El poder sanador de la música

Dicen que la música amansa a las fieras. No sabemos si, realmente, produce ese efecto sobre los animales o se trata solo de un dicho popular, pero sí hay evidencia científica de sus beneficios sobre los humanos. Ya en la Antigua Grecia, se ‘recetaba’ música para sanar algunas enfermedades y, hoy en día, cada vez son más los hospitales que quieren llevarla hasta la cama de sus pacientes.
Ana Muguerza12 agosto 2022
<p>Foto: Músicos por la Salud.</p>

Foto: Músicos por la Salud.

Celia, una joven pianista, toca Nuvole Bianche, de Ludovico Einaudi. Si conseguimos abstraernos del entorno (ayuda cerrar los ojos), podríamos imaginar que estamos en el lobby de un hotel durante unas vacaciones o, quizás, en un restaurante chic, disfrutando de una estupenda velada. Nada más lejos de la realidad. Abrimos los ojos: Hospitalizaciones, Consultas externas… leemos en los carteles; vemos a varias personas con bata blanca, un par de ellas con estetoscopios colgados del cuello; gente que entra y sale sin parar, y a un hombre que pasea agarrado a un gotero. No hay duda, estamos en un hospital.

Los acordes -Celia toca ahora un ‘nocturno’ de Chopin-, salen de un magnífico piano de cola instalado en el hall del área Materno-Infantil del Hospital de La Paz, en Madrid. Los que pasan por delante y, no conocen su existencia, miran con curiosidad. Más de uno se para a escuchar -no es para menos-, especialmente quienes van con niños, para los que la música parece tener un poder hipnótico, y otros aplauden entusiastas al terminar, entre ellos, una enfermera ya jubilada, que ha venido de visita. Cree que la música en directo “es una magnífica iniciativa porque humaniza el hospital”. Nada que ver con lo que había cuando ella ejercía. Nos cuenta que se limitaban hasta las visitas de los familiares.

El proyecto Pianos por la salud funciona en La Paz desde 2019 (salvo el parón de la pandemia) y su objetivo es precisamente ese: humanizar el espacio sanitario, aportando calidez y mejorando la experiencia de los pacientes y otras personas durante su paso por el hospital.

La iniciativa surgió de La Paz y de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, y el piano lo instaló y financió la Fundación Músicos por la Salud, que cuenta con otros dos pianos de cola en el Hospital La Fe y en el de Manises, ambos en Valencia, y cuya actividad principal es ofrecer microconciertos en áreas hospitalarias como Oncología o la UCI.

Varios estudios certifican los beneficios de la música en vivo en hospitales. Una investigación en España de la Fundación Musicoterapia y Salud asegura que los microconciertos de forma regular en centros sanitarios influyen positivamente sobre la salud psíquica y física de los beneficiarios: reducen en un 27% la ansiedad de los enfermos y aumentan en un 88% su bienestar. Cada vez, más hospitales piden música en directo para sus pacientes.

La doctora Marisa Blasco, presidenta de la Sociedad Valencina de Medicina Intensiva y jefa de servicio del Hospital Clínico de Valencia, es testigo de esos beneficios: “Aumenta el bienestar psicológico de los pacientes en general, pero en el área crítica donde yo me manejo, la UCI, la música personalizada y en directo, puede incluso mejorar su evolución. Los pacientes están muchas veces deprimidos, porque estar lleno de cables y tubos no es nada confortable ni amable, y creo que esto les centra y ayuda a mejorar su nivel de conciencia y de contacto con la realidad. También les ayuda a luchar contra muchos de los miedos, angustias e incertidumbres que tienen”.


NOTICIAS RELACIONADAS
Los hospitales infantiles avanzan en su grado de humanización
Enfermo y cuidador, protagonistas del Día Mundial del Alzheimer e inspiración para emprendedores 


Blasco cuenta el caso de una joven que ingresó en el hospital tras sufrir una parada cardiaca en la calle. “Sucedió al poco de empezar los microconciertos en nuestro hospital. La chica estaba conectada a máquinas en una situación de encefalopatía. Empezó a sonreír y a reaccionar a raíz de escuchar la música. Para nosotros, fue muy impactante”. Blasco también tiene claros los beneficios sobre el personal sanitario: “No hay más que ver los gestos: estás haciendo otra cosa, escuchas la música y las caras inmediatamente cambian a sonrisa”.

<p>El objetivo de 'Pianos por la salud' es aportar calidez a los hospitales y mejorar la experiencia de los pacientes y las personas que pasan por ellos. Foto: Fundación Músicos por la Salud.</p>

El objetivo de 'Pianos por la salud' es aportar calidez a los hospitales y mejorar la experiencia de los pacientes y las personas que pasan por ellos. Foto: Fundación Músicos por la Salud.

Música en directo y participativa

Guillermo Giner sabe bien lo que es pasar una larga estancia en un hospital. Hace unos años, tuvo que acompañar a su madre enferma de cáncer durante casi doce meses en La Fe de Valencia. “Mi madre tenía dos momentos buenos durante el día: uno, cuando me veía entrar por la puerta después del trabajo y, otro, cuando le ponía sus zarzuelas, sus óperas o su canción favorita. Entonces, cantaba y sonreía, volvía a ser la misma de siempre. Cuando escuchaba música, conseguía ‘sacarla’ fuera del hospital”.

