la pandemia, la demanda hacia los bancos de alimentos aumentó considerablemente.

El Banco de Alimentos de Buenos Aires nació en el 2000, a raíz de la crisis socioeconómica que padecía el país en aquel momento. En abril del 2001, se realizó la primera entrega de productos alimenticios.

“Todos los alimentos que recibimos los clasificamos en nuestros depósitos y después los entregamos a organizaciones sociales de base, que tienen diferentes misiones institucionales. Atendemos entre 35 y 40 organizaciones al día. En este momento, estamos en un almacén alquilado y el próximo desafío es tener uno propio”, cuenta Virginia Ronco, responsable de Comunicación y Relaciones Institucionales en el Banco de Alimentos de Buenos Aires.

<p>Foto: Banco de Alimentos de Argentina. Esta organización se creó en el 2000 a raíz de la crisis socioeconómica del país. </p>

Foto: Banco de Alimentos de Argentina. Esta organización se creó en el 2000 a raíz de la crisis socioeconómica del país.

Durante 2021, la cantidad de alimentos y productos entregados por el Banco de Alimentos de Buenos Aires alcanzó los 5.096.439 kilos. De esta manera, la organización colaboró con la alimentación de más de 341.000 personas al día a través de 1.238 organizaciones sociales que proporcionan servicios de desayuno, almuerzo, merienda o cena.

En relación a las donaciones de alimentos, productos y servicios logísticos, 17.736 donantes individuales, 133 empresas donantes de alimentos y productos, y 12 empresas donantes de servicios logísticos permitieron entregar 16.487.444 de platos de comida en 42 distritos de la ciudad y la provincia de Buenos Aires.

“La pandemia nos desconfiguró todo el trabajo porque teníamos un modelo totalmente presencial. Contábamos con 60 voluntarios diarios en el banco y tuvimos que decirles que dejaran de venir para poder cumplir con el aislamiento social. De todas formas, el banco nunca cerró las puertas. Las doce personas que trabajan en la plantilla hicieron un esfuerzo enorme para sostenerlo”, relata Ronco.

5
millones de kilos de alimentos

donó el Banco de Alimentos de Argentina en 2021. La ONG ayudó a más de 341.000 personas al día.

La digitalización de Chile

El Banco de Alimentos de Chile inició sus actividades en octubre de 2010. La organización, llamada Red de Alimentos, cuenta con dos bodegas en la comuna de San Bernardo, ubicada en Santiago de Chile, donde cada día llegan y salen cajas de lácteos, frutas, verduras y otros artículos de alimentación.

Mensualmente, se reparten 600 toneladas de productos desde las bodegas. El Banco de Alimentos de Chile provee de alimentos a unas 460 organizaciones de base, que distribuyen las donaciones a 278.000 personas.

“Tenemos una aplicación, que se llama Red Virtual, que nos permite cargar todo lo que tenemos en la despensa y avisa a las organizaciones de los productos que hay para retirar. Al mismo tiempo, los locales de los supermercados asociados pueden generar una caja con alimentos y subirla a la app directamente para que las organizaciones puedan retirar por la sucursal. De esta forma, los supermercados reparten unas cien toneladas mensuales más”, cuenta Alfonso Sánchez, gerente de Marketing y Financiamiento de Red de Alimentos.

Durante la pandemia, el trabajo del banco se intensificó. “2020 fue el año más intenso y exigente que pasamos. Recibimos más colaboración que nunca”, señala Sánchez.

En diciembre de 2021, Red de Alimentos inauguró un nuevo proyecto, llamado Despensa Social. Esta iniciativa se pensó para personas mayores que viven de la pensión básica solidaria. “Es como un mini supermercado, donde los adultos mayores en situación de vulnerabilidad pueden retirar ocho kilos de comida por semana. Se acercan unas 500 personas al día. Los productos son gratuitos, pero se pide una cuota de socios muy baja, simbólica”, cuenta Sánchez. En julio van a inaugurar la segunda despensa y la intención es llegar a fin de año con una tercera.

<p>El Banco de Alimentos de Chile provee de alimentos a unas 460 organizaciones de base, que distribuyen las donaciones a 278.000 personas. Foto: Red de Alimentos de Chile. </p>

El Banco de Alimentos de Chile provee de alimentos a unas 460 organizaciones de base, que distribuyen las donaciones a 278.000 personas. Foto: Red de Alimentos de Chile.

Por su parte, el Banco de Alimentos de Bolivia nació en 2017, impulsado por estudiantes de la Universidad del Valle. Esta institución educativa apoyó la iniciativa de fundar el banco, lo que permitió que el proyecto despegara y se convirtiera en la primera fundación del país dedicada a evitar el desperdicio de alimentos y contribuir a erradicar el hambre.

