La soledad no deseada en la vejez necesita de soluciones innovadoras
El aumento de la esperanza de vida, los nuevos modos de convivencia, una organización diferente del uso del tiempo y los cambios en los modelos de familia y de la sociedad nos ofrecen una realidad cada vez más compleja, de la cual emergen situaciones como la soledad no deseada.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el ritmo de envejecimiento de la población del planeta es mucho más rápido que en el pasado. En 2020, el número de personas de 60 años o más superó al de niños menores de cinco años y se calcula que entre 2015 y 2050, el porcentaje de los habitantes del planeta mayores de 60 años casi se duplicará, pasando del 12% al 22%.
En España, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), se espera que en 2035 la esperanza de vida al nacimiento alcanzará los 83,2 años en los hombres y los 87,7 en las mujeres, lo que supone una ganancia respecto a los valores actuales de 3,2 y de 2,3 años respectivamente.
Ese envejecimiento trae consigo también un aumento de la soledad no deseada en el colectivo de personas de más edad y mayores problemas de salud derivados del aislamiento.
Estudios recientes, como el de la Academia Nacional de Ciencias, Ingeniería y Medicina (Nasem) de Estados Unidos, han descubierto que el aislamiento social aumenta significativamente el riesgo de muerte prematura de una persona por todas las causas, un riesgo que puede rivalizar con los del tabaquismo, la obesidad y la inactividad física.
La soledad también está asociada con un aumento del riesgo de demencia, y las malas relaciones sociales derivadas del aislamiento social o la soledad están vinculadas también con un aumento del riesgo de padecer enfermedades cardíacas o de sufrir un accidente cerebrovascular.
Dicho estudio también señala que la soledad está relacionada con mayores tasas de depresión, ansiedad y suicidio.
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La soledad no deseada: una problemática con muchas caras
Por soledad no deseada se entiende el sentimiento subjetivo y mantenido en el tiempo que surge cuando una persona siente que no puede compartir sus vivencias con alguien más o que no puede acudir a nadie cuando se encuentra en una situación en la que está en riesgo su vida, seguridad o bienestar.
Se trata de una problemática social poliédrica, en la que intervienen diversos factores condicionantes y que provoca situaciones de vulnerabilidad en las personas afectadas.
Aunque la soledad puede ser también fuente de autoconocimiento personal y facilitar el disfrute de arte, la naturaleza, etc., es en general un fenómeno con consecuencias negativas cuando, como sucede habitualmente, no es algo ni buscado ni deseado.
Entre los factores condicionantes del sentimiento de soledad están: la persona (personalidad, estado de salud, educación, ingresos, género…), el entorno físico (barreras arquitectónicas dentro y fuera del domicilio, accesibilidad…), la red social (funcionalidad social, vínculos, relaciones, jubilación, viudedad…), o la cultura y sociedad (políticas sociales, sociedad, modulación de la soledad recursos, apego, comunidad…).
Por lo que respecta a los colectivos que pueden sufrir esa soledad no deseada son muy variados. Así, se puede dar en víctimas de violencia de género, personas con discapacidad, en paro, sin hogar, reclusas o exreclusas, con enfermedades crónicas, en infancia y jóvenes con escasa red de relaciones igualitarias, o en familias monoparentales o adultos que viven solos.
Es entre estos últimos, concretamente sobre los de mayor edad, en los que la soledad no deseada incide especialmente y les hace vulnerables debido a la involución de procesos vitales, vividos a través de las pérdidas de su red social, capacidades físicas y/o mentales, así como el acceso a espacios o recursos para los que se precisan medios o habilidades digitales que implican la pérdida de su independencia y autonomía.
Por otro lado, las estrategias que las personas mayores aplican para abordar y gestionar la soledad minimizando sus consecuencias más negativas pueden ser muy variadas.
Fuente: 'La soledad en las personas mayores: prevalencia, características y estrategias de afrontamiento', del Observatorio Social de la Fundación ”la Caixa”.
Según el estudio La soledad en las personas mayores: prevalencia, características y estrategias de afrontamiento del Observatorio Social de la Fundación ”la Caixa”, las estrategias más frecuentes son:
- Estilo proactivo: agrupa las estrategias mediante las que las personas tratan de afrontar los sentimientos de soledad dando una respuesta activa, tomando la iniciativa para hacerles frente. La persona pone en marcha estrategias como cambiar sus pensamientos y emociones, aumentar la actividad fuera del hogar, buscar el contacto social, participar en proyectos…
- Estilo pasivo: hace referencia a estrategias que no tratan de cambiar la situación que genera sentimientos de soledad. La persona percibe esas situaciones como poco modificables y opta por aceptarlas tal como son y por resignarse ante la presencia de la soledad, o asumir que es algo propio de la vejez.
- Visión positiva: las personas con una visión positiva de la soledad suelen ser, por lo general, individuos que se sienten bien estando solos, que realizan actividades solitarias que les son gratificantes (leer, escribir, escuchar música, pasear…); es decir, aprovechan las oportunidades que brinda la soledad. Así, la persona que aplica estas estrategias intenta disfrutar la soledad o invertir su tiempo en actividades satisfactorias que no impliquen la compañía de otros.