Esta experiencia personal está en el origen de la Fundación Músicos por la Salud, ya que Guillermo, su fundador, quiso poner al servicio de otros lo que a su madre le había funcionado. “Nadie quiere estar en un hospital y hay que intentar transformar esa mala experiencia en algo más digestible”, nos comenta.

Músicos por la Salud nació en 2015 y, desde entonces, ha ayudado a casi medio millón de personas a través de sus conciertos. Solo en lo que llevamos de 2022, la fundación ha ofrecido 762 microconciertos en hospitales y centros sociosanitarios de todo el país, lo que se traduce en más de 1.500 horas de música en vivo. No es la única fundación que lleva este arte hasta la cama de sus pacientes. También lo hacen Músicos en Vena y Músicos en Acción, entre otras.

Giner cuenta que visitan las áreas hospitalarias que deciden la dirección médica o la gerencia del hospital, y las más habituales son Cuidados Intensivos, Oncología-Quimioterapia, Hemodiálisis y Salud Mental. Hasta allí llevan sus instrumentos, sus canciones y su metodología participativa. Los pacientes no se limitan a escuchar, sino que encargan sus canciones favoritas.

“Para que exista esa evasión, ese ‘sacarles del hospital’ en sentido figurado, ellos tienen que participar. Tenemos unos carteles que se llaman Encarga tu canción y, en la siguiente visita, se la llevamos. Ese paciente termina cantando y pide más canciones con una sonrisa de oreja a oreja. Y también encargan y cantan los familiares y las enfermeras. El efecto es bestial porque transformamos una de las experiencias más negativas de la vida de una persona en algo positivo”, comenta.

La fundación no solo acude a la llamada de hospitales, también ofrece microconciertos en centros sociosanitarios, como residencias de ancianos, personas con discapacidad, Alzhéimer o Síndrome de Down. En los primeros años, las actividades se hacían con músicos voluntarios, pero con el tiempo comprobaron que era mejor que no hubiera tanta rotación y ahora lo hacen, fundamentalmente, con músicos profesionales, contratados por la fundación y a los que se da formación. “Los hospitales y las áreas a las que vamos son muy sensibles y prefieren tener una persona de confianza; es tal la cercanía con los pacientes y el personal, que termina convirtiéndose en uno más”.

Sobre las bondades de la música en los hospitales, Giner habla de beneficios coadyuvantes. “No estamos hablando de que tengas un cáncer y te vayas a curar. ¿Cómo te va a ayudar? Pues, a afrontar mejor la enfermedad, a tolerar mejor el tratamiento, los tiempo de espera… Esto no es nuevo, en la Antigua Grecia ya ‘recetaban’ determinada música para algunas enfermedades. Ahora, tenemos la evidencia científica de que el paciente tiene una recuperación más eficaz”.

Los pacientes y sus familiares son los principales beneficiarios, pero no los únicos. Según Giner, la música también tiene efectos positivos sobre el personal y actúa como un eficaz instrumento de integración y cohesión social en el ámbito sanitario.

1 de 2
<p>Músicos por la Salud ofrece microconciertos en hospitales ya que está demostrado que la música ayuda en la recuperación de los pacientes. Fotos: Músicos por la Salud.</p>

Músicos por la Salud ofrece microconciertos en hospitales ya que está demostrado que la música ayuda en la recuperación de los pacientes. Fotos: Músicos por la Salud.

2 de 2
<p>Músicos por la Salud ofrece microconciertos en hospitales ya que está demostrado que la música ayuda en la recuperación de los pacientes. Fotos: Músicos por la Salud.</p>

Músicos por la Salud ofrece microconciertos en hospitales ya que está demostrado que la música ayuda en la recuperación de los pacientes. Fotos: Músicos por la Salud.

Los beneficios de las artes en la salud física y mental fueron reconocidos en 2019 por el informe Arts&Health Evidence Network de la Organización Mundial de la Salud (OMS), a raíz del cual países de nuestro entorno han puesto en marcha estrategias para que las artes formen parte del ámbito sociosanitario. La OMS recoge más de 900 estudios científicos sobre la materia. En España, se acaba de dar un paso para aunar música y salud. El Congreso de los Diputados, a instancias de Músicos por la Salud, realizaba recientemente una declaración institucional comprometiéndose a dar un impulso a estas prácticas y considerando el desarrollo de políticas que mejoren la colaboración entre la música y el sector de la salud.

Se trata de un primer paso importante, según Giner, pero “no puede quedar ahí. El siguiente peldaño sería crear un marco para regular esta actividad como una profesión, como sucede en otros países europeos o en EE. UU.”, señala.

Un ‘traje’ a medida del paciente

La musicoterapia llegó a España a mediados de los setenta. Los primeros musicoterapeutas se formaron en EE. UU., Francia o el Reino Unido, pero, en la actualidad, ya hay una decena de universidades españolas que ofrecen el título en forma de postgrado.

