El tercer sector se prepara para su transformación digital

En breve, el Gobierno pondrá en marcha un plan de ayudas para las entidades de este ámbito, y son muchas las que podrían beneficiarse ya que, según la Plataforma del Tercer Sector, el 92% de estas organizaciones no tiene una estrategia digital definida.

Las organizaciones del tercer sector de nuestro país están esperando como agua de mayo la llegada de una convocatoria de subvenciones específicas que el Gobierno tenía previsto lanzar en septiembre. Coordinadas por el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, estas ayudas van a focalizarse en financiar la transformación digital de las entidades de este sector, que en estos momentos es muy baja.

Según datos de la Plataforma del Tercer Sector (PTS), solo el 8% de las entidades sociales tiene una estrategia digital definida, y el 83,8% asegura que si no la han puesto en marcha aún es por falta de recursos económicos. Por eso, desde PTS se está reclamando la llegada de este plan de ayudas que aún no tiene una dotación económica definida.

Aunque, según explicaba José Miguel Machimbarrena, subdirector general del Tercer Sector y Voluntariado del ministerio implicado, en el pasado Congreso del Tercer Sector, serán unas subvenciones “sin precedentes” con cargo al componente 22 del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que “no se repetirán en mucho tiempo”. De esta manera, recomendó a los interesados presentar proyectos capaces de generar una dinámica constante y mantener la innovación a lo largo del tiempo.

A pesar de no haberse publicado aún, Machimbarrena adelantó algunos de los requisitos que serán necesarios para obtenerlas: a la convocatoria podrán presentarse entidades estatales dedicadas a la acción social o agrupaciones de varias organizaciones sin personalidad jurídica específica cuya unión esté debidamente justificada.

Además, recordó que aquellas entidades que quieran optar a estas ayudas han de demostrar que cumplen con la reserva de empleo para personas con discapacidad que exige la ley.

Solo se podrá presentar un proyecto por entidad y no se deberá solicitar una financiación superior al doble de los ingresos de la entidad del año anterior. Una vez seleccionado el proyecto, se concederá el 100% de los fondos requeridos, siempre y cuando la organización sea capaz de responder a las exigencias burocráticas y a los requisitos de control solicitados desde el ministerio.


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El plan debe ir más allá de comprar nuevos equipos informáticos o licencias de software: ha de tratar de forma transversal cuestiones relativas a la ciberseguridad y a la accesibilidad universal, al uso ético de la información y a la sostenibilidad medioambiental.

“Ha de dar respuesta a necesidades detectadas de forma previa y demostrar que puede ofrecer una solución real a esas necesidades”, puntualizó Machimbarrena.

En concreto tendrá que servir para mejorar la prestación de servicios, e incidir en dos de los siguientes ejes: la transformación de los flujos internos de trabajo (recursos humanos, presupuesto, contabilidad, etc.), y la capacitación y formación de profesionales, usuarios y voluntarios, así como en sus procesos de transparencia, marketing y captación de socios.

También se tendrán en cuenta: la cantidad de personas beneficiadas, su transferibilidad y la posibilidad de uso por parte de los servicios sociales públicos.

Solo el 8% de las entidades del tercer sector tiene una estrategia digital definida, y el 83,8% asegura que si no la han puesto en marcha aún es por falta de recursos económicos.

El diseño de un plan estratégico

A lo largo del último año se han celebrado varias jornadas dedicadas a la digitalización en este ámbito, como las organizadas por la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español (EAPN) y por la Fundación Telefónica. Y también han surgido diferentes guías e informes que pueden ayudar a muchas de las potenciales beneficiarias a diseñar las estrategias necesarias para poder optar a una de estas ayudas.

Un ejemplo es el Libro Blanco de la Transformación Digital del Tercer Sector, publicado por la Fundación Telefónica la pasada primavera. Y más antiguas, pero con ideas similares son las guías Cómo transformar tu fundación y no morir en el intento, de la Asociación Española de Fundaciones (AEF) y la Fundación Altran para la Innovación (ahora Fundación Capgemini), y el Barómetro del Tercer Sector, elaborado por la Fundación Botín y por IsDigital Foundation.