En la actualidad, el Banco de Alimentos de Bolivia extiende su apoyo a más de 15.000 personas en Cochabamba de forma constante y tiene planeado expandirse a La Paz y Santa Cruz.

El modelo de Perú

En Perú, 2,8 millones de personas padecen de inseguridad alimentaria, mientras que el 33% de los alimentos que se producen en el país, se desechan. Con ellos, dos millones de peruanos podrían alimentarse. Esta problemática es uno de los motores y motivos que impulsaron a crear el Banco de Alimentos Perú en 2014.

Desde sus inicios, el banco de alimentos ha conseguido rescatar 28.536 toneladas de productos alimenticios. Solo en 2021, rescató 10.280 toneladas. El año pasado, se abasteció a unas 2.490 organizaciones sociales, que beneficiaron a unas 350.000 personas. Para alcanzar estos resultados, ha forjado alianzas con cerca de 40 empresas, que hacen las donaciones. Este año el objetivo es rescatar por lo menos 14.000 toneladas.

Por primera vez, durante el primer año de la pandemia, las donaciones no alcanzaron para abastecer a las organizaciones vinculadas y tuvieron que buscar fondos para comprar alimentos. “Por la coyuntura, tuvimos que salir a complementar las donaciones”, cuenta Daniela Osores, gerenta general del Banco de Alimentos Perú.

2,8 millones de personas padecen inseguridad alimentaria en Perú, mientras que un tercio de los alimentos que se produce en este país se desecha.

En cuanto a los retos futuros, Osores apunta tres: “Primero, queremos tener un almacén propio porque en los últimos años usamos locales prestados; segundo, queremos descentralizar la ayuda para llegar más fácil a otras ciudades al margen de Lima; tercero, necesitamos contar con más financiación para seguir alimentando a miles de peruanos. Ahora estamos desarrollando un proyecto muy importante que implica el rescate de alimentos del agro. Estamos con una prueba piloto, identificando empresas y organizaciones de diferentes zonas para conectarlos y descentralizar más”.

En México, existe la Red BAMX integrada por 54 bancos de alimentos, con presencia en 30 estados y con 30 años de experiencia en el rescate de alimentos y asistencia social.

El desperdicio de alimentos en este país produce pérdidas económicas de unos 491.000 millones de pesos mexicanos (casi 23.000 millones de euros), es decir, aproximadamente el 2,5% del Producto Interno Bruto.

<p>En el Banco de Alimentos de México, dos voluntarias trabajando. Mas de 200 empresas aliadas le proporcionan alimentos aptos para el consumo. Foto: Banco de Alimentos de México.</p>

En el Banco de Alimentos de México, dos voluntarias trabajando. Mas de 200 empresas aliadas le proporcionan alimentos aptos para el consumo. Foto: Banco de Alimentos de México.

“En 2021, la Red logró rescatar más de 135 millones de kilos de alimentos que sirvieron para mejorar las condiciones alimentarias de 1,9 millones de personas en México. La mayoría se benefició a través de las 1.700 instituciones asociadas al banco, pero unas 7.000 personas se acercan directamente a la red para obtener alimentos. Tenemos más de 200 empresas aliadas que traen los alimentos que son aptos para consumo”, cuenta Mariana Jiménez, directora de Alianzas e Inversión Social de la Red de Bancos de Alimentos de México.

Red BAMX es miembro fundador de The Global FoodBanking Network (GFN), una red que alberga a todos los bancos de alimentos del mundo y que exigen ciertos estándares de calidad y logística. “Allí nos nutrimos mucho de la experiencia de bancos de otros países. Compartimos buenas prácticas y vemos qué iniciativas o modelos podemos replicar. Todos los meses, hay un espacio, llamado Laboratorio de Aprendizaje, en donde analizamos temas de innovación, modelos de intervención social y de incidencia en política pública”, explica Jiménez.

Durante la pandemia, según Jiménez, los bancos de alimentos estuvieron en la primera línea proporcionando atención alimentaria a aquellas personas que perdieron sus fuentes de ingresos por la coyuntura. “Tuvimos que innovar nuestra forma de operar para que fuera lo más segura posible para nuestros empleados, voluntarios, aliados y beneficiarios. Muchas empresas que no nos conocían se acercaron a ayudar en ese momento”, expresa Jiménez.

Respecto a los retos, Jiménez señala que “México, dentro de América Latina y el Caribe, es el país que más desperdicio genera per cápita. Tenemos que lograr incidir en políticas públicas para que la labor de los bancos de alimentos sea reconocida como una estrategia que canaliza los excedentes y que ayuda a reducir el hambre de la población”.

Comentarios