David Gamella se formó en la Autónoma de Madrid y es uno de los mayores expertos en musicoterapia de nuestro país, además de director académico del máster que imparte la UNIR (Universidad Internacional de la Rioja) sobre esta materia. Esta actividad va más allá que los microconciertos en centros sanitarios. Tienen en común que utilizan la música como herramienta para ayudar a los demás, pero la musicoterapia es más especializada y abarca un ámbito más amplio, que incluye también el educativo.

“Nosotros no nos limitamos a hacer intervenciones musicales en hospitales, sino que hacemos un proceso terapéutico específico para cada paciente. Elaboramos un ‘traje musical’ a medida de la persona y podemos controlar su reacción”, precisa Gamella.

Como experto que ha trabajado en áreas hospitalarias -formó parte, entre otros, de un proyecto de musicoterapia en la UCI del Hospital La Paz- tiene muy claros los efectos positivos de la música en directo sobre los enfermos: “Con nuestras terapias podemos cambiar, por ejemplo, en apenas unos minutos, la saturación de oxígeno, la frecuencia cardiaca o la respiratoria. Y, eso nos los dicen las máquinas a las que están conectados los pacientes. Hacemos un abordaje personalizado y nuestro cometido es lograr un mejor estado anímico”, explica, al tiempo que señala que no es lo mismo trabajar para un niño con un trastorno autista, que para un anciano con una demencia, ya que se emplean métodos y tonalidades musicales distintas”.

Gamella señala que uno de los beneficios más claros de la música con fines terapéuticos sobre la salud es que reduce los niveles de cortisol en sangre. El cortisol es uno de los marcadores que revelan si una persona tiene estrés.

Este experto opina que las profesiones que están vinculadas con las artes terapéuticas deberían estar reguladas en España, donde “hay un vacío legal muy grande”. Cuenta que Centroeuropa y EE. UU. son el espejo en el que se miran los musicoterapeutas españoles, especialmente este último país, donde esta figura está contemplada como un sanitario más.

La pandemia no silencia la música

La pandemia del covid-19 se cebó especialmente con los hospitales y terminó, temporalmente, con las intervenciones musicales en directo en los centros sanitarios, pero no silenció a los músicos.

“En los hospitales nos decían que en esa época tan oscura nos necesitaban más que nunca”, comenta Giner, así que la fundación puso en marcha el proyecto #lacanciónmásimportante. Durante los meses de pandemia, intérpretes tan conocidos como Pablo Alborán, Amaral, Dani Martín, Rozalén o Álex Ubago, entre otros, cantaban y tocaban su música de manera online desde su casa.

<p>Durante la pandemia, siguió sonando la música en los hospitales. En la foto, el personal sanitario de Ifema escucha un microconcierto online. </p>

Durante la pandemia, siguió sonando la música en los hospitales. En la foto, el personal sanitario de Ifema escucha un microconcierto online.

Katia Márquez trabaja desde hace cuatro años en Músicos por la Salud. Con su guitarra, acude prácticamente cada día a hospitales hasta donde lleva sus canciones, con las que consigue enmascarar algunos sonidos típicos de estos lugares, como los pitidos de los monitores, cuenta.

Su repertorio es muy variado. “Nuestros conciertos son totalmente personalizados. Me piden mucho temas de canción de autor, sobre todo a Sabina y a Pablo Milanés. Los mayores prefieren los boleros de Antonio Machín o coplas, y que no falte Manolo Escobar. Los niños pueden pedirme desde Pin pon es un muñeco o Susanita, hasta cualquier canción de Disney, o de Aitana y Sebastián Yatra; es un público bastante exigente con las peticiones”.

Recuerda con cariño a una señora en cuidados paliativos: “Había sido maestra de música, le gustaba el Concierto de Aranjuez y yo no sabía tocarlo en instrumental, pero me sabía una versión cantada y decidí probar. La paciente no hablaba mucho, se le notaba su tristeza, tal vez por la cercanía a la muerte o tal vez por añoranza, nunca lo sabré. Lo que no podré olvidar jamás es lo que me dijo cuando terminé la canción. Fue una frase que pronunció muy despacio, en tres momentos consecutivos, pero con un pequeño silencio de pausa entre frase y frase: ‘Estaba esperando’- me dijo-; yo continué callada porque ella me miraba con mucha emoción; ‘esperando que pasara algo’ -continuó-; ‘que pasara algo bueno, algo bueno como este momento. Muchas gracias’. Luego, sonrió. No tengo palabras para describir lo que sentí”.

Katia está convencida de que la música transforma vidas, instantes y lugares. “Ojalá que algún día podamos invadir cada rincón hospitalario con melodías que nos recuerden que somos seres humanos musicales y que vale la pena incorporar la música a los hospitales y centros sociosanitarios. Estoy segura de que puedo definir con una palabra qué es lo que cambiaría si se incluyera la música en estos sitios; lo cambiaría TODO”.

Comentarios