Aunque las estrategias proactivas y la visión positiva de la soledad dominan como medidas para abordar estos sentimientos de soledad, en los casos más graves la resignación y la aceptación pasiva son muy frecuentes.
La pandemia y su efecto en la soledad
El impacto de la pandemia de la COVID-19 y las medidas de confinamiento aplicadas para frenar su propagación han acentuado situaciones de aislamiento, durante largos periodos de tiempo, generando entre la población un incremento de sentimientos de soledad, angustia, miedo, bajo estado de ánimo, etc.
Además, la pandemia también ha contribuido a agudizar y causar un mayor impacto en la salud y el bienestar emocional de aquellas personas que ya se encontraban previamente en una situación de soledad.
Según una encuesta en línea realizada durante el confinamiento y dirigida a personas que participan en el programa de Personas Mayores de la Fundación ”la Caixa”, la prevalencia de la soledad se situaba en el 54%.
Se trata de una cifra al alza en comparación con la prevalencia detectada en la encuesta que se realizó en el marco del Programa Siempre Acompañados en 2018, que estimaba en un 40% la soledad emocional y en un 29% la soledad social en este colectivo.
Además, el último estudio revela que más del 34% de las personas encuestadas reconoce haber tenido pensamientos negativos durante la pandemia y haber sentido tristeza, ansiedad y desazón.
En cuanto al género, existen diferencias cualitativas entre hombres y mujeres. La soledad de los hombres de la muestra del estudio se caracteriza especialmente por un déficit relacional focalizado en la ausencia de relaciones de confianza (apoyo) y de cercanía emocional (falta de personas en las que confiar), así como en echar en falta a personas con las que relacionarse (conexiones sociales).
Por su parte, la soledad de las mujeres añade a los aspectos relacionales antes mencionados el sentimiento de vacío, como un matiz esencial de su soledad.
Participante del programa Siempre Acompañados con una trabajadora social de la Fundación ”la Caixa”. Foto: Fundación ”la Caixa”.
Fundación ”la Caixa” y su compromiso con los mayores
El Programa de Mayores de la Fundación ”la Caixa” tiene más de cien años de antigüedad y pretende seguir acompañando a las personas mayores a lo largo de su proceso de envejecimiento, contando con su compromiso y participación efectiva para mejorar su bienestar y contribuir al bien común.
El programa busca impulsar las capacidades de los más mayores desde el conocimiento de todo aquello que estas pueden aportar a nuestra sociedad y a la vez maximizar sus posibilidades de crecimiento personal, facilitando relaciones de apoyo para el desarrollo de una vida plena y comprometida con su comunidad y posibilitando vivir la vejez como una etapa de crecimiento y desarrollo personal.
Conscientes de que la vulnerabilidad de los más mayores se acrecienta en determinados momentos, se interviene en situaciones de soledad, empoderando a las personas, fomentando relaciones con el entorno más cercano, construyendo arquitectura comunitaria y sensibilizando a la ciudadanía.
También, se actúa ante la fragilidad física desde la prevención e intervención al reducir el riesgo de pérdida funcional y se generan redes informales de apoyo.
Así, el Programa de Mayores ofrece un servicio de formación con una oferta de talleres presenciales y una amplia gama de propuestas formativas on-line que se pueden realizar en cualquier momento y en cualquier lugar.
Los temas de los talleres presenciales se encuadran en el fomento del desarrollo personal, el mantenimiento y mejora de la salud física y prevención de la fragilidad, la mejora de las competencias digitales, las tertulias literarias y cinefórum, y la participación social y comunitaria. Por su parte, los talleres virtuales ofrecen consejos sobre ejercicio físico, salud y competencias digitales.
Fundación ”la Caixa” también pone a disposición de los más mayores su red de centros de personas mayores y los Espacios Fundación ”la Caixa”, para impulsar el papel activo de los mayores y estimular su participación en la sociedad.
Fundación ”la Caixa” pone a disposición su red de centros de personas mayores y los Espacios Fundación ”la Caixa”. Foto: Fundación ”la Caixa”.
Luchar contra la soledad no deseada en la vejez
Con el objetivo de combatir los efectos de la soledad que padecen muchas personas mayores, nació en 2013 el programa Siempre Acompañados de la Fundación ”la Caixa” en colaboración con distintas entidades y administraciones locales.
Mediante este programa se actúa sobre las situaciones de soledad y se impulsan las relaciones de apoyo y bienestar entre las personas mayores, haciéndolas sentirse parte de una sociedad que se compromete con ellas.
Para Javier Yanguas, director científico del Programa de Personas Mayores de la Fundación ”La Caixa”, “Siempre Acompañados se distingue de otros programas de acompañamiento existentes en el empoderamiento que se da a las personas beneficiarias para que aprendan a gestionar su soledad”.