De todo este conglomerado hemos extraído algunos de puntos que se deben tener en cuenta a la hora de elaborar un plan estratégico de transformación digital:

  • Diferenciar entre ‘digitalización’ y ‘transformación digital’: el primer concepto tiene como fin utilizar herramientas concretar o incluir una nueva tecnología en el entramado de una organización, como puede ser la creación o renovación de una página web. La transformación digital va más allá, buscando un enfoque estratégico a largo plazo que conecte de forma transversal a todos los actores y ámbitos de la organización con la tecnología y, con ello, impulsar un cambio cultural que posibilite el máximo impacto, acorde con su misión social.
  • Mayor profesionalización: algunos de los retos más notables que surgen entre las entidades del tercer sector que no son capaces de alcanzar esa transformación digital se engloban en el ámbito de los aspectos organizacionales. Y muchos de ellos están relacionados con la falta de profesionalización y la escasez de las competencias necesarias para poder atender temas administrativos: captación de fondos, medición de indicadores, estrategias de posicionamiento, etc.
  • Formación, talento y resistencia al cambio: otro de los frenos detectados está en la falta de conocimientos, de talento y en la resistencia al cambio (normalmente en los mandos superiores e intermedios) que tienden a darse en el seno de cualquier organización y que podría solucionarse con planes de formación y de búsqueda de nuevos profesionales especializados. Planes en los que conviene incluir información sobre los beneficios y ventajas que puede aportar la transformación digital a la entidad para intentar impulsar un cambio cultural que se mantenga en el tiempo.
  • Atención a la ciberseguridad: el desconocimiento y la falta de inversión en ciberseguridad sigue siendo una asignatura pendiente en el tercer sector. Se debe ir más allá de la protección de datos, un punto en el que sí se ha avanzado notablemente, y trabajar con análisis de datos en entornos seguros y fiables, siempre apoyados en principios éticos y transparentes.
  • Rediseñar procesos tradicionales y utilizar herramientas digitales que los agilicen, tanto para la administración, la captación de nuevos socios como para el reconocimiento de marca, comunicación con los clientes, tráfico en web, redes sociales, mediciones y analíticas, etc.
  • Aprovechar oportunidades y abrir nuevos campos de impacto social como, por ejemplo, facilitar el acceso a tecnologías digitales o la formación a aquellos que no estén familiarizados con su uso. Hay que tener en cuenta que un 40% de la población extranjera atendida en entidades sociales no tiene acceso a un ordenador, y que un 42% de la población europea no tienen competencias digitales básicas, según el documento de la Fundación Telefónica.
<p>Gráfico: TechSoup Goba. Elementos que se deben tener en cuenta en un plan estratégico de digitalización ('Libro Blanco de la Transformación Digital del Tercer Sector'; Fundación Telefónica). </p>

Gráfico: TechSoup Goba. Elementos que se deben tener en cuenta en un plan estratégico de digitalización ('Libro Blanco de la Transformación Digital del Tercer Sector'; Fundación Telefónica).

Ejemplos para reflexionar

Además de las recomendaciones, las guías y jornadas mencionadas ponen sobre la mesa algunos ejemplos reales de los beneficios que aporta abordar un plan de transformación digital. Uno de ellos está protagonizado por SEO BirdLife y Ecoembes, que desarrollaron en conjunto una plataforma online de las campañas Libera 1m2.

A través de esta, entidades y colectivos de voluntariado pueden gestionar su colaboración contra la ‘basuraleza’, creando puntos de recogida, uniéndose a puntos ya creados o accediendo a los materiales para colaborar en la difusión de las campañas. Se han organizado más de 350 puntos de recogida. En la última edición se lograron caracterizar más de 75.000 objetos y se retiraron hasta 6,4 toneladas de basura.

Otro de los ejemplos expuestos es el de Save the Children en Reino Unido. A través de la mejora de su capacidad de almacenamiento y análisis de datos, ha conseguido reactivar a socios, identificando con precisión qué audiencias inactivas tienen más probabilidades de convertirse nuevamente en colaboradores, brindándoles contenidos de interés sin necesidad de enviar correos electrónicos. De esta manera, consiguieron reactivar a más de 36.000 simpatizantes a través del hashtag #SaveWithStories.

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