El programa utiliza una metodología de intervención completa e innovadora, y más allá de ese empoderamiento, prosigue Yanguas, “intervenimos en tres niveles: con la persona a de manera individual, generando arquitectura comunitaria, y sensibilizando a la ciudadanía. Trabajamos las variables mediadoras de la soledad, como los estilos de vida, y las variables moduladoras, que son aquellas como el afrontamiento o el tener un sentido en la vida, que hacen que las personas que saben que están empoderadas para ello puedan hacer frente a la soledad”.
El primer paso dentro de esta metodología lo debe dar siempre la persona interesada o alguien de su entorno para ponerse en contacto con los técnicos del programa. Tras una entrevista personal, un equipo de psicólogos y otros profesionales realizan una valoración y proponen un plan de trabajo personalizado que, de manera general, contemplará un plan de visitas, la creación de una red de apoyo y relaciones de confianza para el interesado, una propuesta concreta de actividades y un seguimiento continuo.
En cuanto a cobertura geográfica, el Programa Siempre Acompañados se desarrolla de la mano de los ayuntamientos y entidades en ciudades de España (Palma, Girona, Granada, Jerez, Logroño, Lleida, Málaga, Murcia, Pamplona, Sabadell, Santa Coloma de Gramenet, Tàrrega, Terrassa y Tortosa) y Portugal (Oporto y Lisboa).
Durante este año, el Programa Siempre Acompañados ha atendido a alrededor de mil personas, gracias a la implicación de más de 330 voluntarios y de 430 entidades, organizadas en redes comunitarias.
En cuanto al número de beneficiarios, Yanguas señala que aún supone un reto el captar a personas en situación de soledad. En sus propias palabras, “la soledad no nos gusta, nos sentimos culpables de estar solos y pensamos que algo habrá hecho una persona para sentirse así. Y para nada: la soledad es propia de la condición humana y es normal sentirnos solos”.
Por lo que respecta a la construcción de alianzas y colaboraciones, la Fundación ”la Caixa”, junto con otras siete fundaciones, empresas y entidades, presentó a finales del año pasado la iniciativa Transformando el futuro para combatir la soledad no deseada en un plan piloto en España.
Esta alianza pretende diseñar e implementar de forma colaborativa con actores privados de áreas tan dispares como el ámbito tecnológico, empresarial, social, de la gestión de agua o de las telecomunicaciones distintas estrategias, acciones, soluciones y para abordar la problemática de la soledad no deseada y el aislamiento social utilizando la tecnología al servicio de las personas para fortalecer el modelo de intervención y la protección social.
El Maratón contra la soledad para la sensibilización
Con motivo del Día Internacional de las Personas Mayores, la Fundación ”la Caixa” puso en marcha en septiembre y octubre una acción en las 14 ciudades españolas en las que despliega el programa Siempre Acompañados con el fin de sensibilizar sobre el fenómeno de la soledad y la importancia de las relaciones sociales.
Con el lema “una palabra para cambiarlo todo”, dicha acción parte de la necesidad de tomar conciencia sobre el sentimiento de soledad no deseada.
A través de charlas con reconocidos expertos en campos como la filosofía, la psicología, la geriatría, la bioética o los procesos comunitarios, que se realizaron en los sofás instalados en distintas plazas y calles, la ciudadanía pudo acercarse a la soledad desde diferentes enfoques como, por ejemplo: el edadismo y los estereotipos sobre la vejez; las relaciones afectivas, las emociones, el bienestar y el sentido de la vida; la fragilidad física y social; el aislamiento durante la pandemia; el sentimiento de pertenencia, o el papel de las redes comunitarias en la soledad.
En esas charlas también participaron personas como Elvira, residente en Santa Coloma de Gramenet, de 79 años, que explicó su experiencia personal en el Maratón celebrado en esa población, tras ser beneficiaria del programa desde hace dos años y medio.
Elvira entró en el Programa Siempre Acompañados por iniciativa propia ya que se sentía sola y señala que “mucha gente tenemos familia e hijos, pero ellos tienen sus trabajos y sus cosas. Desde que estoy en el programa hago muchas actividades, estoy muy contenta y conozco a muchas compañeras. Dar y recibir un abrazo de verdad te cambia la vida”.
La COVID-19 ha afectado mucho a las personas más mayores. Elvira explica que “la pandemia te deja muy marcada, pero me he recuperado muchísimo, tengo mucha más confianza en mí misma que tenía perdida y he reencontrado ese ánimo de quedar con otras personas. Salí del bache del que pensaba que no saldría. En definitiva, tengo más esperanza, alegría y me encuentro mucho mejor”.
Por último, destaca que “fue muy emocionante participar en la Maratón contra la soledad para dar a conocer mi experiencia y animar a otras personas mayores a unirse” y que “hacen falta más iniciativas así ya que hay mucha gente sola que necesita salir de esa dinámica”.
Además de ser un punto de encuentro y visibilización, este tipo de acciones tienen el propósito de detectar a nuevas personas en situación de soledad y reivindicar la labor de las entidades que trabajan para abordar este fenómeno en los territorios.